¡Movilización de la clase trabajadora hasta obligar al Gobierno a realizar una política socialista en beneficio de los trabajadores!
Ataque histórico a las condiciones laborales
La reforma laboral aprobada por el Congreso de los diputados el 9 de septiembre supone un ataque histórico a la clase trabajadora. Como dijo Cándido Méndez, "se pretende que los trabajadores salgan de las empresas con una mano delante y otra detrás, y con más dificultades para acceder a una pensión".
Entre otras medidas se imponen:
- El despido de 33 días por año trabajado (con un cobro máximo de 24 mensualidades) para todos los nuevos contratos indefinidos de fomento del empleo.
- El despido por causas económicas, con indemnización de 20 días por año trabajado (con un máximo de 12 mensualidades a cobrar), que en muchos casos tendrá una subvención de 8 días pagada con fondos públicos. Es decir, ¡Se destina el dinero público para ayudar a los empresarios a despedir! Y para ello bastará con que el empresario “justifique” “una disminución persistente de su nivel de ingresos”. Todo ello abarata y facilita el despido de cualquier trabajador fijo (con el nuevo contrato o con los anteriores).
Un aspecto particularmente regresivo de la “Reforma” es el ataque al derecho de la NEGOCIACIÓN COLECTIVA. Desde ahora los empresarios podrán rechazar el convenio colectivo sectorial, facilitándoseles un mecanismo para renegociarlo empresa a empresa, e incluso para incumplirlo imponiendo las condiciones patronales. De hecho, si no hay acuerdo, las medidas que decida la empresa se llevarán a efecto, “pudiendo el trabajador o sus representantes” presentar acción individual o conflicto colectivo.
Recordemos que en los convenios vigentes, aunque cuando cumplen su plazo de vigencia se renegocian diferentes aspectos (salariales, de jornada u otros), recogen y regulan las conquistas paulatinas que en las últimas 4 décadas se han logrado a través de la movilización de los trabajadores, y que se han impuesto en mayor o menor medida, dependiendo de su grado de fortaleza en cada provincia o sector, a los empresarios de este país.
De esta forma, y a pesar de los retrocesos, incumplimientos y abusos por parte de la Patronal, en el caso de los convenios sectoriales; estatales y provinciales, éstos han servido para lograr al menos una cierta regulación de las relaciones laborales y un avance en los derechos para la mayoría de los asalariados que trabajan en pequeñas y medianas empresas.
Esto no es baladí en un país donde el 98% de las empresas son PYMES, empresas donde la afiliación sindical es exigua. En muchas de estas pequeñas empresas, al fin y al cabo, la lucha colectiva que se ejercía en las grandes empresas con mayor fuerza sindical determinaba unos derechos básicos que los empresarios debían cumplir ¡¡ Ahora pretenden imponer la individualización de las relaciones laborales, con lo que esto conlleva de indefensión de los trabajadores!!
La política del Gobierno Zapatero
El gobierno PSOE, con sus últimas medidas anti obreras, ha cruzado definitivamente el Rubicón y ha sucumbido totalmente ante las presiones de la burguesía.
Igual que el resto de sus correligionarios socialdemócratas en Europa, el mismo Zapatero que ayer prometía que gobernaría para los más débiles, hoy se ha unido al coro de los gobiernos de la derecha.
En lugar de enfrentarse a quienes provocaron la crisis económica, esto es: los grandes bancos y empresarios y a su llamada Economía de Mercado, ahora nos dicen a los trabajadores que la única forma de salir del actual marasmo es “aceptar la medicina que nos recetan esos mismos mercados”. Pretenden que nos resignemos y aceptemos que la única política posible consiste en cortar hasta el hueso todas y cada una de las conquistas sociales y laborales de millones de familias obreras.
IU, como principal organización estatal a la izquierda del PSOE, tiene una gran responsabilidad en la actual coyuntura. Hoy, para el movimiento obrero y los sectores más oprimidos de la sociedad, es necesario que una organización cómo IU ofrezca una explicación de la crisis capitalista, junto con un programa de lucha claro. Esto es aún más perentorio si tenemos en cuenta la perspectiva de los nuevos ajustes y medidas anti obreras que prepara el Gobierno después del 29 de septiembre.
Con el furor propio del converso, Zapatero ha llegado a afirmar que no cambiará su política incluso aunque esto signifique que el PSOE pierda las próximas elecciones.
Siguiendo en sus trece, el Gobierno ya ha anticipado que, entre otras medidas, piensa acelerar la “Reforma de las pensiones”: quieren elevar la edad de jubilación a 67 años, y ampliar a los últimos 20 años el periodo de cotización que sirve para determinar la cuantía de las pensiones, lo que conllevará un recorte de las mismas.
Por su parte, la ministra de sanidad ya anunció que el Gobierno estudiaba implantar el “copago” en los servicios sanitarios. Es decir, lisa y llanamente, el que se pague por acudir al médico.
La conclusión no puede ser más obvia:
¡¡Estos ataques son sólo el principio!! Los trabajadores tenemos que prepararnos para hacer frente a una batería de medidas anti obreras que veremos concretadas en los próximos Presupuestos Generales del Estado.
Para echar atrás los planes de la Patronal
¡¡Movilización general y máxima unidad de acción de los trabajadores!!
La huelga de funcionarios del 8 de junio constituyó un primer conato, aunque limitado, de respuesta sindical a los ataques del Gobierno. Todavía en esas fechas no se habían roto las negociaciones del llamado “diálogo social” y los dirigentes de UGT y CC.OO aún creían posible llegar a algún tipo de acuerdo o al menos hacer reflexionar al Gobierno. El llamamiento a la huelga se preparó insuficientemente, y aunque el seguimiento fue desigual entre los trabajadores del sector público en las distintas provincias y zonas, sí fueron significativas las manifestaciones masivas y combativas que tuvieron lugar en ciudades como Barcelona, que reflejaban el ambiente de cabreo y oposición entre amplios sectores de los trabajadores.
Más tarde, el 29 de junio, tenía lugar la huelga general convocada en Euskal Herria por los sindicatos abertzales (ELA y LAB), a la que con sus propios argumentos se sumó en la comunidad autónoma vasca CC.OO.
Desgraciadamente, en base a su planteamiento del “marco autónomo de lucha en Euskal Herria”, LAB y ELA no convocan a la huelga el día 29. En la práctica y al igual que ha ocurrido ya en varias ocasiones en la última década, las direcciones de estos sindicatos, convocando en fechas diferentes (o no haciéndolo como en esta ocasión), están dividiendo en líneas nacionales la respuesta de los trabajadores vascos.
Los compañeros de ELA y LAB tienen todo el derecho del mundo a defender sus posiciones y a criticar las posturas del resto del movimiento sindical, pero la pregunta es ¿Creen realmente los compañeros que para enfrentarnos a los efectos de la actual CRISIS GLOBAL DEL CAPITALISMO son suficientes las luchas regionales o sectoriales de los trabajadores? Nosotros creemos que no.
Hoy más que nunca la única defensa contra la ofensiva del Capital pasa por responder mediante la máxima unidad en la lucha de los trabajadores. Para defender consecuentemente los intereses de los asalariados es imprescindible oponer A LA ALIANZA DE LA PATRONAL Y LOS GOBIERNOS el FRENTE UNICO DE LA CLASE OBRERA. No hay excusa: sean cuáles sean las diferencias, las direcciones sindicales tienen la responsabilidad de golpear todos juntos al enemigo común.
En esta situación, el Gobierno y la burguesía se han envalentonado, detallando puntualmente toda una serie de ataques que, tal como hemos explicado, pretenden llevar a cabo después del 29 de septiembre. Han comenzado una tremenda campaña de manipulación informativa que está teniendo lugar en los medios de comunicación, intentado restar apoyos a la huelga.
Hay una batalla entablada de clase contra clase, entre el mundo del trabajo y el Capital. La Patronal es consciente de que la amplitud de la respuesta de los trabajadores a la convocatoria de Huelga General del 29S indicará la fortaleza o debilidad del movimiento obrero organizado. Por eso están utilizando todos sus recursos en las empresas para dificultar la participación de los trabajadores, a la vez que presionan al Gobierno para que imponga unos servicios mínimos abusivos y para que utilice a la policía y a los jueces para intentar impedir la actuación de los piquetes informativos.
Todo lo que repercuta, a partir de ahora, en desmérito de la movilización del 29 de Septiembre no hará sino envalentonar a la burguesía. El mayor éxito posible de la movilización, en cambio, dará confianza al movimiento obrero de cara a las próximas batallas que tendremos, empezando por la contrarreforma de las pensiones que pretende llevar adelante el Gobierno después de la Huelga General. Por eso son muy positivos los pasos que se están dando en muchas ciudades, pueblos y barrios de hacer partícipes de la organización de la misma a otros colectivos de clase y de izquierda: partidos, asociaciones de parados, asociaciones de inmigrantes, comités de huelga que se están creando en muchos barrios y pueblos ...
Los obstáculos y dificultades para participar en esta huelga son muchos: el paro que sufre uno de cada cinco trabajadores; la precariedad laboral; las presiones y amenazas de los empresarios que, sobre todo en las PYMES, van a ser brutales. Probablemente, muchos trabajadores que querrían hacer huelga no van a poder parar. Por eso es importante fomentar las asambleas y la movilización en todos los sectores claves y, a la vez, impulsar las manifestaciones de la tarde.
Esta convocatoria va suponer el comienzo de una nueva etapa para una nueva generación de jóvenes y trabajadores que irán ganando en conciencia de clase.
El miedo y la preocupación también siguen jugando un papel ante la rotundidad de la crisis. En este sentido, todavía hay una capa muy importante que creen (¡necesitan creérselo, ante una realidad tan despiadada!) que “la salida de la crisis está a la vuelta de la esquina”, que “estos van a ser los últimos sacrificios” …
Qué política sindical necesitamos después del 29 de septiembre
En el corto plazo, después de la huelga, todo indica que la perspectiva más probable es que el Gobierno siga con sus ataques sin que haya una mejora visible en el panorama económico (la fundación de las cajas de ahorro prevé una recaída en la recesión en los próximos trimestres). Por su propia experiencia, cada vez habrá más sectores de los trabajadores que van a sacar la conclusión de que es necesario luchar.
Independientemente de las debilidades o peculiaridades que pueda tener o no el movimiento obrero español con respecto a sus homólogos europeos, las condiciones laborales y económicas vividas en sus rasgos fundamentales han sido similares en las dos últimas décadas. Más tarde o más temprano, a las mismas conclusiones de lucha masiva que están llegando los trabajadores franceses o griegos, van a llegar también los trabajadores españoles.
En el pasado, cuando las carteras de pedidos estaban llenas y los empresarios obtenían suculentos beneficios, estaban dispuestos a hacer concesiones en aras de la paz laboral. Incluso alguna vez era posible lograr concesiones sólo con la amenaza de ir a la lucha. Eso era ayer.
HOY, la cruda realidad demuestra que esto terminó. La etapa de lo que llamaron el Nuevo Realismo, es decir de la colaboración de clases y del Pacto Social, se acabó. HOY, la realidad para los trabajadores es, y lo será cada vez más, la de un endurecimiento de la Lucha de Clases donde, para mantener cualquiera de nuestros derechos, habrá que pelear con uñas y dientes.
Si todavía hoy hay compañeros que creen posible llegar a algún tipo de acuerdos duraderos con la burguesía en estas circunstancias, se equivocan por la sencilla razón de que ¡Los capitalistas no tienen nada que ofrecernos!
La gravedad de la crisis está obligando a la burguesía a adoptar una actitud intransigente en relación con los sindicatos. En algunos casos, existe la estrategia de enfrentarse a algunos de sus sectores más militantes con el fin de derrotarles y enviar un mensaje al resto de la clase, como vimos en el caso de la huelga del Metro de Madrid a principios del verano, o de los jornaleros del SAT. Vamos a enfrentarnos a un crecimiento importante de la represión en las luchas.
Estamos ante un giro histórico de las relaciones existentes entre el Capital y el mundo del trabajo. Todos los avances sociales que fueron conquistados por la anterior generación entre los años 70 y 80, ahora se nos pretende recortar o arrebatar. Esto va a determinar indudablemente un cambio en la actitud de los trabajadores, que están empezado a cuestionarse la vieja política sindical que no puede resolver la situación actual.
Toxo se ha referido a la reforma laboral como “la más lesiva de toda la historia de la democracia”. Por tanto nos tenemos que preparar en consecuencia, toda vez que se anuncian aún más agresiones.
La huelga general convocada por CC.OO. y UGT, y correctamente apoyada por otros sindicatos minoritarios (CIG, CGT, SAT …), constituye una oportunidad para unificar la lucha del movimiento obrero en torno a la defensa de sus conquistas sociales.
Después del 29S es necesario un proceso de discusión en los sindicatos y empresas, centro a centro. Hace falta reconsiderar seriamente la política sindical seguida en los últimos años, y tomar impulso de cara a los planes que prepara la burguesía y el Gobierno.
Los trabajadores tenemos que profundizar en nuestra participación en la vida sindical, animando la organización y la discusión colectivas dentro del sindicato y de cada empresa. Las asambleas que se han impulsado de cara a la huelga del 29, igualmente serán necesarias posteriormente para realizar una análisis detallado de la misma. Asimismo, de cara a las próximas batallas que se van a dar hay que potenciar la unidad con el conjunto de organizaciones que conforman el movimiento obrero, ligando todas estas actividades a un programa de reivindicaciones y una política que defiendan los intereses de los trabajadores.
Lo que se necesita es una política socialista, una política de lucha para defender el empleo y las condiciones de vida. ¡Ni un sólo céntimo para los banqueros y los capitalistas! ¡Que los patrones paguen por su crisis! ¡Exigimos condiciones de vida y salarios dignos! Si los patrones no pueden garantizar estas cosas, ¡Al infierno con ellos y su sistema! ¡Por la expropiación de los bancos y grandes monopolios bajo control y gestión de los trabajadores! ¡No a la Europa de los grandes bancos y los monopolios! ¡Por los Estados Unidos Socialistas de Europa!
Fuente: Corriente Marxista Internacional (Estado Español)