Hacemos a continuación un somero balance de las elecciones celebradas en el País Vasco y Galicia.
Los resultados en el País Vasco
En el caso vasco, el resultado general a grosso modo, ha cumplido las expectativas que muchos veíamos hace un par de meses antes de la publicación de ninguna encuesta.
Eran las primeras elecciones autonómicas desde la declaración de “alto el fuego permanente” de ETA (recordemos que en 2009, bajo el gobierno de Zapatero, no se dejó que concurriera la principal lista abertzale a las elecciones regionales).
En primer lugar, la abstención ha sido importante, del 35%, lo que revela un cierto hartazgo que no recoge nadie.
La victoria del PNV, con el 34’6% de los votos ha sido clara, sindo la principal minoría mayoritaria. El lehendakari socialista Patxi López era el principal líder regional aliado a Rubalcaba, heredero de Zapatero, y había formado gobierno regional, hace tres años y medio, apoyado por el PP de Rajoy. En las actuales condiciones, la derrota estaba cantada, pues enfrente tenía una alternativa sólida que iba más allá del elemento político.
Recordemos que los sindicatos nacionalistas ELA y LAB conforman la mayoría sindidal vasca, aglutinando en torno al 60% de la afiliación y representación sindical en las empresas del combativo movimiento obrero vasco.
Recientemente, el 26 de septiembre, tuvo lugar la quinta Huelga General convocada por dichos sindicatos desde que estalló la crisis económica, reafirmándose el proceso que se ha dado en los últimos años por el que los trabajadores más combativos y jóvenes han tendido a orientarse a las organizaciones sindicales nacionalistas.
Así, sin lugar a dudas, el 25% de los apoyos de BILDU es un voto de un electorado con una fuerte tradición de lucha, que no solo se declara nacionalista sino, en una gran parte, socialista.
El PSOE pierde un 32% de los votos con respecto al 2009 y recoge un porcentaje de voto final del 19%.
El PP también baja casi un 12% sus votos, hasta alcanzar un voto total del 11,7%.
IU, que sale de una escisión hace menos de un año en la que perdió la mitad de sus afiliados, compitiendo con otras dos candidaturas similares (Equo y la formación del antiguo líder regional de IU, Madrazo), no pudo renovar su escaño por apenas 600 votos.
Es de destacar que ha creado una enorme confusión en el electorado de IU el envío del mailing electoral del partido de Madrazo (que utilizó la tradicional marca electoral de IU en el País Vasco), con la utilización de la foto de Gaspar Llamazares, el diputado estatal y antiguo coordinador federal de IU hasta el 2008, sin que Llamazares haya desautorizado dicho actuar. Es más, habló positivamente a favor de la candidatura de Madrazo hace apenas mes y medio.
Con los votos unidos de ambas formaciones IU, hubiera sacado 3 diputados.
UPyD saca un diputado por Álava, aunque en el conjunto del País Vasco IU saca varios miles de votos más que este pequeño partido reaccionario españolista, que ha recogido parte de los sufragios del PP.
La irrupción de BILDU
Un elemento que llama la atención desde fuera del País Vasco es, por tanto, la clara irrupción de BILDU como segunda fuerza política.
Se resalta en algunos medios que es el mejor resultado en unas elecciones regionales de la izquierda abertzale, pero hay que matizar esto. En primer lugar, dentro de BILDU está EA (una escisión del PNV), que en el pasado competía contra Herri Batasuna.
En segundo lugar, hay que decir que en relación a las elecciones generales (donde BILDU se presentó con el nombre de AMAIUR) BILDU pierde votos. A ello no es ajeno el hecho de que BILDU ha ejercido el poder en la Diputación de Guipúzcoa o en el ayuntamiento de San Sebastián (donde BILDU ha bajado ahora al tercer lugar, después de que fue el más votado en las municipales hace un año).
Como declaró el alcalde de BILDU en esta ciudad “es claro que el ejercicio del poder desgasta”. En esta provincia, pero también en el resto, es notorio el interés de los dirigentes de BILDU en "tocar poder" y hacer cuajar un “frente soberanista” con el PNV, haciendo de la vía independentista la estrategia central de la legislatura.
Pero quien va a ejercer el poder es el PNV. Y la burguesía vasca, después de lo visto en la manifestación de la Diada, no quiere embarcarse en ningún tipo de aventura, aunque intentarán (parece que con éxito) utilizar a BILDU para defender lo fundamental del programa de los capitalistas vascos, eso sí, con un poco de demagogia nacional frente al PP pidiendo más prerrogativas fiscales, lo cual es difícil, pues el País Vasco es la comunidad de toda Europa con mayores cotas de autogobierno.
Por este camino, una parte del electorado de BILDU verá traicionar una parte de sus aspiraciones. Ahí es donde se abre un camino para construir una IU con un trabajo militante, de base, con un trabajo y orientación al conjunto del movimiento obrero y sindicatos, tanto estatales como nacionalistas, abanderando la unidad de acción de los trabajadores frente a los ataques a que vamos a ser sometidos.
Galicia
Era una posibilidad seria el que el PP perdiera Galicia en este contexto, siguiendo el ejemplo de Asturias y Andalucía en marzo pasado. Pero finalmente el PP ganó con mayoría absoluta en escaños, alcanzando el 45,7% de los votos.
Un hecho a destacar es la irrupción como tercera fuerza política de la nueva marca electoral de IU, Alternativa Galega de Esquerdas (AGE), en alianza con Beiras, el antiguo líder del nacionalista BNG en su época más militante y “antisistema” hace unos 15 años.
En Galicia sí hemos asistido a un desplome impresionante de la participación que ha perjudicado paradójicamente al PSOE fundamentalmente, posibilitando la victoria del PP. Efectivamente, a pesar de los trucos contables del PP con cambio de censo incluido, el PP no ha podido ocultar finalmente que, si utilizáramos el mismo censo de las últimas elecciones regionales, la abstención actual ha subido hasta representar un 44,44%. Eso vendría a suponer un descenso en el porcentaje de participación de casi 9 puntos en relación a los comicios anteriores.
Con un PSOE a nivel estatal que desciende en intención de voto en paralelo al PP, merced a su práctica de “oposición responsable”, a nivel regional se ha vivido la inculpación por corrupción del acalde de Ourense, escándalo que también ha salpicado al BNG. Por si fuera poco, el sustituto “socialista” del encausado alcalde ourensano daba una nueva alegría a su partido a apenas 4 días de las elecciones: su primera medida era renovar el contrato a su hija.
El PSOE pierde 231.000 votos y cae del 31% de los votos al 20,5%.
BNG pasa del 16,2% al 10,1%.
La cuestión decisiva es que ambos partidos, en los últimos años, como ha dicho Beiras, se han destacado “por no ejercer oposición”. El paso del BNG de las movilizaciones militantes de hace veinte o quince años a la respetable política institucional, ha supuesto la fractura del tradicional partido nacionalista en tres trozos, habiéndose ido su líder más carismático con IU a formar AGE, con un contenido y discurso abiertamente “anticapitalista”.
En cambio, el BNG realizó una tradicional campaña, volcada hacia al elemento nacionalista de una manera muy oportunista tras los acontecimiento en Catalunya, lo que no ha evitado caer hasta la cuarta posición electoral.
El cabreo también, en este caso, se ha evidenciado con un gigantesco “yo me quedo en casa”, teniendo en cuenta el nivel gigantesco de abstención alcanzado, nueve puntos más que en elas últimas elecciones. Ese sentimiento también se refleja en el inusual y alto número de votos blancos y nulos, superior al 5%.
En este escenario, con tres partidos de izquierda que competían contra el PP, la dispersión del voto no sirvió para dar confianza a los trabajadores y jóvenes que querían echar al PP.
La alianza de IU subió ¡Pero es que IU partía de un 0,99% de votos anterior! ¡La última vez que consiguió algún diputado en Galicia fue a finales de los 70! Bastante ha significado que haya cosechado el 14% finalmente alcanzado.
En realidad, con el auge de la abstención, el PP ha perdido 135.493 votos, y solo la ley D’Hont y la elevada abstención han permitido que el PP se alce con la mayoría absoluta. De hecho, menos del 25%, es decir uno de cada cuatro gallegos, ha dado el voto a su partido.
El elemento preocupante en Galicia para los capitalistas es que aparece con fuerza un partido que reclama el anticapitalismo, en clara línea ascendente, que YA SUPONE UN HECHO (antes, un 0,99% no era NADA) para los trabajadores.
Si el PP se cree que lo tiene todo “atado y bien atado” está equivocado. Ahora, de cara a los acontecimientos sociales que hay en toda Europa la calle es mil veces más importante que cualquier tipo de elección. Al 14% de AGE-IU hay que sumar ese inusual 5% de nulos y blancos; e incluso esos abstencionistas (9%) que votaron quedándose en casa. Muchísimos de ellos harán huelga el 14-N e irán a las manifestaciones.
IU y AGE también deben dirigirse a ellos, abanderando la unidad de toda la izquierda.
Fuente: Lucha de Clases (Estado Español)