La crisis del capitalismo español ha exacerbado los viejos demonios irresueltos en siglos, como la “cuestión nacional”; es decir, el problema de los derechos democráticos pendientes de las llamadas “nacionalidades históricas” (Cataluña, País Vasco y Galicia), incluido el derecho a la autodeterminación. Esto último significa reconocer a los pueblos catalán, vasco y gallego su derecho a decidir en un referéndum democrático si desean permanecer dentro del Estado español o declararse naciones independientes, y respetar su voluntad.