¡Es el momento de cambiar de rumbo!
Los resultados de las elecciones al parlamento escocés, del parlamento de galés y las municipales han supuesto un gran revés para el Partido Laborista de Tony Blair. Los blairistas están intentando suavizar las cosas diciendo que los resultados no son tan malos como se esperaba. Pero esto no puede ocultar la profunda impopularidad del gobierno tras diez años en el poder. Estos resultados electorales son una advertencia clara de que si siguen así las cosas, los tories pueden ganar las próximas elecciones.
Por supuesto, Tony Blair, que está a punto de abandonar su puesto para emprender una nueva carrera, tuvo la audacia de describir la debacle como “un buen trampolín” para el laborismo. Si las cosas continúan así, será un buen “trampolín” sobre un precipicio.
En estas elecciones, el apoyo laborista ha sido muy bajo porque millones se han quedado en su casa, profundamente desilusionados con diez años de blairismo. En Escocia, por primera vez en casi cincuenta años, el laborista fue derrotado por los nacionalistas escoceses que se han convertido en el principal partido. En Gales, el laborismo consigue su resultado más bajo en casi noventa años, mientras que en Inglaterra, el laborismo tiene el menor número de concejales desde los años setenta. En este último caso, donde votaron 4 millones, los tories consiguieron el 40 por ciento de los votos, el laborismo el 26 por ciento y los liberales el 24 por ciento. Este es el verdadero legado de la década de Blair, que fue una continuación de la misma política precapitalista desacreditada de Thatcher y Major. Este revés electoral es el producto de años de privatización por la puerta trasera, ataques a los niveles de vida, guerras imperialistas en el extranjero y bonanza para los ricos.
El Partido Laborista se fundó para representar los intereses de la clase obrera. Pero tras diez años de Nuevo Laborismo, los ricos son más ricos, mientras que 11 millones de personas viven en la pobreza. Según el Times Rich List:
“Los ricos en Gran Bretaña nunca lo han tenido tan bien… La riqueza combinada de los 1.000 más ricos ha subido de 59.000 millones de libras en un año, hasta alcanzar los 360.000 millones de libras. Esto supone un aumento de casi el 20 por ciento en 2006, uno de los mayor aumentos anuales de riqueza registrados desde que publicamos nuestra lista por primera vez en 1989.
“La década pasada de gobierno laborista con Tony Blair, ha demostrado ser una era dorada para los ricos, apenas vista en la historia moderna británica. Cuando la administración Blair llegó al poder en 1997, la riqueza de los 1.000 más ricos de Gran Bretaña era de 98.990 millones de libras. Los 261.000 millones de libras de aumento de la riqueza de los 1.000 más ricos, representa una subida del 263 por ciento en diez años”.
A pesar de la desilusión con el Nuevo Laborismo, las elecciones tampoco han supuesto una contundente victoria de los tories. Para muchos votantes de la clase obrera, éstos todavía están asociados a los años negros de Thatcher. Por eso los tories todavía no tienen concejales en zonas urbanas como Liverpool, Manchester o Newcastle. En Escocia también los tories tienen una mala representación, sólo han conseguido 4 escaños en Holyrood.
En Escocia, el aumento de los votos del SNP, que ha surgido como el partido más grande en el parlamento escocés, no se debe a un aumento del apoyo a la separación, sino a una protesta contra la política de derechas del Partido Laborista. Que el SNP sea capaz de formar o no un gobierno de coalición es algo que ya veremos. Los liberales han anunciado que no entrarán en una coalición con el SNP si éstos no abandonan su intención de convocar un referéndum sobre la independencia. Si consiguen unirse, los nacionalistas, a pesar de su retórica, también continuarán con su agenda pro-capitalista, reduciendo los impuestos a los empresarios y ofreciendo incentivos a las grandes empresas.
En Gales, el Plaid Cymru también ha subido a costa del laborismo. Los laboristas todavía son el partido más grande en la Asamblea de Gales, pero lo más probable es una nueva coalición. Sin embargo, sobre la base actual del capitalismo, no se resolverá nada. Sentará las bases para giros más importantes y sacudidas en el movimiento laborista galés.
Estas elecciones muestran enormemente la gran desilusión que existe en todo el país con el Partido Laborista. El partido ha perdido unos 500 concejales, ahora hay parlamentarios laboristas en el sur completamente aislados, sin concejales que les apoyen. Unos 90 ayuntamientos no tienen ni un solo concejal laborista y otros 19 ayuntamientos sólo tienen uno.
Estos resultados representan un nuevo clavo en el ataúd del blairismo y el proyecto del Nuevo Laborismo. El intento de coronar a Gordon Brown como líder laborista no recuperará el apoyo al laborismo. Todo lo contrario, según las encuestas, el laborismo iría a peor con Brown. Esto se debe a que Brown y Blair esencialmente son lo mismo. Ellos apoyan la política de privatizaciones, recortes de los salarios en el sector público, “flexibilidad laboral”, concesiones en impuestos para los ricos, ocupación de Iraq, etc., Es esencialmente el viejo orden del día de las grandes empresas defendido por los tories durante más de treinta años. No es extraño que la gente esté desilusionada y se niegue a votar, “¡todos son iguales!” es la frase común.
Los liberales no han conseguido capitalizar la impopularidad del laborismo. Al contrario, el aumento del voto tory en gran medida ha sido a su costa. Ellos han alcanzado su límite. En Gran Bretaña, los liberales tuvieron sus peores resultados municipales desde 1996, han perdido 250 escaños. En las próximas elecciones generales los resultados serán aún peores.
Estos resultados electorales son un avisto al Partido Laborista antes de las próximas elecciones generales. Todo el Proyecto Blair ha quedado en ruinas. No hay manera de que pueda sobrevivir en las condiciones actuales. La clase dominante, que dio a Blair sus bendiciones después de 1996, ahora está preparando el golpe mortal al Partido Laborista. Para los capitalistas, el gobierno Blair ha dejado de ser útil. Ha agotado su utilidad para ellos. Han utilizado al laborismo mientras han podido, les han hecho el trabajo sucio, ahora planean deshacerse de él como si fuera un limón exprimido. No están contentos con Gordon Brown y creen que él no será capaz de hacer el trabajo.
Por lo tanto, están preparando el camino para el regreso de un gobierno tory. Pero están equivocados si piensan que Cameron será capaz de contener la situación. Existe una enorme frustración y furia acumulándose entre la clase obrera. Para muchos en el sector público, el dos por ciento de aumento salarial, que significa pérdida de poder adquisitivo con una inflación del 3 por ciento, ha sido la gota que ha colmado el vaso.
En el horizonte se atisban grandes batallas. Ya 200.000 trabajadores públicos han anunciado una acción industrial. Las enfermeras y trabajadores hospitalarios están amenazando con la huelga. Es el anuncio del final.
Es el momento de sacar las lecciones del blairismo. Es un fenómeno temporal, que representa la cumbre del giro a la derecha del movimiento laborista británico. El péndulo ha giro demasiado a la derecha en los últimos años. Pero la experiencia del blairismo, que está siendo digerida por millones de trabajadores, está preparando una reacción y un giro masivo a la izquierda en el próximo período.
Sólo liberando al Partido Laborista de estos elementos, que han secuestrado al partido para sus propios objetivos, se podrá dar una verdadera alternativa a los trabajadores. Esa es la tarea de los sindicatos que crearon en primer lugar al Partido Laborista. Los dirigentes sindicales no pueden sentarse de brazos cruzados mientras sus militantes se enfrentan a ataques del llamado gobierno laborista. Deberían dar todo su apoyo al candidato de la izquierda John McDonnell como nuevo líder laborista.
Esto no es un juego. Estos resultados electorales indican que el laborismo se enfrenta a una derrota electoral en las próximas elecciones generales si no cambia de rumbo. Esto significa un cambio total de dirección y de política. Necesitamos una dirección comprometida con los intereses de la clase obrera y que lucha por una verdadera política socialista, frente a la política capitalista del Nuevo Laborismo. Sólo eliminando el capitalismo y su “mercado”, los recursos de la sociedad se podrán planificar y ser utilizados para los intereses de la mayoría. Ningún tipo de cambio cosmético o lavado de cara del blairismo salvará al partido de la inminente debacle y las consecuencias serán para toda la clase obrera. No existe un camino intermedio.