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Las elecciones confirman el giro a la izquierda que se está produciendo en Nicaragua tras 16 años de gobiernos conservadores. Esto va en la línea de lo que hemos visto en Venezuela, Bolivia, México (a pesar del fraude) y por toda América Latina.

Vivimos en una época de globalización capitalista y dominación imperialista, los jóvenes, trabajadores y oprimidos del planeta están sometidos a una ofensiva constante por parte de la clase dominante que trata de imponer políticas de privatizaciones, recortes de los servicios públicos y precarización en todos los países. En estas circunstancias el internacionalismo se convierte en un deber ineludible para cualquier organización genuinamente revolucionaria.

La tesis central de esto libro, desde el inicio hasta el final es: que la Revolución Bolivariana sólo puede triunfar si va más allá de los límites de la propiedad privada capitalista, expropiando a la oligarquía y transformándose en una revolución socialista. La revolución ha comenzado, pero no está acabada. El viejo aparato del Estado está aún en gran parte intacto y varias de las palancas decisivas de la economía (incluidos los bancos y la tierra) siguen en manos de la oligarquía venezolana.

La provocación orquestada por los gobiernos Fox-Calderón-Ulises Ruiz con policías de civil disparando como paramilitares y asesinando a 4 personas, entre ellas un maestro y un camarógrafo estadounidense y provocando varios heridos fue el disparo de salida que anunció la represión de masas.

Lula se ve obligado a apelar a su base social en la segunda vuelta para hacer frente a la ofensiva de la derecha.