La revolución siria que estalló en marzo de 2011 formaba parte de la ola revolucionaria más amplia que se extendió a través de todo el mundo árabe. La Corriente Marxista Internacional apoyó esta revolución sin reservas, a pesar de sus deficiencias. Desde entonces, sin embargo, debido a la falta de una dirección revolucionaria, lo que era una expresión genuina de las masas, ha sido secuestrado por elementos reaccionarios que mantienen una agenda muy diferente.