Lo que demuestra la experiencia histórica de Chile, Nicaragua y Cuba, es que mientras no se acaben con los enemigos de clase dentro del país, estos no cesarán hasta ver aplastada la revolución, ya sea que para esto lleven a cabo un golpe de estado, instaurando un gobierno fascista como en Chile, o que por el contrario, a través de la guerra económica y el sabotaje de la economía, unido a la guerra civil impulsada por el imperialismo, logren derrotar al gobierno por la vía electoral, como sucedió en Nicaragua. Mientras que por el contrario, en el caso de Cuba, el gobierno revolucionario expropió todas las propiedades del imperialismo yankee, así como de sus lacayos, la revolución se ha
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