Una victoria contundente de la MUD el próximo domingo, obteniendo la mayoría de las gobernaciones del país, incluyendo aquellos estados que contienen los principales centros urbanos de la nación, sería un golpe nefasto para la revolución, que sentaría las bases para una nueva ofensiva violenta de la contrarrevolución con miras a derrocar al gobierno y aplastar a la revolución. Los marxistas de Lucha de Clases nos oponemos totalmente a ello, por lo que llamamos una vez más a las masas a votar contra los candidatos de la contrarrevolución y el imperialismo.
La aplastante victoria obtenida por la revolución el 30 de julio, lograda a partir de la esperanza de millones de trabajadores y trabajadoras que salieron a votar sin importar el asedio de las guarimbas, esperanzados en que la ANC sería el instrumento que permitiría derrotar definitivamente la galopante inflación y la escasez crónica de insumos y productos de primera necesidad, desmoralizó y desmovilizó por completo a las bases opositoras, y logró derrotar a las guarimbas.
Ello, cambió rápidamente el panorama político del país, al menos temporalmente, ya que al entrar las bases opositoras en reflujo, y al derrotarse una vez más la ofensiva contrarrevolucionaria, se abrió para el Psuv un escenario mucho más propicio de cara a los comicios regionales que el que existía antes de la constituyente. He ahí la razón por la que el gobierno adelantó las elecciones para el mes de octubre, con el fin de aprovechar la desmoralización y desmovilización temporal de la derecha, así como para aprovechar el nivel de movilización de las bases del chavismo logradas el 30 de julio.
Sin embargo, luego de la instalación de la ANC, en la medida en que la dirigencia bolivariana no ha tomado medidas contundentes contra la burguesía, nacionalizando la banca, el comercio exterior y el conjunto de las palancas económicas del país bajo control obrero, la crisis económica se agudiza peligrosamente con cada semana que pasa. El aumento de la inflación, por ejemplo, está alcanzando niveles sin precedentes en la historia del país, devorando sin piedad el salario de las masas trabajadoras, con lo cual, la atmósfera entusiasta y de esperanza que existió entre sectores de las bases, se está convirtiendo rápidamente en una de profunda ira social, lo que sin duda alguna puede tener un impacto muy negativo para la revolución el próximo domingo.
Al mismo tiempo, la dirigencia chavista ha vuelto a asumir una equívoca posición, borracha de un vano triunfalismo, en la que se lanza a las calles del país a efectuar una campaña electoral carente de verdadero contenido revolucionario, vacía de propuestas programáticas claras y capaces de resolver la situación acuciante de las masas, y eso sí, muy rica de contenido socialdemócrata y demagógico, muy similar al asistencialismo puntofijista de la 4ta república, que se expresa en la entrega de bolsas de comida a las familias empobrecidas por el capitalismo, o en hacer promesas sobre la resolución de problemas concretos de las comunidades, que luego son rápidamente olvidadas una vez que llegan a las instancias del poder estatal.
A ello se suma, el hecho de que muchos de los candidatos optan a la reelección, o están claramente ligados a los gobernadores actuales, y por lo tanto enfrentan ya un importante descontento popular acumulado. En el primer caso, candidatos como Arias Cárdenas o Vielma Mora deberán enfrentar el natural descontento de importantes sectores de la base chavista, ante gestiones claramente burocráticas y tendientes a beneficiar más a las respectivas burguesías y aristocracias locales, así como al enriquecimiento de las cúpulas burocráticas del partido a nivel regional, que a beneficiar al pueblo trabajador. En el segundo caso, el partido ha optado por “cambiarle el rostro” a la actual gestión, lanzando candidatos como Justo Noguera en Bolívar o Margaud Godoy en Cojedes, que aún y cuando pueden presentar una cierta frescura ante los ojos de las capas políticamente menos avanzadas de la base bolivariana, ante sectores más avanzados de las bases, los lazos que unen a estos elementos con las gestiones actuales son evidentes.
No obstante, sigue siendo un hecho de relevancia el nivel actual de desmovilización de la derecha. En efecto, el presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, ha señalado que de haber un margen importante de abstención en las próximas elecciones, el mismo favorecerá al chavismo.
El teórico marxista y dirigente de la Corriente Marxista Internacional, Alan Woods, explica que los burócratas consideran la capacidad de movilización de las masas como quien desea obtener agua de un grifo. Si se necesita de la movilización de las masas para cerrarle el paso a la derecha se abre el grifo, y una vez que la derecha es derrotada éste simplemente se cierra. Su estrecha perspectiva, políticamente mezquina, no les permite darse cuenta que la paciencia de las masas tiene un límite, o, para decirlo en palabras de Leon Trotsky, las masas pueden sacrificar su hoy por un mañana hasta cierto límite. Los burócratas creen que así como abrieron el chorro de cara al 30 de julio, pudieron luego cerrarlo sin resolver los problemas económicos que azotan a las masas, y podrán abrirlo nuevamente sin problemas el próximo domingo, pero así no opera el desarrollo histórico. Por el camino que vamos, tarde o temprano abrirán el grifo y no habrá más agua.
Una victoria contundente de la MUD el próximo domingo, obteniendo la mayoría de las gobernaciones del país, incluyendo aquellos estados que contienen los principales centros urbanos de la nación, sería un golpe nefasto para la revolución, que sentaría las bases para una nueva ofensiva violenta de la contrarrevolución con miras a derrocar al gobierno y aplastar a la revolución. Los marxistas de Lucha de Clases nos oponemos totalmente a ello, por lo que llamamos una vez más a las masas a votar contra los candidatos de la contrarrevolución y el imperialismo.
Sin embargo, hacemos una clara advertencia. Una victoria importante del Psuv sobre la MUD en los comicios regionales, en la medida en que sus candidatos y el gobierno en su conjunto no ofrecen una verdadera salida revolucionaria ante la crisis, no constituirá por lo tanto, una solución real y definitiva a la crisis política actual. Urge construir una fuerza revolucionaria alternativa de la clase obrera para barrer a la burocracia socialdemócrata y completar la revolución socialista, sólo así podrá ponerse fin al peligroso asedio contrarrevolucionario que está hoy en puertas. La clase obrera sólo debe confiar en sus propias fuerzas.