En los últimos días estallaron de nuevo manifestaciones masivas en Irán. Millones salieron a las calles y llegan noticias de gente tomando el control de las calles, comisarías de policía ardiendo e, incluso, de policías que se niegan a disparar contra los manifestantes. Estos pueden ser los últimos días del odiado régimen de la República Islámica de Irán. Si estuviera presente una dirección revolucionaria, podrían contarse las horas de la República Islámica. Publicamos este artículo con una gran cantidad de informes de testigos sobre el terreno.
Hace un año habría sido imposible creer o incluso pensar en esta situación, pero en el momento de redactar este artículo se está erosionando el poder del régimen islámico iraní y el poder se desliza a las calles bajo la masiva presión de la población. La ecuación es simple: millones de personas están en las calles y no hay suficiente policía ni fuerzas militares para contenerlos.
El 26 y 27 de diciembre de este año coincidió con los días chiítas tradicionales de luto, Tasoa y Ashura. Los musulmanes chiítas tradicionalmente lloran en estos días para conmemorar al Imán Hossein, nieto del profeta Mahoma, quien fue asesinado en "Ashura". Sin embargo, como cualquier otra tradición religiosa ha sido generalmente considerada como un carnaval callejero por las masas. Este año, en medio de un movimiento revolucionario que comenzó hace seis meses y ha sacudido la sociedad iraní hasta los cimientos, la población decidió utilizarlo como un día de protesta. Por lo tanto desde hace algún tiempo ya se preveía que los días 26 y 27 de diciembre serían días de protestas masivas.
Sin embargo, se podría decir lo sucedido fue más masivo que las expectativas de la mayoría.
El 26 de diciembre cientos de miles se manifestaron en las ciudades de todo el país, pero el enfrentamiento real llegó el domingo 27 de diciembre. Ese día, como relata este artículo, millones de personas llenaron las calles en ciudades de todo Irán y se enfrentaron abiertamente a las fuerzas del régimen. No sólo eso. Muchas calles, especialmente en las zonas céntricas de Teherán, fueron ocupadas por la población y aún siguen bajo su control. La gente comenzó a ocupar comisarías de policía y de Basij (cuerpos parapoliciales) en diferentes ciudades de Irán, incendiaron algunas e intentaron en otras conseguir armas.
Otro acontecimiento muy importante se puede ver en algunos informes que hablan de varios efectivos policiales que se negaron a disparar contra la población, desoyendo así las órdenes de sus comandantes. Un informe de Jaras (Red del Movimiento de la Vía Verde), una de las fuentes de noticias más creíbles, decía:
"El corresponsal de Jaras informa de la intensificación de los enfrentamientos en Teherán y como la policía ha perdido el control de muchos barrios. Los comandantes militares han pedido a sus fuerzas en el centro de Teherán que disparen directamente para dispersar a los manifestantes. Pero los agentes se están negando a cumplir esa orden, provocando disputas entre los policías y los comandantes".
Un corresponsal de Jaras que presenció los enfrentamientos en la Plaza Enqelab dice lo siguiente: "Después de este enfrentamiento uno de los policías dijo: 'Nunca mataré a la gente de mi país', después fue abofeteado por su comandante que le amenazó con llevarle ante un tribunal militar" (Special Guard Forces Refuse to Shoot People).
Las protestas no se limitaron a Teherán, cientos de miles salieron a las calles en Kermanshah, Shiraz, Isfahán, Qom, Mashhad, Arak, Lahijan, Abad de Nayaf, Salmas, Naqade, Sadiyah Karim, etc.,
Pero, como en cualquier revolución, la atención se centra en Teherán, la capital iraní, que fue testigo de las batallas más feroces entre la población y las fuerzas represivas. Al menos 8 personas fueron asesinadas (incluido Seyed Ali Mousavi, sobrino de Mirhossein Mousavi, candidato presidencial reformista y cuya muerte tendrá consecuencias políticas). El régimen estaba tan aterrorizado que "evacuaron comisarías de policía y de los Basij [en Teherán] para impedir que la población pudiese tomar las armas. (Basij and Police Stations Evacuate to Prevent Guns Reaching People & Reports from Isfahan).
Revisemos rápidamente los hechos: la población no sólo está luchando contra las fuerzas represivas del régimen sino que además toma comisarías de policía y controla las calles; algunos policías y guardias se niegan a disparar contra la población; los manifestantes corea consignas como: "Este es el mes de sangre y Jamenei será derrocado" y "Jamenei debe saber que será derrocado pronto" ¡Es evidente que el poder se está trasladando a la calle!
¿A qué nos recuerda todo esto?
A una revolución, por supuesto. Y este es exactamente el estado de ánimo de la mayoría de los jóvenes y de la población iraní. Muchas figuras políticas, casi todas tienen acceso a los medios de comunicación de masas, pusieron todo de su parte durante estos últimos meses para convertir la idea de la revolución como algo "sucio", decían a la población que no debería ir hacia otra "revolución fracasada". Pero ahora la palabra revolución se usa más que nunca. Iraníes de todas las condiciones sociales, incluso aquellos que defendían una posición reformista respecto al régimen, ahora dicen: "Se avecina una revolución".
Esto demuestra la corrección de nuestras perspectivas cuando desde el principio afirmamos que estábamos en los inicios de una revolución.
¿Qué depara el futuro?
En el momento de escribir este artículo comienza el festival nocturno de Shaame Ghariban (durante la noche del Ashura) y se inician las protestas en todas partes. En algunas ciudades han declarado la ley marcial. Algunas zonas del centro de Teherán están bajo el control efectivo de la población. Ha habido intentos por parte de grupos de personas de ocupar el edificio de la televisión y radio nacionales. No está claro que puedan enviar de vuelta a casa a la población.
Si existiera alguna clase de dirección en el movimiento el régimen podría caer en cuestión de días. La ausencia de esa dirección puede retrasar el colapso del régimen pero en absoluto evitará su caída. El régimen tiene los días contados... literalmente.
El elemento ausente más importante en la situación es la ausencia del papel directo de la clase trabajadora. Si los trabajadores entraran en escena, con una huelga general que paralizara la sociedad, realmente eso supondría la pena de muerte del régimen islámico. Sin embargo, la falta de una dirección revolucionaria y la escasa organización de los trabajadores son la causa de que esta situación aún no se haya producido.
Los acontecimientos del 27 de diciembre demostraron una vez más, y más decisivamente que nunca, la erosión del poder del régimen y que caerá, uno u otro día, con este o ese método.
La caída del régimen, sin embargo, sólo será el inicio de un período de intensa lucha de clases en Irán. El deber de los marxistas iraníes sigue siendo crear un partido revolucionario independiente de la clase obrera que permita dirigir a los trabajadores hasta la victoria. ¡Aún quedan por delante batallas importantes!
Nota: La mayor parte de la información de los acontecimientos narrados en este artículo procede de Persian2English Blog, es una web dirigida por activistas de Toronto que también recibe ayuda de personas en Europa y en otras regiones. Estos activistas, el autor entre ellos, se han mantenido despiertos durante estos dos últimos días para recibir noticias de lo que sucede y traducirlas al inglés, intentado así romper el muro de censura levantado por el régimen iraní.
Fuente: El Militante