Analisis

La crisis del capitalismo tiene muchas expresiones: nuevas guerras y conflictos interimperialistas, destrucción del medio ambiente, creciente abismo entre ricos y pobres, declive de la ciencia y la cultura, etc. Un síntoma especialmente llamativo del fracaso del capitalismo es su incapacidad para satisfacer la necesidad humana básica de una vivienda adecuada, incluso en los países más ricos.

Dos semanas después de ser azotado por el huracán Helene -la tormenta más fuerte que ha tocado tierra en la región del Big Bend de Florida en 150 años-, el sureste de EE.UU. fue azotado por una «tormenta monstruosa» mucho peor, el huracán Milton. Se trata de la última de una serie de catástrofes humanitarias en toda la región, que han causado una destrucción sin precedentes.

Las declaraciones expresadas por el gobierno nacional en la noche del 2 de octubre como “Comunicado Oficial” demuestran lo obstinada que es la gestión de Milei que no se amilana ante enormes expresiones de masas a lo ancho y largo del país. Incluso amanecimos con la noticia cantada de que se resolvió, mediante decreto, bloquear la ampliación de los recursos económicos para las casas de altos estudios.

El 5 de noviembre se celebrarán las elecciones generales en Puerto Rico. Y como ocurre cada cuatro años, el pueblo acudirá a votar para elegir a los funcionarios que habrán de administrar el gobierno. Pero, a diferencia de anteriores eventos, estas elecciones nos ofrecen una oportunidad histórica. Por primera vez en más de 50 años el tradicional bipartidismo capitalista-colonial que ha dominado el escenario político en nuestro país se encuentra en peligro de quebrar. ¿Qué posición asumir ante esta coyuntura? ¿Qué posición debe asumir la clase obrera para mejor adelantar sus intereses de clase?  

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Un año después del ataque del 7 de octubre de Hamás contra el sur de Israel, la guerra subsiguiente ha provocado un desastre humanitario sin comparación para los palestinos que viven en la Franja de Gaza. Ahora Líbano se enfrenta a un escenario similar. Netanyahu advirtió a Hezbolá de que Israel podría «convertir Beirut y el sur de Líbano... en Gaza».

Nubes de tormenta se ciernen sobre Oriente Medio mientras Israel, respaldado por las potencias imperialistas occidentales, empuja a la región cada vez más cerca de una devastadora guerra regional total, poniendo de relieve una vez más la disyuntiva que tiene ante sí la humanidad: o el socialismo o la barbarie.

En las primeras horas del 1 de octubre, el ejército israelí cruzó la frontera del Líbano e inició una invasión terrestre del país, tras dos semanas de intensos ataques aéreos. Se trata de una guerra totalmente reaccionaria, respaldada y financiada por el imperialismo estadounidense y occidental, que amenaza con sumir a todo Oriente Próximo en una guerra abierta, que podría durar años y dejar tras de sí un sufrimiento atroz.

Tras masivos ataques aéreos contra el distrito Dahiyeh de Beirut, el ejército israelí consiguió asesinar al líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, junto con otros altos mandos de la organización. Al parecer, el jefe del frente sur de Hezbolá, Ali Karaki, también murió en el ataque. Netanyahu ordenó el ataque personalmente y es evidente que está provocando tanto a Hezbolá como a su principal patrocinador, Irán, para que entren en guerra total con Israel. Este peligro está ahora más cerca que nunca.

El lunes 23 de septiembre, primer día de la campaña de bombardeos de Israel, los ataques aéreos alcanzaron más de 1.600 objetivos en el interior de Líbano, matando . alrededor de 500 personas e hiriendo a más de 1.600, mientras que decenas de miles más huyeron de las zonas del sur del país. La guerra no declarada de Israel contra Hezbolá ha comenzado.

Hace dos años, el mundo fue testigo de acontecimientos extraordinarios en Sri Lanka. El 9 de julio de 2022, las masas esrilanquesas barrieron el pesado cordón policial que rodeaba el palacio presidencial como si fuera poco más que una telaraña. Para asombro del mundo, el presidente Gotabaya Rajapaksa tuvo que huir despavorido.

Un minuto después de la medianoche del 13 de septiembre, treinta y tres mil miembros de los distritos 751 y W24 de la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales (IAM) abandonaron sus puestos de trabajo e instalaron piquetes. Es la primera huelga desde 2008 en Boeing, el gigante aeroespacial que emplea a 66.000 trabajadores en todo el estado de Washington y a más de 171.000 en todo el país.

«¡Curiorífico, curiorífico! - exclamó Alicia (estaba tan sorprendida, que por un momento se le olvidó hablar correctamente)» - (Lewis Carol, Las aventuras de Alicia en el país de las Maravillas)

El viernes 13 de septiembre viví una experiencia de lo más peculiar. Estaba tan asombrado de lo que estaba presenciando (y también de lo que no estaba presenciando) que sentí deseos de pronunciar las célebres palabras de Alicia en el País de las Maravillas.