El 3 de noviembre de 2009, se celebraron elecciones locales en diferentes lugares alrededor de Estados Unidos.
En Nueva Jersey y Virginia, el partido gobernante, el Demócrata, perdió las dos gobernaturas. En la ciudad de Nueva York, el alcalde republicano Bloomberg fue reelegido con un margen de votos del 51 al 46%, ¡aun cuando gastó en su campaña cerca de 14 veces el monto de lo invertido por el opositor Demócrata! La población está enojada con la austeridad implementada por los gobiernos estatal y local. Pero el gobernador depuesto de Nueva Jersey, Corzine, y Bloomberg son vistos como tipos ricos de Wall Street y esto no es muy popular en estos tiempos.
Por otra parte, en el 23er distrito parlamentario al norte de Nueva York, los Demócratas ganaron un escaño en unas elecciones especiales en un distrito que había sido sólidamente republicano desde la guerra civil. Muchos derechistas, como Sarah Palin, intentaron acaparar este asiento para el candidato del Partido Conservador, ya que veían al candidato oficial republicano como “demasiado liberal”. Su apoyo al candidato del Partido Conservador forzó al republicano a abandonar. ¿El resultado? El candidato Demócrata, mucho más “liberal”, fue el elegido.
La política capitalista, sin embargo, ha estado moviéndose hacia la derecha desde los años 70, cuando terminó el auge económico de la posguerra. El sistema de los capitalistas va en declive y harán que los trabajadores y la clase media paguen caro por esta crisis. Por lo tanto, los capitalistas no están dispuestos a ceder ningún tipo de reforma. Cuando el sistema estaba en auge cedieron algunas migajas para mantener paz social. Pero el sistema no permitirá más esto.
Mientras que el sistema empuja a la clase dirigente a la derecha, también hay mucha cólera en la clase obrera. Esta cólera se expresa a menudo de una manera confusa y distorsionada puesto que no hay ningún partido de la clase obrera en este país. Por ejemplo, el ala derecha del partido Republicano se hace publicidad como “anti-establishment” (en contra del gran capital), ¡aunque ellos reciben dinero directamente de las grandes empresas! También han intentado liderar la oposición a los cambios en los servicios de salud reclamando la defensa del “Medicare”. Contratan anuncios que se oponen al plan de seguridad social de Obama (que está muy lejos de ser un servicio médico socializado), ¡explicando que costará trabajos necesarios que ellos están dispuestos a defender!
Esto demuestra que la derecha sabe que el ambiente de las masas no está para recortes a programas sociales. Sin embargo, esto es exactamente lo que hacen los Demócratas y los Republicanos, los liberales y los conservadores, por igual. Tendrán que aplicar contrarreformas, profundizar los recortes a los pocos programas del social que existen porque esto es, pues, lo que exige el capitalismo norteamericano guiado por la crisis. Mientras se dispara el déficit presupuestario federal, en algún momento aumentarán los impuestos y recortarán los programas sociales para intentar hacer frente al déficit.
En Maine, se ha aprobado un referéndum que derogaba la igualdad de matrimonio para los gay y lesbianas. Ésta es otra estrategia de la clase dirigente: divide y vencerás. A medida que la crisis continúa, tienen como meta dividir a la clase obrera y hacer que la gente se enfrente entre sí en lugar de unirse en contra del gran capital.
En Ohio, se ha aprobado la construcción de cuatro casinos con la promesa de una creación modesta de empleos en un estado donde el desempleo alcanza el 11%. Ésta es la “solución” que ofrecen los ricos: ¡apueste sus ingresos con la esperanza desesperada de tener un golpe de suerte!
En una determinada etapa, la actual crisis se reflejará en un debate profundo en el seno del movimiento obrero. Aquellos dirigentes obreros que decían confiar en los Demócratas, muy pronto, serán desafiados por las bases. Los trabajadores se darán cuenta de que necesitamos una alternativa política para luchar contra los Republicanos, que son el enemigo abierto de la clase obrera, y los Demócratas, que dicen ser sus amigos pero que están, en realidad, controlados por el gran capital. Según se desarrolle este debate se convertirá en una realidad la posibilidad de establecer un partido de los trabajadores. Con la rabia que existe entre los trabajadores y la juventud, ¿hay alguna duda que tal partido funcionara muy bien políticamente, aunque fuera difamado despiadadamente por los políticos y los medios? En estas últimas elecciones, la participación fue tristemente baja ya que los trabajadores no ven ninguna alternativa verdadera sino votar por “la oposición”. Con la existencia de una alternativa de los trabajadores, los actualmente “apáticos” trabajadores y jóvenes saldrían en grandes números para organizar y votar a ese partido. Los trabajadores y la juventud que están buscando cambiar este sistema deberían unirse al WIL (Liga Internacional de los Trabajadores) para lograr este cambio verdadero en los intereses de la gran mayoría, no de los pocos super-ricos.
5 de noviembre de 2009
Trad. Ángel García