El 6 y 7 de diciembre los compañeros de Lucha de Clases celebramos en Vitoria-Gasteiz una escuela marxista a la que asistieron 39 personas, más de la mitad procedentes de Álava. El resto lo formaban compañeros de Barcelona, Valencia, Castellón, Madrid, Navarra, Málaga y Mallorca.
Hubo una buena mezcla de compañeros jóvenes y trabajadores de edad avanzada, sindicalistas, incluyendo delegados y activistas de Michelin, F.C.C., Celsa Atlantic, Comercial Alberdi (Renault), Aernnova (construcción de aviones), Aratubo, Aena (Aeropuerto de Valencia), etc.
El estado de ánimo de la reunión fue muy entusiasta de principio a fin, lo que refleja una creciente sed de ideas marxistas y la creciente radicalización de la lucha de clases en el Estado español, como ya se expresó recientemente en la pasada huelga general del 14 de noviembre.
La escuela comenzó con una discusión sobre la crisis del capitalismo y las perspectivas para Europa y España. La introducción estuvo a cargo del compañero Alan Woods, editor de marxist.com y principal teórico de la Corriente Marxista Internacional.
Con lujo de detalles, hechos y estadísticas, Alan explicó que la crisis actual no es cíclica sino sistémica: "Esta es la crisis más profunda y más grave en 200 años", dijo. "Hemos vuelto a la situación descrita por Trotsky en 1938: una crisis orgánica del capitalismo".
Pasó a examinar la crisis en Europa, que tiene su expresión más seria en Grecia, pero que está afectando a todos y cada uno de los países de la UE: "España está sólo a un paso por detrás de Grecia, e Italia uno detrás de España," agregó.
Refiriéndose a la crisis en España, Alan destacó la reactivación de la clase obrera, subrayando la importancia sintomática del movimiento de los mineros, que dijo representaba un regreso a las verdaderas tradiciones revolucionarias del pasado. Predijo un futuro turbulento en el que los trabajadores y los jóvenes volverían a descubrir estas tradiciones.
Refiriéndose al papel de los reformistas y los dirigentes sindicales, los calificó como la fuerza más conservadora de la sociedad. Dijo también que estos líderes se presentan como grandes realistas, cuando en realidad son el peor tipo de utópicos. Reflejan el pasado del movimiento, no el presente ni el futuro.
Finalmente, Alan hizo hincapié en la necesidad de construir una fuerte tendencia marxista con raíces en las organizaciones de masas de la clase obrera. Hizo un llamamiento a cada camarada para construir la Corriente Marxista Internacional y Lucha de Clases. Sus palabras fueron recibidas con cálidos aplausos.
Tras la introducción, siguió una animada sesión de preguntas y contribuciones. Un joven delegado de Aratubo declaró que el principal problema se encuentra en que los líderes sindicales no tienen contacto con sus afiliados y que los sueldos que cobran los colocan en una posición privilegiada que les hace imposible representar realmente a los trabajadores.
En su respuesta, Alan dijo que los dirigentes sindicales deben estar dispuestos a aceptar un salario no superior a la máxima categoría de los trabajadores que representan: "los sindicatos no fueron construidos por oportunistas buscando empleos bien remunerados, sino por miles de simples trabajadores dispuestos a sacrificar sus puestos de trabajo, su libertad, sus familias, e incluso, sus vidas. "Estas son las personas que mejor pueden representar a la clase trabajadora”, dijo.
Siguiendo su análisis, en el próximo período, las organizaciones de masas – sindicatos y partidos políticos – serán barridas de arriba a abajo: "en el pasado era posible obtener concesiones fácilmente a través de la negociación. Cada intento por defender las condiciones de vida y el empleo exige ahora una dura lucha. Los líderes sindicales se verán obligados a tomar la iniciativa, o bien, serán reemplazados por otros que estén dispuestos a luchar.
"Debemos desarrollar una verdadera corriente marxista que pueda encabezar la lucha para transformar las organizaciones de masas en órganos reales de lucha, mientras al mismo tiempo se lucha por una política socialista real que pueda cambiar la sociedad".
La segunda sesión, "El marxismo y la cuestión nacional", también fue presentada por Alan Woods. Comenzó con un repaso histórico acerca de la cuestión nacional y el marxismo, mencionando la polémica entre Marx y Proudhon. Éste negaba la existencia de la cuestión nacional. Marx difería, al mismo tiempo que creía que la cuestión nacional siempre está subordinada a la cuestión laboral. Es decir, nuestra actitud ante la cuestión nacional se determina en cada caso según los intereses generales de la clase obrera y la lucha de clases.
Abordó la cuestión nacional hoy, especialmente, en Cataluña y el País Vasco (Euskadi). Señaló que el reformismo siempre prepara el terreno para la reacción. El Gobierno de Zapatero, mediante la realización de una política de recortes, preparó el camino para la victoria de la derecha (el PP). En Euskadi y Cataluña, los gobiernos de coalición liderados por el PSOE, los cuales también llevaron a cabo recortes, prepararon el camino para la victoria de los nacionalistas burgueses del PNV y CIU.
Ambas partes (PNV y CIU) representan los intereses de la burguesía. La burguesía catalana es particularmente reaccionaria y codiciosa. No quiere la independencia pero utiliza la cuestión nacional como mesa de negociaciones para agarrar más concesiones de Madrid.
El Gobierno de CIU de Artur Mas llevó a cabo una feroz política de recortes y tenía excelentes relaciones con el PP de Madrid y Cataluña, en el que se basó para la aprobación de los presupuestos de austeridad. Pero estas políticas produjeron una pérdida de apoyo electoral, por lo que Mas decidió jugar la carta nacionalista en un intento por recuperar el apoyo.
"Artur Mas es un político burgués particularmente estúpido," dijo Alan. "No necesitaba llamar a elecciones anticipadas, ya que le quedaban otros dos años. Pensó que obtendría una mayoría absoluta, especialmente después de la manifestación de la Diada (día nacional de Cataluña, el 11 de septiembre).
"Pero sus cálculos fueron erróneos. CIU bajó de 62 diputados a 50 en el Parlamento catalán; el principal partido independentista ERC, ha ganado terreno a sus expensas".
Alan señaló que la lucha de clases siempre tiende a cortar la división del movimiento obrero producidas a través de las divisiones nacionales. Enfatizó que la huelga general del 14 de noviembre fue apoyada masivamente por los trabajadores en todo el Estado español, incluyendo Cataluña. También tuvo un efecto en las elecciones catalanas, reflejadas en una fuerte caída en la votación de CIU.
"Ahora es un lío. CIU necesita el apoyo de ERC, que se opone formalmente a los recortes y exige un referéndum sobre la independencia. El ala derecha de CiU, Unió, está teniendo dudas sobre la independencia y quiere 'reconstruir puentes con el PP'."
Es completamente falso sostener que, en una Cataluña independiente, los trabajadores estarían mejor que ahora.
En cuanto a Euskadi, Alan señaló que los dirigentes de los sindicatos vascos (ELA y LAB) una vez más habían boicoteado la huelga general del 14 de noviembre. Esto fue doblemente irónico ya que esta huelga iba a ser un asunto de toda Europa. Esta acción ha causado serias divisiones en ELA y LAB y también en las organizaciones políticas de los nacionalistas vascos radicales.
Alan fue mordaz con la izquierda abertzale. Dijo que era un escándalo que estos llamados izquierdistas se negaran a manifestarse junto con la UGT y CCOO pero estén dispuestos a marchar detrás de las banderas de los nacionalistas burgueses.
Enfatizó que el crecimiento del movimiento nacionalista radical Bildu fue el resultado del fracaso total de la izquierda para ofrecer una seria política socialista. Predijo que en el futuro estas organizaciones nacionalistas sufrirán divisiones de derecha e izquierda, así como divisiones abiertas entre aquellos que quieran un trato con la burguesía del PNV y los grupos de trabajadores y jóvenes entre sus filas que aspiran al socialismo. Debemos tener una actitud paciente y amistosa con esta base, manteniendo una crítica implacable del nacionalismo burgués y pequeño burgués.
Alan también habló sobre el crecimiento de las tendencias reaccionarias del ejército español, donde ha habido rumores sobre una amenaza a la unidad de España e incluso advertencias sobre el envío del ejército a Cataluña:
"Todo esto es el resultado de la traición de los dirigentes del PSOE y PCE en la llamada "transición democrática", que fue un fraude gigantesco. Dejó intacto el viejo aparato del Estado, incluso aceptando la monarquía. La Iglesia mantuvo todos sus viejos privilegios. El ejército y la Guardia Civil nunca fueron depurados. Nadie fue castigado por los crímenes de la dictadura de Franco. Ahora están reviviendo los viejos demonios."
La perspectiva que ofreció Alan fue la intensificación de la lucha de clases y una fuerte división entre la derecha y la izquierda que brindará numerosas oportunidades a la tendencia marxista: "las tradiciones revolucionarias de los trabajadores de estas tierras no están muertas. (...) Viven en la clase trabajadora y se pondrán de manifiesto muy rápidamente”, dijo.
El tercer punto de la agenda fue dedicado a la Transición, tema introducido al día siguiente por Pepe Blanes, quien analizó detallada y gráficamente los acontecimientos revolucionarios que precedieron y siguieron a la muerte de Franco y la crisis final de la dictadura:
"Fue un gran privilegio vivir en ese momento y participar en aquellos grandes acontecimientos; muy pocos de nosotros en esta sala tuvimos dicho privilegio y aún mayor es el de estar presentes en un nuevo periodo como el de ahora", dijo.
Pepe explicó el protagonismo de la clase obrera en todos aquellos sucesos. Señaló que el desarrollo de la industria en la década de 1960 y 1970 consiguió consolidar a la clase trabajadora, ínfima en la década de 1930 comparada con la masa de campesinos, pero convertida en mayoría decisiva tras la década de 1970.
Fueron las huelgas masivas en Pamplona, Madrid, Barcelona y Vitoria las que socavaron la dictadura y la sumieron en la crisis, dijo. Los trabajadores podrían haber tomado el poder, pero fueron frenados por sus dirigentes, especialmente los del Partido Comunista, entre los que destaca Santiago Carrillo.
A espaldas de los trabajadores, los dirigentes del PCE y PSOE formaron las llamadas “Junta Democrática” y ”Plataforma democrática”.
Hicieron un pacto con sectores de la dictadura encabezada por Adolfo Suárez. "Recordemos que Suárez fue Secretario General de Movimiento Nacional – la organización fascista del régimen," dijo. "En la Junta democrática había gente como Gil Robles, líder de la organización fascista CEDA en la década de 1930. Carrillo incluso invitó a Don Juan de Borbón, padre del rey Juan Carlos, a unirse a él, pero éste se negó".
Un punto de inflexión fue la huelga general en Vitoria el 3 de marzo de 1976, cuando la policía asesinó a cinco trabajadores e hirió al menos a un centenar. Hubo una reacción espontánea de los trabajadores en toda España, con huelgas, huelgas generales y manifestaciones. Pero los líderes del Partido Comunista pidieron calma y pusieron el freno.
Otro momento clave fue el 23 de enero de 1977, cuando pistoleros fascistas asesinaron a cinco abogados laboralistas en Madrid. La furia que provocó en los trabajadores amenazó con la insurrección. Carrillo y los dirigentes del PCE nuevamente aplicaron los frenos. En la manifestación que siguió al asesinato, los dirigentes del PCE prohibieron el uso de pancartas, carteles o gritos de consignas. Los trabajadores, con un sentido de la disciplina y tragando su rabia, marcharon en silencio.
El resultado de todas estas maniobras fue un aborto, la llamada Transición democrática. La clase obrera sigue pagando el precio de esa traición.
Hubo un debate muy interesante en el que varios compañeros que participaron en aquellos sucesos relataron vívidos y conmovedores momentos de aquella experiencia. Mila Sanmartin describió el ambiente eléctrico entre los trabajadores que se vivió en las asambleas de masas durante los sucesos revolucionarios en Vitoria en 1976. Señaló que el movimiento fue liderado, no por el Partido Comunista, sino por los representantes de los trabajadores, las comisiones representativas: “eran realmente soviets", dijo, "en los días centrales de la movilización ellos decidían qué bares y comercios podían abrir".
Resumiendo el debate, Pepe Blanes destacó la importancia de estudiar estos eventos y aprender las lecciones: "a veces el nudo de la historia se rompe. Somos muy afortunados de vivir, una vez más, un momento histórico en el que el nudo vuelve a tensarse".
Vitoria, 08 de diciembre de 2012.