Oriente Medio

En las últimas semanas, la ofensiva de Hayat-Tahrir al-Sham (HTS) respaldada por Turquía ha logrado derrocar al régimen de Assad. En los medios de comunicación occidentales esto ha sido generalmente celebrado. Sin embargo, algo de lo que no se ha informado es del simultáneo avance turco en una parte de la Administración Autónoma Democrática de la Región Norte y Este de Siria (AANES) kurda, más comúnmente conocida como Rojava.

El régimen sirio se ha derrumbado. Bashar al-Assad ha huido del país. Su ejército se ha desarmado y su gobierno ha capitulado. Las cárceles han sido invadidas y miles de personas han sido liberadas. Mientras tanto, miles de sirios se han echado a la calle para celebrarlo. 

[Este artículo fue publicado el viernes 7 de diciembre antes de la caída final del régimen de Assad, pero su análisis sigue siendo correcto en lo fundamental. Hemos publicado una actualización.]

En otro acontecimiento repentino y brusco, muy característico del periodo de la historia que estamos viviendo, una ofensiva por sorpresa de militantes islamistas sirios está provocando el rápido desmoronamiento de Siria. Las guerras de Israel contra Gaza y Líbano, apoyadas por Occidente, han roto el frágil equilibrio de Oriente Próximo y han tirado de un hilo que ha empezado a desenredar el tejido de la región.

Desde el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 contra el sur de Israel, la lógica de la situación en Oriente Medio ha ido avanzando en la dirección de una escalada de la guerra más allá de Gaza. Todos los intentos de frenar este proceso han seguido el mismo curso. Los estadounidenses declaran en primer lugar que no quieren una escalada. Pero cada vez Netanyahu hace algo para empujar hacia la ampliación de la guerra, porque sabe que EEUU siempre caerá del lado de Israel.

Oriente Medio se desliza, inexorablemente al parecer, hacia una guerra regional. ¿A los intereses de quién beneficiaría una guerra así? En un debate que tuvimos en el Secretariado Internacional de la Internacional Comunista Revolucionaria, nos hicimos esta pregunta.

Un año después del ataque del 7 de octubre de Hamás contra el sur de Israel, la guerra subsiguiente ha provocado un desastre humanitario sin comparación para los palestinos que viven en la Franja de Gaza. Ahora Líbano se enfrenta a un escenario similar. Netanyahu advirtió a Hezbolá de que Israel podría «convertir Beirut y el sur de Líbano... en Gaza».

Nubes de tormenta se ciernen sobre Oriente Medio mientras Israel, respaldado por las potencias imperialistas occidentales, empuja a la región cada vez más cerca de una devastadora guerra regional total, poniendo de relieve una vez más la disyuntiva que tiene ante sí la humanidad: o el socialismo o la barbarie.

En las primeras horas del 1 de octubre, el ejército israelí cruzó la frontera del Líbano e inició una invasión terrestre del país, tras dos semanas de intensos ataques aéreos. Se trata de una guerra totalmente reaccionaria, respaldada y financiada por el imperialismo estadounidense y occidental, que amenaza con sumir a todo Oriente Próximo en una guerra abierta, que podría durar años y dejar tras de sí un sufrimiento atroz.

Tras masivos ataques aéreos contra el distrito Dahiyeh de Beirut, el ejército israelí consiguió asesinar al líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, junto con otros altos mandos de la organización. Al parecer, el jefe del frente sur de Hezbolá, Ali Karaki, también murió en el ataque. Netanyahu ordenó el ataque personalmente y es evidente que está provocando tanto a Hezbolá como a su principal patrocinador, Irán, para que entren en guerra total con Israel. Este peligro está ahora más cerca que nunca.

El lunes 23 de septiembre, primer día de la campaña de bombardeos de Israel, los ataques aéreos alcanzaron más de 1.600 objetivos en el interior de Líbano, matando . alrededor de 500 personas e hiriendo a más de 1.600, mientras que decenas de miles más huyeron de las zonas del sur del país. La guerra no declarada de Israel contra Hezbolá ha comenzado.

La recuperación de los cadáveres de seis rehenes, retenidos por Hamás en Gaza, por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) durante el fin de semana ha provocado una explosión de ira, dirigida contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Cientos de miles de personas salieron a las calles el domingo 1 de septiembre en manifestaciones masivas en todo Israel. El país quedó paralizado por una huelga general convocada por la Histadrut (Organización General de Trabajadores de Israel) la mañana del lunes 2 de septiembre. Los manifestantes culparon a Netanyahu por la muerte de los rehenes, dado su flagrante y constante sabotaje de las negociaciones con Hamás. Se trata de una

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El asesinato del principal dirigente y negociador en jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, mientras se encontraba en Teherán, forma parte de un cínico intento del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de provocar una escalada del conflicto en Oriente Medio con el único objetivo de mantenerse en el poder. Para ello cuenta con la complicidad del imperialismo occidental, que le permite mantenerse en el cargo, como su principal aliado fiable en la región.