Las elecciones británicas han dado como resultado un parlamento sin mayoría, ningún partido conquistó la mayoría absoluta, precisamente lo contrario de lo que quería la clase dominante. Necesitan un "gobierno fuerte" para atacar a la clase obrera en el próximo período. Este ataque vendrá de todos modos, y el movimiento obrero debe prepararse para la lucha.
A pesar de respaldo masivo de la clase dominante, los tories no obtuvieron el gran avance que necesitaban. ¿Quién ha ganado las elecciones? Todo el mundo ha perdido. La clase dominante tenía muy claro lo que quería y necesitaba. Hay una crisis. Tienen que descargar el peso de la crisis sobre las espaldas de la clase obrera. Para lograrlo, necesitaban un gobierno conservador con gran mayoría, dispuesto a meter la tijera en el empleo y los servicios públicos. Las elecciones no lo proporcionaron.
Los conservadores no han sido capaces de alcanzar la mayoría, a pesar de ser ésta la situación política más favorable para ellos en más de una década. El apoyo de 37% de los votantes no puede considerarse un mandato para un gobierno Tory. Los Demócratas Liberales, una vez más, no han conseguido romper el molde de la política británica. Al final, quedaron aplastados entre los Laboristas y los Tories.
El Nuevo Laborismo ha sufrido una hemorragia en votos y apoyo. Las escenas de apoyo y entusiasmo masivos de 1997 a favor del cambio se han desvanecido por completo y son vistas ahora como una ilusión y un recuerdo lejano. Es difícil describir la magnitud de la derrota que el ala derecha ha sufrido. Este es el peor resultado para el Partido desde 1931. El Nuevo Laborismo está totalmente desacreditado y ha desmoralizado a muchas personas de clase obrera por su fracaso absoluto. Es hora de que los trabajadores hagan un balance de este último periodo y saquen las conclusiones necesarias.
Esto es un resultado que nadie quería. El país se enfrenta a un período incierto de sórdidos tratos de trastienda y maniobras. Socialist Appeal se opone a cualquier intento por parte de la dirección laborista de gobernar en coalición o a realizar acuerdos informales con los Demócratas Liberales o de cualquier otro partido capitalista. Creemos que el laborismo ha perdido el rumbo mediante la aplicación de las políticas pro-capitalistas durante los últimos trece años. No es el momento de ir de la mano con partidos abiertamente capitalistas. Durante las elecciones las políticas básicas que ofrecían los laboristas eran imposibles de distinguir de las de los conservadores y los Demócratas Liberales. Perdieron porque no le dieron a la clase trabajadora ninguna razón para votar al laborismo.
La agenda de la clase dominante sigue en pie. Necesitan reducir el déficit del gobierno de forma urgente. Su intención es hacerlo reduciendo el gasto y los servicios. Durante la campaña electoral, los principales partidos suavizaron el futuro de austeridad que se ofrece, pero ahora están decididos a representar de la mejor manera posible los intereses de la clase dominante.
Este programa de austeridad no se está imponiendo sólo desde Downing Street y Whitehall [lugares donde se encuentran la residencia del Primer Ministro y el Parlamento]. Los conservadores y los Demócratas Liberales dominan los ayuntamientos, y estos concejos municipales también están recortando puestos de trabajo y servicios locales. En el momento de ir a imprenta, el resultado más probable es que los dos partidos capitalistas lleguen a algún tipo de acuerdo para emprender el asalto a la clase obrera.
"Estamos entrando en una nueva era de austeridad", dijo David Cameron por parte de los conservadores. "En unos meses vamos a ser el gobierno más impopular desde la guerra", explicó George Osborne [ministro de Economía y Hacienda en la sombra]. "Esta es una era de decisiones difíciles" coreó Gordon Brown. Nick Clegg ha advertido a sus seguidores de que habrá que tomar "decisiones difíciles" en la reducción de la deuda pública.
Este es el lenguaje de la década de 1930 y de la Gran Depresión. Es un mensaje del establishment: todo el mundo tiene que sufrir una gran caída en el nivel de vida para volver a poner el capitalismo británico en pie. Representa una grave advertencia para el movimiento obrero y los trabajadores. Los ataques masivos a los trabajadores de Grecia, Portugal, Irlanda y otros sitios son un signo de lo que ha de pasar aquí, independientemente de quién llegue al nº10 de Downing Street.
Sin embargo, la precipitación para rescatar a los bancos y la City de Londres, con cientos de miles de millones de dinero público, ha disparado los préstamos tomados por el propio gobierno. No tienen dinero para los trabajadores que sufren dificultades, pero sí tienen mucho cuando se trata de los banqueros y los especuladores. Al mismo tiempo se están pagando a si mismos bonificaciones masivas. Este verano, muchos bancos se espera que anuncien más altos beneficios y bonificaciones. Han logrado salir muy bien de la crisis, a costa nuestra.
Ahora las grandes empresas quieren que el gobierno equilibre sus cuentas y devuelva todos los préstamos que utilizó para rescatar al sistema capitalista en su momento de mayor necesidad. Se habla de recortes a un nivel no visto desde hace generaciones. Esto no es más que una declaración de guerra contra la clase obrera. Es el mayor desafío al que se ha enfrentado el movimiento obrero durante generaciones.
Las elecciones no dieron el resultado que los capitalistas necesitaban. Pero seguirán adelante con su programa de recortes en cualquier caso. Los tres partidos han hecho lo que la clase capitalista requiere mediante un consenso político, un acto de fe. Se nos dice que "nosotros" debemos hacer sacrificios, que "nosotros" debemos apretarnos el cinturón. Socialist Appeal declara que la clase trabajadora no es responsable de esta crisis y no hay la menor razón para que paguemos el precio. Tenemos que luchar.
Una resistencia efectiva no se puede organizar sector por sector. Los patronos tratarán de dividir a los trabajadores para mitigar la resistencia a sus ataques. Sólo una lucha unida puede mostrar el camino a seguir, preparando el camino para una serie de huelgas generales de todo el movimiento obrero para obligar a los patronos y el gobierno a retroceder.
Sin embargo, tenemos que ser conscientes del hecho de que este plan de austeridad no se debe a la naturaleza cruel de los individuos, sino que surge de la grave crisis del propio capitalismo. La crisis del capitalismo significa que el sistema no puede permitirse el lujo de las reformas del pasado. Por el contrario, ¡profundas contrarreformas es lo que hay en el orden del día!
La única solución real a los problemas de los trabajadores es de carácter político. Si el sistema capitalista no puede permitirse por más tiempo un nivel de vida razonable para todos, sino que significa recortes y sufrimiento, entonces al infierno con este sistema. Los sindicatos fundaron el Partido Laborista hace más de 100 años para luchar por los intereses de los trabajadores en el parlamento. Sin embargo, los dirigentes sindicales han permitido que carreristas secuestraran el partido y lo utilizaran para sus propios fines. Ya es hora de que los sindicatos lo recuperen para la clase obrera. Esto, sin embargo, sólo puede hacerse como parte de una campaña de rearme del movimiento obrero con políticas socialistas para hacer frente a la crisis.