Michael Collins fue un nacionalista irlandés considerado por algunos como el creador de la Irlanda moderna. El 22 de agosto de 1922, hace ochenta y cinco años, fue asesinado en una emboscada durante la guerra civil irlandesa cuando tenía treinta y un años de edad.
Cuando tenía quince años, Collins abandonó su lugar de nacimiento en County Cork para trabajar en una oficina de correos de Londres. Mientras estuvo allí, entró en la Hermandad Republicana Irlandesa (IRB), una sociedad secreta revolucionaria dedicada a conseguir la independencia de Irlanda mediante la fuerza física. Regresó a Dublín en 1916 para participar en la heroica Insurrección de Pascua. Después de seis días, la insurrección fue derrotada y sus dirigentes, incluido el gran marxista irlandés James Connolly, fueron ejecutados por el ejército británico.
La mayoría de los rebeldes capturados que sobrevivieron fueron internados en Froncoch al norte de Gales. Allí Collins comenzó a demostrar su capacidad. Con la ayuda de sus colegas de la IRB organizó a los prisioneros. Después de la liberación de los prisioneros a finales de 1916, Collins regresó a Irlanda para gestionar un fondo de ayuda para las víctimas de la insurrección. Utilizó su posición para desarrollar la causa del republicanismo irlandés y comenzó a crear una red de inteligencia formidable.
La IRB tenía la política de utilizar a otras organizaciones nacionalistas menos radicales para avanzar en su causa. En el aspecto militar, la IRB reorganizó la dirección de los Voluntarios Irlandeses que habían participado en la insurrección. También destituyó al dirigente fundador del Sinn Fein, un partido político nacionalista pequeño burgués fundado en 1905, Arthur Griffith. El Sinn Fein no jugó ningún papel en la insurrección y el propio Griffith quería la independencia para Irlanda bajo una monarquía conjunta con Inglaterra y no una república. En noviembre de 1917, Eamon de Valera, fue elegido presidente tanto de los Voluntarios como del Sinn Fein. De Valera era uno de los supervivientes más veteranos de la insurrección y era visto por Collins y la IRB como un republicano más firme que Griffith. Collins fue elegido director de la organización de los Voluntarios y aproximadamente en aquella época se convirtió en el secretario de la IRB.
Durante 1917 y 1918, Collins, además de sus otras actividades, ayudó a organizar varias campañas electorales para el Sinn Fein en algunos distritos parlamentarios. La población irlandesa había apoyado al ejército británico al inicio de la Gran Guerra, pero ese ambiente comenzó a cambiar, en primer lugar, después de las brutales ejecuciones que siguieron a la Insurrección de Pascua (la propia insurrección no atrajo demasiado apoyo popular), la amenaza del servicio militar en Irlanda y el continuo fracaso del gobierno irlandés para implantar el Home Rule. Además, la oleada revolucionaria que recorrió Europa en esos años comenzó también a tener un efecto en Irlanda.
El Partido Laborista irlandés, fundado por James Connolly, podría haber estado en una posición inmejorable para aprovechar estos acontecimientos, pero su dirección no consiguió adoptar una posición de clase independiente. Permitieron que los nacionalistas burgueses y pequeño burgueses, incluido Collins, se convirtieran en los dirigentes de la lucha por la independencia irlandesa, ideas que iban en contra de lo que defendió Connolly.
Connolly siempre había insistido en la necesidad de luchar por la libertad irlandesa, al lado de los mejores nacionalistas, mientras que mantenía la independencia política de la clase obrera. Cuando Connolly murió no había ningún dirigente de su calibre, armado con la comprensión teórica del marxismo, que fuera capaz de sustituirle. Este fracaso de la dirección supuso que el Partido Laborista irlandés no presentara candidatos en las elecciones generales de diciembre de 1918 después de la Primera Guerra Mundial. En su lugar, renunciaron a favor del Sinn Fein que consiguió 73 de los 106 escaños por la plataforma de una República de toda Irlanda. Michael Collins fue elegido por Cork South.
Los parlamentarios del Sinn Fein se negaron a ocupar sus escaños en Westminster y organizaron un parlamento o Dail en Irlanda. Su primera reunión fue en enero de 1919 y reafirmó la declaración de la República Irlandesa adoptada originalmente al inicio de la Insurrección de Pascua. La única nación que reconoce la República Irlandesa fue la Rusia soviética. En abril, después de que Collins personalmente arreglara su fuga de la prisión de Lincoln, Eamon de Valera fue elegido presidente del Dail. Éste nombró un gabinete que incluía a Michael Collins como ministro de economía. Durante esta época, las reuniones del Dail y del gabinete se opusieron a las autoridades británicas que intentaron arrestar a los participantes. A pesar de estas condiciones, Collins organizó un préstamo nacional de 500.000 libras para financiar al gobierno, principalmente la operación de los Voluntarios Irlandeses que aproximadamente en esta época comenzó a conocerse como el Ejército Republicano Irlandés o IRA. Llegaron contribuciones del interior y del exterior. El éxito del préstamo nacional llamó la atención de Lenin que pidió al gobierno soviético que organizara un préstamo similar.
Collins quería desbaratar la operación del gobierno británico en Irlanda por todos los medios posibles. Se convirtió en el director de inteligencia del IRA en 1919 y aproximadamente en la misma época también en presidente de la IRB. El IRA quería atacar la propiedad del gobierno británico, se dedicó a asaltos para conseguir armas y fondos, asesinaron a destacados miembros de la administración británica. La operación de los tribunales británicos fue desbaratada y rápidamente perdió legitimidad a los ojos de la población irlandesa. Los impuestos tampoco se recogían.
Las tácticas elaboradas por Michael Collins y otros en el IRA, basadas en parte en las utilizadas por los Boers en Sudáfrica, dicen que son los primeros ejemplos adecuados de guerra de guerrillas. Más tarde fueron estudiadas por Mao Zedong y otros en el mundo colonial después de la Segunda Guerra Mundial. Collins en ese momento se convirtió en el hombre más buscado de Irlanda. Aún así, viajaba bastante abiertamente por los alrededores de Dublín de una reunión en otra, trabajando en oficinas en la ciudad y las autoridades británicas no pudieron apresarle.
La clase dominante británica respondió imponiendo la ley marcial y con una represión brutal. En 1920, frente al inminente colapso de su fuerza policial desmoralizada en Irlanda, reclutaron a soldados británicos desmovilizados de la Primera Guerra Mundial en una nueva fuerza paramilitar conocidas como los Auxiliares y los Black and Tans (los negros y quemados). Estas unidades paramilitares cometieron las peores atrocidades durante la guerra de independencia irlandesa. Tenían como costumbre el pillaje y quemaban ciudades y pueblos. Los británicos, temerosos de una revolución social, también querían jugar su carta Orange y dividieron Irlanda con la Ley de Gobierno de Irlanda de 1920, de este modo cedía el control del nordeste del país, el Ulster, un pequeño estado sectario reaccionario, a los orangistas.
Durante los dos años siguientes, en el Ulster se llevaron a cabo pogromos violentos contra los católicos y después se institucionalizó la discriminación. La guerra se intensificó y el 21 de noviembre de 1920, el Domingo Sangriento, Collins ordenó el asesinato de dieciocho agentes de la inteligencia británica. Los Auxiliares respondieron ese mismo día conduciendo vehículos acorazados en Croke Park (Dublín) donde se celebraba un partido de fútbol, los Auxiliares dispararon a la multitud y a los jugadores, murieron 14 personas y cientos resultaron heridas.
El 11 de julio de 1921 se declaró una tregua y un grupo de la República Irlandesa, encabezado por Griffith y Collins, fue a Londres a negociar con el gobierno británico. El resultado fue el Tratado Anglo-Irlandés en diciembre de 1921. El tratado daba una forma de independencia a Irlanda, pero el nuevo estado permanecería bajo el dominio del imperio británico, los ministros y funcionarios elegidos debían jurar lealtad a la corona británica. El tratado también aceptaba la partición de Irlanda y daba otras concesiones a Gran Bretaña.
Collins, tomando una actitud "práctica", quería persuadir a sus colegas para que aceptaran el tratado, él consideraba que se trataba de un "trampolín" hacia una república irlandesa unida, no como un acuerdo final. No creía que el IRA podía reiniciar la guerra contra los británicos si se rechazaba el tratado. Pero si se aceptaba, una vez retiradas las fuerzas y autoridades británicas, el gobierno irlandés podía entonces hacer inventario y estudiar de nuevo la situación. Sin embargo, Collins no tenía una respuesta real a la partición de facto que ya existía. Durante el último año de su vida, intentó utilizar el IRA en el Ulster para defender a los católicos frente a los pogromos y socavar al gobierno sectario de Irlanda del Norte, pero con escaso éxito.
En el momento de su muerte, su política del "norte" era criticada por otros miembros del gabinete y la actividad del IRA en el norte acabó poco después. A pesar de los intentos de Collins, nunca podría haber resuelto este problema. Era un nacionalista pequeño burgués, ni siquiera era un socialista y menos aún un marxista. La cuestión nacional en Irlanda no se podía solucionar simplemente sobre la base de que la burguesía irlandesa tomara el poder, algo que ya había ocurrido en 1919-1922.
Sólo la política de Connolly, que defendía la toma del poder por la clase obrera para formar una república obrera irlandesa, uniendo tanto a católicos como a protestantes, podía conseguir esto. Esta idea era correcta en 1922 y lo sigue siendo hoy. La brillante concepción de Connolly en esencia era la teoría de la revolución permanente de Trotsky. Sin embargo, el camino tomado por los nacionalistas junto con el fracaso de la dirección del Partido Laborista irlandés en los años posteriores a la insurrección, a pesar del heroísmo del pueblo irlandés, excluían esta solución. En realidad, el tratado era una traición a su heroísmo.
El tratado dividió el movimiento republicano. La mayoría de la IRB, influenciada por Collins, apoyó el tratado y fue más que suficiente para garantizar que el Dail, por un margen estrecho, votase a favor del tratado el 7 de enero de 1922. Se calcula que la base del IRA estaba en contra del tratado en una proporción de 2 a 1, los trabajadores más activos y pequeños campesinos habían luchado en el IRA por una sociedad mejor, pero todos tenían claro que el tratado no traería esta nueva sociedad. De Valera se opuso al tratado, aparentemente por razones oportunistas, y se retiró del gabinete dejando a Collins el control efectivo del gobierno, debido también a la enfermedad de Griffith. Collins intentó llegar a un acuerdo entre las fuerzas favorables y contrarias al tratado para evitar una guerra civil, pero fracasó.
La administración británica y las tropas se retiraron, las elecciones generales del 18 de junio de 1922 dieron la mayoría a los partidos favorables al tratado. Las fuerzas contrarias al tratado mantuvieron el nombre de IRA y ocuparon cuatro edificios del gobierno en Dublín durante dos meses. Collins sufría la presión del resto de su gabinete y de los británicos, que consideraban la ocupación como una violación del tratado, para que acabara con el IRA. Una vez pasadas las elecciones, Collins, ahora comandante en jefe del Ejército Nacional (formado por las fueras partidarias del tratado) se volvieron contra el IRA, utilizaron las armas y munición suministrada por los británicos para asaltar los cuatro edificios. Estalló la guerra civil, con una lucha feroz entre el sur y el oeste del país, sin embargo, el Ejército Nacional pronto capturó las principales ciudades. En agosto, Michael Collins realizaba una gira militar en su County Cork natal cuando cayó asesinado en una emboscada del IRA.
Después de la muerte de Collins la guerra civil se volvió más sangrienta. El gobierno irlandés, que representaba a la burguesía irlandesa, reprimió brutalmente a sus oponentes del IRA, especialmente a aquellos que defendían una solución socialista a los problemas de Irlanda. La guerra civil terminó el 24 de mayo de 1923, cuanto el IRA se rindió, aunque no reconocen la rendición.
Michael Collins fue un joven abnegado con un talento para la organización y una gran energía. Era conocida su habilidad para los detalles y su capacidad de comunicación. Su tragedia política, como de otros bienintencionados, incluso heroicos, nacionalistas burgueses y pequeño burgueses en la época imperialista, fue intentar lo imposible: conseguir una independencia nacional que mereciese la pena, en el caso de Irlanda la unión de católicos y protestantes, sin liberarse de los grilletes del capitalismo. Debemos saludar la lucha contra la ocupación imperialista británica, pero también aprender de sus errores.