Los trabajadores públicos húngaros han decidido luchar y proteger sus salarios y condiciones laborales. Demostraron el ambiente combativo el pasado sábado cuando más de 10.000 se manifestaron por las calles de Budapest y amenazaron con una huelga el 12 de enero si el gobierno de Ferenc Gyurcsány elimina sus bonos anuales y mantiene el aumento salarial que pretende para 2009.
La mitad de Budapest permaneció cerrada debido a la manifestación de los trabajadores del sector público en defensa de sus salarios y condiciones laborales. Su recorrido incluía las proximidades de la mayoría de los ministerios y la Plaza de los Héroes, comenzó en distintos puntos y después convergieron a la 1 de la tarde en la Plaza Kossuth, frente al parlamento. El punto central de esta acción era demostrar su oposición a las medidas de austeridad del gobierno que es introducirán a final de año. Tradicionalmente, los funcionarios húngaros y empleados públicos reciben una "treceava paga mensuales", que en general supone un bono anual y también representa un aumento salarial regular, la cantidad normalmente se decide por estas fechas.
László Varga, presidente del comité de huelga de trabajadores públicos, dijo que cada uno de los sindicatos del sector público que representan a 700.000 trabajadores estaba representados en la manifestación. Todos rechazaron la pérdida de esta paga y exigieron un aumento salarial de por lo menos un 4 por ciento para el año 2009. Insistió en que si no había respuesta a sus reivindicaciones después de esta manifestación habrá una huelga en todo el país el próximo 12 de enero.
Parta de los funcionarios y otro personal público, en la manifestación había soldados, policías, bomberos, funcionarios de aduanas y de prisiones, que se manifestaron en columnas desde la Plaza de los Héroes hasta el parlamento. Otros puntos de manifestación incluía el Ministerio de Asuntos Locales, Ministerio de Educación y Cultura, Ministerio de Defensa, Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Justicia.
En la Plaza Kossuth se leyó el texto de la petición y se entregó en la oficina del primer ministro en el parlamento. Más tarde los representantes sindicales entregaron peticiones separadas a los diferentes ministerios.
La crisis financiera global ya ha afectado a Hungría y ha obligado al gobierno del Partido Socialista de Ferenc Gyurcsány a incrementar la deuda del país, lo que podría llevar al país a la bancarrota, ha tenido que recurrir al FMI, al Banco Mundial y a la UE para conseguir un plan de rescate. Se evitó la bancarrota, pero las condiciones adjuntas al préstamo de 25.000 millones de dólares ahora se dejan sentir en el país. Estos trabajadores públicos no fueron los primeros pero tampoco serán los últimos en no aceptar que los empresarios pongan el coste de la crisis capitalista sobre sus hombros.
Existe cierta confusión entre los trabajadores húngaros sobre los probables efectos de la crisis financiera en Hungría. La prensa informa de que mientras nadie confía en los bancos, los primeros síntomas del consumo navideño parecen ser buenos. "¡Están comprando televisiones de plasma en lugar de acciones!", aparecía en una página web. Quizá la psicología de las masas sea: "Pasemos unas buenas navidades antes de que el agua nos llegue al cuello". Pero tarde o temprano, todos los trabajadores comprenderán que Hungría no está aislada de la crisis mundial, se darán cuenta de que la única solución es la unidad entre los sectores público y privado para luchar juntos por sus reivindicaciones legítimas contra un gobierno pro-capitalista disfrazado de socialista.
El sábado pasado fue una advertencia. Más pronto de lo que se espera los trabajadores del sector público y privado se unirán para exigir empleo, vivienda, sanidad devente y unas condiciones civilizadas en los centros de trabajo, en lugar de las actuales medidas de austeridad.
Source: El Militante