A última hora del domingo 28 de junio, el Gobierno griego decidió introducir controles bancarios y de capital hasta el 7 de julio. Esto es en respuesta a las acciones provocadoras de las instituciones de la Troika, destinadas a sabotear el referéndum previsto en Grecia. La guerra se ha intensificado, a pesar de que algunos están presionando para que se alcance un acuerdo por temor a las consecuencias catastróficas de una suspensión de pagos griega para la economía mundial.
El sábado 27 de junio, el Parlamento griego aprobó la propuesta del primer ministro Alexi Tsipras de poner el último ultimátum de la Troika a votación en un referéndum que tendrá lugar el 5 de julio. Incluso en ese momento, el gobierno griego seguía esperando un cambio de actitud por parte de la Troika. El ministro de Finanzas Varoufakis declaró: "No hay ninguna razón por la que no podamos llegar a un acuerdo el martes. Si el acuerdo es aceptable recomendaremos un voto positivo". Incluso Tsipras mismo, en el curso del debate en el Parlamento explicó cómo su gobierno ve el referéndum como una táctica para conseguir una mejor oferta de la Troika:
"Muchos se preguntan: ¿qué pasa después de la referéndum? Con un "NO" claro, vamos a tener una posición negociadora mucho más fuerte"
Pero como hemos explicado antes, cualquiera que sea la estrategia del gobierno griego, tanto las masas como la Troika comprenden claramente de qué va el referéndum: más memorandos y austeridad o su rechazo; y a favor de la Troika y la aceptación de sus condiciones o el Grexit [la salida de Grecia del euro, NdT].
Provocaciones de la Troika ...
Las respuestas inmediatas de los diferentes portavoces de la Troika fueron extremadamente provocadoras y beligerantes. La sola idea de que el pueblo de Grecia pueda dar su opinión sobre una propuesta que impactará profundamente en su vida cotidiana es un anatema para los representantes del capital europeo e internacional.
El ministro de Finanzas griego Varoufakis describe la respuesta que tuvo en la reunión del Eurogrupo de ministros de Finanzas el mismo día: "La idea de que un gobierno consulte a su pueblo sobre una propuesta problemática planteada por las instituciones, fue tratada con incomprensión y, a menudo con desdén, rayana en el desprecio. Incluso me preguntaron: '¿Cómo espera que la gente común comprenda cuestiones tan complejas?’"
La reunión del Eurogrupo luego emitió un comunicado, al que se opuso Grecia, señalando que el programa de rescate expira el martes y que es el final del mismo. Ellos ni siquiera estuvieron dispuestos a conceder una extensión de unos días hasta después del referéndum para ver cuál sería la opinión del pueblo griego. La verdad es que no les importa. La clase capitalista no actúa sobre la base de las opiniones e intereses de la gente, sino sobre la base de la defensa de sus propios intereses de clase.
No satisfechos con eso, luego propusieron la continuación de la reunión con sólo 18 ministros presentes, expulsando al efecto a Grecia de la reunión, un hecho sin precedentes. Varoufakis pidió asesoramiento jurídico sobre si esto era posible, esta es la respuesta que recibió: "El Eurogrupo es un grupo informal. Por lo tanto, no está obligado por tratados o normas escritas. Aunque normalmente resuelve los temas por unanimidad, el presidente del Eurogrupo no está atado por reglas explícitas".
Esto es extraordinario, porque en tiempos normales, las instituciones burguesas tratan de cumplir con las formalidades democráticas y parecen ser justas y equilibradas (aunque siempre al servicio de los intereses de la clase capitalista en última instancia). Es en tiempos de crisis aguda cuando la máscara de la democracia formal se cae y se revela el carácter real de las instituciones burguesas.
Varoufakis por lo tanto, tiene razón cuando hace la pregunta: "¿Pueden la democracia y una unión monetaria coexistir? ¿O una cosa debe prevalecer sobre la otra? Esta es la pregunta fundamental que el Eurogrupo ha decidido responder mediante la colocación de la democracia en una canasta difícil de encestar". De hecho, la voluntad democrática del pueblo griego para poner fin a la austeridad y en defensa de los intereses básicos de los trabajadores está en directa contradicción con los objetivos de los capitalistas y los banqueros europeos. Varoufakis espera que esto sólo sea un fenómeno temporal, pero está seriamente engañado.
Una reunión del Banco Central Europeo decidió luego apretar los tornillos a Grecia, manteniendo el límite anterior del Fondo de Liquidez de Emergencia (ELA) para suministrar fondos a los bancos griegos. Esto es, en la práctica, un movimiento agresivo, como cualquiera puede entender ya que los retiros de depósitos aumentarían el lunes por la mañana después de la ruptura de las negociaciones. Al mantener la misma cantidad de asistencia de liquidez, el BCE estaba enviando un fuerte mensaje.
Además de todo esto, está la cuestión de la devolución al FMI de 1.600 millones de euros, que deben hacerse efectivos el martes y que Grecia no podrá pagar. Ni tampoco debería hacerlo, añadimos, ya que el BCE ha obtenido un beneficio de 1.600 millones con los bonos griegos, que se niega a entregar al país.
Todos estos fueron intentos hechos por parte de la Troika para adelantarse al referéndum y quizás incluso para impedir que se lleve a cabo ¿Qué sentido tiene votar una "oferta" (léase ultimátum), que ya no está sobre la mesa, y extender un programa de rescate que ya ha expirado?
Sumado a esto también hubo maniobras en el frente interno. Los líderes tanto de Nueva Democracia (derecha) como del PASOK (socialdemócratas) declararon que el referéndum propuesto se asemeja a un "golpe" y pidieron al presidente de la República que no firmara su convocatoria. Esto es particularmente escandaloso, ya que fueron precisamente ND y PASOK quienes llevaron a cabo un golpe de Estado constitucional hace cuatro años al imponer el gobierno no electo de Papademos cuando Papandreu quiso someter un acuerdo previo a referéndum.
Esto muestra cómo la Tendencia Comunista estaba en los correcto al criticar el nombramiento del derechista de Nueva Democracia, Pavlopoulos, como Presidente de la República a propuesta de Syriza. Al final, mientras Pavlopoulos se reunió con los líderes de Nueva Democracia y To Potami (otro grupo de derecha pro-Troika) el domingo, probablemente calcularon que aún no era el momento adecuado para utilizar la carta del Presidente de la República contra el gobierno. Sin embargo, la advertencia de la Tendencia Comunista es ahora más relevante que en el momento en que se emitió: "Nadie debe olvidar que, en circunstancias especiales, el Presidente de la República griega tiene facultades constitucionales para convocar elecciones, y por lo tanto colocar a un candidato de la derecha para que ostente este cargo durante los próximos cinco años es una opción política totalmente imprudente y peligrosa".
Bajo la presión de la derecha y de la gran burguesía, al menos un diputado de Syriza también ha roto filas y ha denunciado al gobierno por convocar el referéndum. Más gente del ala derecha de Syriza probablemente se unirá a él conforme las tensiones aumenten.
Los analistas de la banca JP Morgan, probablemente resumían la posición del gran capital cuando dijeron: "Esperamos que el referéndum vote a favor de aceptar la propuesta de los acreedores. Nuestra perspectiva es que Tsipras renuncie como primer ministro y se forme un gobierno de unidad que negocie un acuerdo con los acreedores." Aunque cuando dicen "esperamos" deberíamos quizás leer "deseamos".
... Y la respuesta del gobierno
La respuesta del gobierno fue imponer un cierre bancario que durará hasta el 7 de julio, durante el cual la gente sólo podrá retirar € 60 al día. Los controles de capital también evitarán la salida de dinero del país. Esta era la única respuesta posible a los movimientos provocadores de la Troika. Durante la duración del cierre bancario, el transporte público en Atenas será gratuito.
Al anunciar estas medidas, Tsipras hizo un llamamiento a la calma. Él criticó la decisión de la Troika de no conceder a Grecia una prórroga temporal del rescate: "Está claro que el objetivo de la decisión del Eurogrupo y del BCE es tratar de chantajear la voluntad del pueblo griego y obstaculizar los procesos democráticos, a saber, la celebración del referéndum. No tendrán éxito. Estas decisiones sólo servirán para lograr el resultado opuesto. Fortalecerán aún más la voluntad del pueblo griego de rechazar las propuestas de memorandos y ultimatums inaceptables de las instituciones".
Esto fue acompañado de una apelación para que las masas se movilizaran en la plaza Syntagma de Atenas este lunes 29 de junio. Esto es del todo correcto, ya que el referéndum será una batalla que no se puede ganar en las urnas solo sino, más bien, tiene que librarse a través de la movilización de masas en las calles.
¿Es un acuerdo todavía posible?
El 27 de junio también hubo una serie de movimientos en la dirección opuesta, tratando de conseguir una reapertura de las negociaciones. Incluso Christine Lagarde del FMI, publicó una declaración a favor de las conversaciones y de un alivio de la deuda. El presidente francés Hollande se expresó en términos similares. El presidente de EE.UU., Obama, llamó a Angela Merkel para decirle que "era de vital importancia hacer todo lo posible para volver a un camino que permita a Grecia reanudar las reformas y el crecimiento dentro de la zona euro".
Los Estados Unidos están claramente preocupados por el impacto de una suspensión de pagos desordenada de Grecia para la economía europea y, en general, para la economía mundial. Tienen razón para estar preocupados. A pesar de todo el debate sobre que la UE está ahora "aislada" del impacto de una suspensión de pagos de Grecia, la verdad es que la recuperación económica europea es extremadamente frágil y cualquier choque puede empujarla de nuevo a la recesión.
Esto es lo que podría, al final, empujar a la Troika a hacer una oferta sustancial en la reducción de la deuda. Esto no se puede descartar, ya que los riesgos son elevados. Pero no parece que sea el resultado más probable porque hay fuerzas poderosas también en dirección opuesta. Además, las muy fuertes razones que condujeron a la ruptura de las negociaciones, el 26 de enero, todavía permanecen.
Esta mañana, 29 de junio todas las declaraciones de los representantes de la Troika eran extremadamente duras y agresivas. El presidente de la Comisión Europea fue particularmente provocador. Acusó al gobierno griego de no decir la verdad a su propio pueblo. Mantuvo una cara seria cuando dijo que la Troika nunca había pedido recortes a las pensiones griegas. Esto es una mentira descarada. La troika exigió la retirada inmediata del EKAS (un pago suplementario para los pensionistas con ingresos más bajos), aunque, por supuesto, él diría, que esto no es un pago de pensiones.
No contento con haber insultado al gobierno griego diciendo que son mentirosos, no tuvo reparos luego en inmiscuirse en los asuntos de una nación soberana, llamando a todos los griegos a votar SÍ en el referéndum. Insistió en que el referéndum no era sobre el último ultimátum de la Troika, sino sobre permanecer o no como miembros de la Unión Europea, y cruelmente agregó que el pueblo griego "no debe suicidarse", después de que miles de griegos se han quitado la vida como consecuencia de los recortes impuestos por la Troika.
Para colmo de males, Juncker añadió que, de hecho, la troika se había mostrado dispuesta a ofrecer un alivio de la deuda ... ¡para ser discutido en el otoño!
Esto fue seguido por el vice-canciller alemán, Sigmar Gabriel, quien también dijo que la votación era sobre la pertenencia al euro, y agregó que "Tsipras había querido cambiar las reglas del euro política e ideológicamente", y que esto era "muy peligroso". Esta es una admisión de las verdaderas razones de la insistencia de la Troika en humillar al gobierno griego hasta el sometimiento, y que no hay en esto sólo razones económicas, sino también políticas. No pueden permitir la existencia de un gobierno que desafía los mandatos de austeridad ya que éste sería un "mal ejemplo" para otros países europeos.
Angela Merkel, dijo que, "nadie estaba tratando de interferir en el referéndum griego", sino que sólo estaban "señalando las consecuencias" del mismo. Ella se encargó de poner fin a los rumores de una nueva cumbre de emergencia el miércoles declarando que no había "ninguna razón" para una cumbre de este tipo, y que no había "ninguna base jurídica para un programa provisional para Grecia", después de la expiración del rescate el martes.
El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, habló en el mismo sentido "apelando" al pueblo griego a votar sí e incluso amenazando con ir a Atenas personalmente para defender sus razones.
Este es el lenguaje de la guerra, no de las concesiones. Tsipras tiene absolutamente razón cuando dice que todas estas provocaciones tendrán precisamente el efecto contrario, el de fortalecer la voluntad del pueblo griego para luchar contra el ultimátum.
El estado de ánimo del pueblo
Hay, por supuesto, un ambiente de incertidumbre en Grecia hoy, con los bancos cerrados, algunas colas en los cajeros automáticos, una campaña de los poderosos medios de comunicación capitalistas para crear el pánico, colas en las gasolineras y pánico de compra en algunos supermercados. La pregunta crucial es, sin embargo, a quién culpará la gente de esta situación. Las encuestas de opinión antes de la convocatoria del referéndum mostraron que una mayoría, correctamente, echaba la culpa a la Troika.
Ha habido un montón de cháchara sobre dos encuestas de opinión que supuestamente demuestran que la mayoría del pueblo griego está a favor de permanecer en el euro y, por tanto, votaría 'sí' en el referéndum. Esto es muy engañoso y no refleja el verdadero estado de ánimo. Estas encuestas se realizaron antes de que se convocara el referéndum, entre el 24 y 26 de junio. En ese momento parecía que el gobierno y la troika estaban cerca de firmar un acuerdo, y aunque la gente era consciente de que esto no era un acuerdo muy bueno, es comprensible que lo consideraran como la única opción y como "mejor que nada '.
Eso no tiene ninguna semejanza con el estado de ánimo después de que Tsipras anunciara la convocatoria del referéndum y denunciara a la Troika como chantajistas al explicar la naturaleza escandalosa de las propuestas que implicaban, una vez más, que los trabajadores pagaran la crisis.
Una joven griega entrevistada por el medio español "20 minutos" hoy, lo planteó de la siguiente manera: "Me siento como si estuviera entrando en una revolución, como que vamos a demostrar de lo que somos capaces de hacer”. Para Marilena, los ciudadanos no están enojados, sino "listos para una pelea". Dijo que apoya a Tsipras "porque tiene cojones" y "no aceptamos el chantaje". Ella no votó en enero, pero ahora siente que "nuestro futuro está en juego".
La convocatoria del referéndum ha roto el estancamiento de lo que parecía ser negociaciones interminables e incluso mayores concesiones por parte del gobierno a la Troika, seguidas por demandas aún más duras. Ahora los campos están claros y se están alineando para un choque. La moral de la tropa es muy importante en cualquier guerra y será decisivo también el domingo, 5 de julio.
El KKE y el referéndum
En este sentido, vale la pena comentar la posición adoptada por el Partido Comunista (KKE), que es de rechazar el referéndum como un falso dilema, pidiendo un voto nulo. El Partido Comunista de Grecia es una organización importante con muchos excelentes militantes obreros y juveniles, con una influencia significativa entre la clase obrera organizada. El viernes, 26 de junio fue capaz de convocar una gran manifestación contra el último acuerdo que se estaba negociando por la Troika y el gobierno. Sus argumentos en contra tanto del ultimátum como de las propuestas del gobierno a la Troika son completamente correctos. No hay nada que elegir entre los dos.
Sin embargo, en momentos en que el pueblo griego está dividido en dos bandos opuestos, uno de apoyo al ultimátum de la Troika y la continuación de la austeridad, y el otro oponiéndose a ello, la posición del KKE es mantenerse al margen de esta batalla, que considera falsa. Si bien es cierto que Tsipras considera este conflicto como una forma de conseguir una mano más fuerte en las negociaciones, la gente percibe que es una oportunidad para dar un golpe a la Troika. A fin de que los revolucionarios se ganen a las masas trabajadoras, deben ser capaces de relacionarse con este estado de ánimo y ayudar a la gente a sacar todas las conclusiones necesarias. Esta sería una política leninista genuina, como por ejemplo la aplicada contra el golpe de Kornilov en 1917 o como la defendida por Lenin en su folleto de "La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo". Lo contrario es la locura sectaria de las políticas del "tercer período" de la Internacional Comunista entre 1928 a 1933 que tuvo resultados desastrosos.
Si la dirección del KKE sigue con estas políticas hacia el referéndum, perderá otra gran parte de sus votantes y miembros, como fue el caso en su sectarismo en las dos elecciones parlamentarias de 2012, cuando el partido cayó del 8,5 al 5 % de los votos.
Lo que estamos diciendo no es que el KKE debe suspender su crítica a la dirección de Syriza y su idea utópica de que un acuerdo con la troika sea posible. Al contrario. Esa crítica es correcta y debe mantenerse (como la Tendencia Comunista de Syriza ha hecho consistentemente). Lo que la dirección del KKE debe decir a los cientos de miles de personas que se movilizarán en el transcurso de la semana para oponerse al ultimátum de la Troika es: "estamos con vosotros, vamos a luchar hombro con hombro contra la Troika, pero no tenemos confianza en la dirección de Syriza, incluso si ganamos el referéndum, con el fin de terminar con la austeridad se debe repudiar la deuda y romper con el capitalismo".
¿Qué camino seguir?
En su discurso televisado a la nación la noche del domingo, Tsipras llamó a la calma, así como anunciaba los controles de capital. Pero no basta con apelar a la calma frente al sabotaje de la Troika y sus aliados en Grecia, la clase capitalista griega. Las medidas defensivas tomadas por el gobierno son necesarias, pero no son suficientes. La gente necesita ser tranquilizada sobre el destino de sus ahorros, que sus salarios y pensiones se van a pagar y que hay un gobierno dispuesto a tomar las medidas necesarias para defender sus condiciones de vida.
Además del cierre bancario y de controles de capital, el gobierno debe declarar la expropiación inmediata de todos los bancos, como una forma de proteger los depósitos de los pequeños ahorradores. Pero los bancos están en bancarrota, en efecto. El gobierno también está en bancarrota. Incluso la última propuesta de un paquete de € 8 mil millones de ahorros y de aumento de los ingresos sólo garantizarían un superávit presupuestario primario del 1% (es decir, antes de pagar la deuda). La única manera de que el gobierno tenga la cantidad necesaria de dinero para pagar los salarios y las pensiones y mantener la funciones estatales básicas es apoderándose de los activos de los capitalistas.
La necesidad de poner los sectores clave de la economía como propiedad colectiva no es una demanda utópica, sino una necesidad concreta dictada por la situación.
Contrariamente a las ilusiones de algunos en la izquierda griega (los principales portavoces de la Plataforma de Izquierda de Syriza, incluidos), la salida del euro podría ser necesaria y quizás inevitable en esta etapa, pero no es una solución, ni un camino a seguir, sobre bases capitalistas. La restauración de una moneda griega sobre la base del capitalismo significaría inmediatamente una devaluación masiva, restricciones comerciales por parte de la UE, hiperinflación y una profundización espantosa de la recesión económica.
Sí, se podrían llegar a acuerdos con Rusia, China e incluso Venezuela. Estos, sin embargo estarían limitados en su alcance y también vienen con condiciones. Rusia y China ya están involucrados en algunos de los procesos de privatización y exigirían su continuación, lo que iría en contra del mandato del 25 de enero. La economía griega se ha vinculado a la de la UE y se vería gravemente dislocada por el Grexit.
El justificado temor de un colapso económico una vez que el país sea expulsado del euro será un factor importante en el referéndum. Sólo mediante la adopción de medidas decisivas para poner la economía bajo control estatal e iniciar una planificación y gestión democrática de la misma, podría el gobierno combatir tales temores.
Mediante la adopción de golpes decisivos contra el capitalismo (la expropiación de los activos de los capitalistas, el repudio unilateral de la deuda, la extensión del programa de emergencia de rescate social, etc.), Syriza sería capaz de consolidar y ampliar el estado de ánimo de desafío, así como despertar el apoyo entusiasta de los trabajadores de toda Europa que ya sienten una solidaridad instintiva con el pueblo griego enfrentado a las imposiciones de la Troika.