El 10 de julio comienzan las primarias internas de Podemos Andalucía para elegir a los candidatos al Parlamento andaluz, los cuales, salvo sorpresa, se presentarán a las primarias conjuntas del acuerdo de confluencia Adelante Andalucía, junto con los candidatos de IU y de otras organizaciones de la izquierda andaluza.
Este acuerdo ha generado un agrio enfrentamiento entre la dirección andaluza, dominada por Anticapitalistas, y la dirección estatal, donde, a pesar de lo votado en Vistalegre II, parece haber cristalizado un acuerdo entre los compañeros Iglesias y Errejón. Hay que recordar que quizás el aspecto político más notorio que separó a los compañeros Errejón e Iglesias hace año y medio, y que dio lugar a que hubiera dos candidaturas obedecía al deseo de una mayor y necesaria alianza, o no, con IU. El actual enfrentamiento está motivado supuestamente por diferencias respecto al método de conformación final de las candidaturas al Parlamento, pero como siempre, el debate va mucho más allá.
Podemos Andalucía llega a estas primarias en un estado de crisis y atonía similar al que sufre la organización en el conjunto del Estado, con los círculos vacíos o copados por burócratas y arribistas, y con una escasa implantación territorial fuera de las principales áreas metropolitanas. Este estancamiento se confirmó en las recientes asambleas locales, en las que, al igual que en el resto del Estado, participó apenas un 10% del censo total de inscritos (poco más de 300 votos en Granada, poco más de 800 votos en Sevilla) Mientras que Izquierda Unida, aunque no está libre de luchas internas, presenta en estos momentos mayor estabilidad e implantación, confirmando su recuperación como referente de un sector importante de los trabajadores tras la aguda crisis provocada por el cogobierno con el PSOE de 2012 a 2015 y por la irrupción de Podemos.
Los efectos de la moción de censura y la presidencia de Sánchez, que pueden provocar un adelanto electoral en Andalucía para este otoño, añaden aún más presión a las direcciones de IU y Podemos para cerrar cuanto antes y en las mejores condiciones sus candidaturas y su programa; es en este contexto en el que se firma el acuerdo Adelante Andalucía, presentado por Antonio Maíllo y Teresa Rodríguez el pasado mes de junio, y que desde el principio ha encontrado una oposición frontal por parte de la dirección estatal de Podemos, que se opone a cualquier tipo de primarias conjuntas entre ambas organizaciones y quiere imponer el acuerdo marco estatal para las confluencias, según el cual las listas definitivas se tienen que conformar en negociaciones conjuntas por arriba y no en primarias por abajo.
La candidatura de Teresa Rodríguez, aunque de forma distorsionada por las extrañas alianzas, representa la presión de una capa muy importante del activismo y la izquierda andaluza por la unidad electoral para plantar cara al PSOE de Susana Díaz. La posición de la candidatura de Isabel Franco representa los intereses del aparato estatal de Podemos, el cual se apoya en sectores de activistas descontentos con la dirección andaluza y enfrentados con IU y con la corriente Anticapitalistas por la situación de atonía de la organización y por afrentas pasadas.
La dirección estatal de Podemos y sus partidarios en Andalucía argumentan que el lanzamiento del manifiesto Adelante Andalucía y las inscripciones al mismo están dirigidas a la creación de un "censo paralelo" que sirviera de base para la creación de un "nuevo partido" al margen de Podemos, consumando con ello la escisión de Anticapitalistas que los partidarios de la dirección estatal vienen profetizando desde hace años. Lo cierto es que el método de "manifiesto y adhesiones" no es la primera vez que se usa, ya lo hicieron Ahora Madrid y Barcelona en Comú, sin que la dirección de Podemos se opusiera a ello. Es más, la creación de un censo unitario es una necesidad para hacer unas primarias conjuntas, lo que sin duda es mucho más democrático que cerrar las listas en los despachos. Lejos de ser el germen de un nuevo partido, el censo de Adelante Andalucía es un intento de salvaguardar las posiciones de Podemos en la futura confluencia, ya que si las primarias conjuntas se hicieran basándose en los censos de ambas organizaciones, IU acapararía la mayor parte de los puestos de salida por su mayor implantación y el mayor activismo de su militancia.
Por supuesto, el cambiante panorama de alianzas internas añade una mayor complejidad al proceso interno de Podemos, especialmente si lo comparamos con los bloques que se conformaron en la Asamblea Andaluza de otoño de 2016. El bloque dominante “Por una Marea andaluza”, conformado por anticapitalistas y “pablistas”, se ha roto; de hecho, la candidata de la dirección estatal, Isabel Franco, fue una de las caras visibles de aquella candidatura. De las dos candidaturas vinculadas al “errejonismo” una, la encabezada por la parlamentaria granadina Carmen Lizárraga, se ha unido a Teresa Rodríguez, mientras que la encabezada por la ex secretaria general de Podemos Sevilla Begoña Gutiérrez se ha unido a Isabel Franco. Manolo Monereo, diputado por Córdoba y uno de los referentes estatales del “pablismo”, ha mostrado su apoyo a Teresa Rodríguez. En todo este baile de alianzas y rupturas, llama la atención la postura del compañero y referente del SAT Diego Cañamero, que justifica su apoyo a la candidatura de Isabel Franco con un discurso muy agresivo contra Anticapitalistas y también contra el PCA.
El papel de Cañamero y de los compañeros de la CUT que lo secundan debería ser articular una tercera opción genuinamente de izquierdas que aglutinara a los activistas más combativos y comprometidos con la clase trabajadora de Andalucía, en lugar de aliarse con el aparato estatal de Podemos, que ha girado radicalmente a la derecha en el último año. Una tercera voz levantada por un dirigente con la autoridad de Cañamero, sin duda provocaría entusiasmo entre sectores importantes de los inscritos, militantes y de la periferia de Podemos e IU, y hubiera contribuido a elevar el debate político por encima de las cuestiones procedimentales a las de programa, planteando cuestiones centrales como la reforma agraria (ausente hoy por hoy del debate) y la implicación de Podemos en las luchas obreras y vecinales que recorren toda Andalucía, lo que empujaría más a la izquierda a Adelante Andalucía.
Los militantes de las organizaciones de izquierdas tenemos que elevarnos por encima del ambiente viciado de los círculos de activistas y los aparatos para percibir cuáles son los verdaderos deseos y aspiraciones de las masas trabajadoras que votan a Podemos e IU, y estos se resumen en dos principios básicos: unidad y un programa de izquierdas para oponerse a la derecha PP-Ciudadanos y al PSOE de Susana Díaz, el más derechista de todo el Estado. Izquierda Unida pagó cara su participación en los gobiernos de Griñán y Díaz entre 2012 y 2015, y Podemos frenó su ascenso por su empecinamiento en el “populismo” errejonista, que diluyó el contenido de clase y de izquierdas que el PSOE exhibe y explota demagógicamente en sus discursos electorales en Andalucía.
Desde el punto de vista político, hay muy pocas diferencias entre ambos sectores de Podemos Andalucía. Las diferencias se limitan a cuestiones de procedimiento, lo cual es muy lamentable. Un elemento común, compartido con otros debates que ha habido en Podemos, pero revelador en el caso de Andalucía donde los compañeros de Anticapitalistas podrían diferenciarse en positivo, es la ausencia de una discusión política seria, con documentos donde se refleje propuestas políticas y un balance de los últimos años, proceso que debería culminar en reuniones comunes en las principales localidades de las provincias, donde haya debates abiertos a la militancia, con presencia de compañeros de ambas listas.A la hora de tomar una posición sobre qué candidatura sirve mejor a un proyecto de izquierda debemos tomar, entonces, otros parámetros.
La realidad es que el avance del nuevo bloque pablista-errejonista a nivel estatal ha ido arrinconando a las posiciones más a la izquierda y que defienden mecanismos de decisión por la base más democráticos. Así vimos en otoño la intervención de facto de Podemos Catalunya que llevó a la salida de su entonces secretario general, Albano Dante Fachín, y de su sector, por su compromiso valiente con los derechos democrático-nacionales del pueblo catalán. Tuvimos en abril el acuerdo por arriba en Madrid que instaló a Errejón como candidato de la Comunidad con una mayoría en la lista de afines a él, pese a que su sector había sido derrotado en las elecciones internas de Madrid en diciembre de 2016.
Está claro que la victoria de la candidatura del pablismo, Isa Franco, reforzaría la deriva burocrática del aparato estatal transmitiendo la idea de que el que discrepa siempre pierde. Se piense lo que se piense de Anticapitalistas, y nosotros tenemos muchas diferencias con esta organización, es innegable que es vista por amplios sectores de la base militante y votante de Podemos como el ala izquierda de la organización. Una victoria de Teresa Rodríguez, estimularía a este sector de la organización, en Andalucía y a nivel estatal, y provocaría un terremoto en el interior de Podemos que puede animar el debate interno y a animar la exigencia de mayor democracia en su seno. Una derrota de Teresa Rodríguez, por el contrario, tendría un efecto desmoralizador de la militancia más viva y de izquierdas que queda en Podemos a nivel de todo el Estado, y reforzaría las actitudes burocráticas de la dirección estatal.
Además, una eventual derrota de Teresa Rodríguez crearía desafección en la militancia de IU Andalucía, donde su figura tiene bastante simpatía y autoridad. Por contra, miembros prominentes de la candidatura de Isa Franco están basando su campaña en resaltar un patriotismo bastante tosco pro Podemos y anti IU y anti PCA. Esto afectaría a la propia campaña electoral. Mientras que Adelante Andalucía ha diseñado una campaña electoral conjunta de actos públicos, para transmitir una sensación de fuerza y confianza; es probable que la dirección estatal de Podemos proponga, como en las elecciones generales pasadas, una campaña electoral en Andalucía de actos separados entre Podemos e IU, con unos pocos actos conjuntos, debilitando la fuerza de la coalición y transmitiendo debilidad.
Es por todas estas razones que desde Lucha de Clases manifestamos nuestro apoyo crítico a la candidatura de Teresa Rodríguez en estas primarias de Podemos Andalucía, pese a todas sus contradicciones e insuficiencias.
Dejando a un lado las primarias de Podemos Andalucía, Los marxistas consideramos un error depositar todas las esperanzas en el trabajo puramente institucional y parlamentario, cuyos límites y peligros para la izquierda son de sobra conocidos y constatables; ahora bien, de ninguna manera pensamos que la clase trabajadora deba renunciar a ocupar esos espacios para avanzar en su propia organización, llegar con nuestras propuestas a capas más amplias y mostrar justamente los límites del parlamentarismo burgués y la necesidad de la lucha y autoorganización popular. De lo que se trata es de que la unidad de la izquierda para las elecciones vaya acompañada por la unidad por la base, formando comités de Adelante Andalucía en los barrios y pueblos, organizando la campaña por la base apoyándose (y no sustituyendo ni cooptando) en el tejido social que se ha organizado en estos años, y uniendo el trabajo electoral con un trabajo cotidiano de cara al movimiento obrero, vecinal, estudiantil, de mujeres… Adelante Andalucía puede ser una palanca de transformación si lleva a cabo estas tareas, la corriente Lucha de Clases en Andalucía está dispuesta a empujar en esta dirección.