La abdicación del Rey Juan Carlos es un intento de contener la crisis del régimen de 1978, sumido en el más amplio descrédito popular, en medio de la mayor crisis económica y social que ha conocido el Estado español en décadas.
Movilización popular para exigir la apertura de un proceso constituyente que derogue la Constitución del 78.
Por una nueva Constitución que consagre la República y otorgue plenos derechos democráticos a la población y a los pueblos que componen el Estado español.
Que la economía esté en manos de la clase trabajadora y demás sectores populares explotados.
El régimen del 78 produjo una democracia burguesa limitada pactada por los sucesores del régimen franquista - Suárez, Fraga – y los dirigentes reformistas de la partidos obreros – Carrillo y González. La farsa de la "Transición democrática" fue el mecanismo por el que se abortó la lucha revolucionaria de jóvenes y trabajadores contra la dictadura franquista, con impunidad de los crímenes franquistas, la bandera de Franco y la unidad de España impuesta por la fuerza del ejército
El que ya fue Rey Juan Carlos Borbón no ha podido ocultar su oscuro papel en nuestra historia reciente: elegido por el dedazo del dictador Franco, siempre tuvo una relación especial con los sectores de la clase capitalista dominantes, que no escatimaron favores económicos a la familia real. Aun está por desvelar el ambiguo y oscuro papel que jugó Juan Carlos en la trama golpista del 23F. El verdadero papel de la Monarquía de Juan Carlos (y ahora del que se pretende que ejerza el mismo papel, su hijo Felipe), no ha sido el de gran padre de la ciudadanía, otorgado por la falsa propaganda que desgraciadamente respaldaron muchos dirigentes de las organizaciones de izquierda, sino el de ejercer de manera antidemocrática toda una serie de facultades constitucionales muy importantes: sancionar las leyes fundamentales, Jefe de las fuerzas armadas, declarar el Estado de excepción y de emergencia.. En definitiva, ser un posible instrumento que pueda aglutinar las fuerzas reaccionarias contra el pueblo haciendo uso de dichas facultades.
Hoy, quienes tuvieron a su cargo la economía y las más altas instituciones del Estado durante décadas: la Monarquía, los gobiernos, el parlamento, el poder judicial y las fuerzas de represión, han fracasado completamente en ofrecer un futuro a millones de trabajadores y ciudadanos, y en presentar una alternativa a la crisis económica y social que azota al capitalismo español. Por el contrario, lo que nos ofrecen es un desempleo de cerca de 6 millones de personas, pobreza creciente, salarios bajos, empleo precario, emigración, el desmantelamiento de los servicios sociales, impunidad y enriquecimiento para los poderosos, y el incremento de la represión policial y judicial contra los trabajadores y la juventud que luchan. Es la hora de que el pueblo alce la voz y tome su destino en sus manos. La abdicación del Rey abre la posibilidad ante los ojos de millones de plantearse la cuestión de la República. El proceso de movilizaciones extraordinarias de los últimos 3 años nos dejan una lección clara: con un movimiento de masas sí se puede.
Desde hace tiempo, los sectores más inteligentes de la burguesía son conscientes del descrédito del hasta hoy máximo representante del Estado, sumido junto a los demás miembros de su familia en escándalos personales y de corrupción, que se suman a la inestabilidad que ha azotado al Estado español, fundamentalmente desde el estallido del movimiento de los Indignados en 2011. No es casual que todas las encuestas oficiales muestran el desprestigio creciente de la Monarquía entre la población y el fortalecimiento del sentimiento republicano, en particular entre la juventud.
Ahora, los políticos del régimen pretenderán llevarnos de nuevo a las políticas del “consenso” de los años 70, que soldó el régimen de explotación y dominio de las 100 familias de potentados que se hicieron de oro durante el franquismo, después de haber aplastado la lucha de nuestros padres, abuelos y bisabuelos. Pero la nueva generación pide acabar con la Monarquía y el régimen que Franco nos legó: la democracia falsa que nos permite elegir cada 4 años al gobierno de turno para que éste siga actuando en beneficio de la oligarquía económica que nos domina.
Con la entronización de Felipe de Borbón, el viejo régimen pretende darle un barniz a una institución antidemocrática en su esencia. No queremos una SUCESIÓN, sino una ABOLICIÓN de todos los resabios franquistas y feudales en el Estado español, como es la Monarquía.
Las palabras pronunciadas por el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, para comunicar la abdicación del Rey: "Quiero transmitir que este proceso se desarrollará en un contexto de estabilidad institucional", van a contramano de lo que sucede en la realidad.
Conscientes del desprestigio moral y político de la Corona y de Juan Carlos, la abdicación del Rey a favor de su hijo era un elemento que ya estaba discutido, y decidido, en las altas esferas del poder desde hace meses. Sólo hacía falta que apareciera un elemento nuevo en la situación que la hiciera inevitable, como ahora ha sucedido.
Los resultados de las elecciones del 25 de mayo, que han revelado, el debilitamiento extremo de los dos partidos garantes del régimen, PP y PSOE, y el fortalecimiento de las tendencias de izquierda en la sociedad, con un marcado carácter anticapitalista y antimonárquico, han hecho saltar todas las alarmas del viejo régimen. Pretenden con una cara nueva y amable, en la persona de Felipe de Borbón, coser las raídas costuras que están saltando por los aires para alargar la vida del actual estado de cosas.
En esta situación, las tareas que tenemos por delante son:
- En primer lugar, hay que impulsar de manera inmediata la movilización popular en la calle para exigir la apertura de un proceso constituyente que derogue la antidemocrática Constitución del 78 y plantee un referéndum popular para que la población decida libremente si quiere Monarquía o República. Ya hay convocada a través de las redes sociales diversas concentraciones y manifestaciones en diferentes ciudades del Estado. Animamos a los trabajadores, jóvenes y activistas sociales y populares a participar masivamente en las mismas. Después de los resultados de las Europeas es responsabilidad de los dirigentes de PODEMOS e IU impulsar con todas sus fuerzas esta movilización en los próximos días y convocar manifestaciones de masas por la república el fin de semana.
- Las elecciones del 25 de mayo, y el ambiente generado en los días posteriores, han expresado un mandato claro: la confluencia de las organizaciones y movimientos de izquierda, sociales, sindicales, plataformas por las Marchas de la Dignidad, etc. que expresan su rechazo al viejo régimen para construir un gran frente político unido. Los dirigentes de Izquierda Unida, de Podemos y de los demás movimientos sociales y populares deben dar un paso al frente para hacer realidad esta demanda.
- Una República democrática y federal sería un gran paso adelante, pero incompleto. La verdadera soberanía popular consiste en que el conjunto de la población posea, controle y utilice las palancas fundamentales de la economía (la banca, las grandes empresas y multinacionales, y los latifundios), bajo el control de los trabajadores que las hacen funcionar, para que sirvan a la gran mayoría que padece los efectos de la crisis y las injusticias del sistema. Por lo tanto, debemos vincular la lucha por la república con la expropiación de esas palancas fundamentales y arrancarlas de las 100 familias que las poseen. Es decir, debemos luchar por la República Socialista Federal.
- Movilización popular por un proceso constituyente republicano. Todos a las manifestaciones convocadas esta tarde.
- Por un frente político de la izquierda, los movimientos sociales, y las organizaciones obreras
- Por una República Socialista Federal