100 años atrás en Rusia, en medio de lo que fue la primera gran carnicería humana del siglo XX –la Primera Guerra Mundial-, el pueblo ruso, el Partido Bolchevique y su dirección, especialmente Lenin y Trotsky, tomaron el poder y derrumbaron el imperio de los Zares. Si omitimos el breve periodo en que los trabajadores parisinos que gloriosamente se organizaron y tomaron el poder en los tres meses que duró la comuna de París, en 1871; se demostró, por la vía de los hechos, que la clase obrera era capaz, no solo de derribar la vieja oligarquía zarista sino hacer a un lado a la cobarde burguesía rusa y sus partidos y llegar de forma pacífica al poder.