Dinamarca: ¿Un remoto país norteño de cuentos de hadas?
El conflicto sobre las viñetas de Mahoma del periódico Jyllandsposten no se ha apagado y ha tenido consecuencias que nadie había imaginado. El artículo El mundo islámico encolerizado: Sembrando vientos y recogiendo tempestades analiza las razones por las que estos dibujos han provocado una respuesta tan explosiva en algunas zonas del mundo. Como explica el artículo, los dibujos por sí mismos no son las verdaderas razones. Son sólo la chispa que encendió la enorme furia y frustración que existe entre las masas de los llamados países islámicos. Es una furia provocada por la agresión económica y militar de la clase capitalista del mundo occidental, una agresión de la que participa Dinamarca, aunque Dinamarca sea una minúscula potencia de ninguna manera comparable a EEUU.
¿Por qué Dinamarca?
Dinamarca, como sabe la mayoría de la gente, es un pequeño país sin una fuerza militar importante. ¡Cuando fuimos a la guerra en el desierto enviamos un submarino! Por lo tanto, Dinamarca es un objetivo fácil de atacar. Para los regímenes de Oriente Medio y Asia, Dinamarca es un objetivo lo suficientemente débil para descargar las frustraciones de las masas. De esta manera, la furia de las masas hacia la política imperialista de occidente se puede dirigir contra el menos peligroso de los aliados occidentales. Incluso aunque el primer ministro danés, Anders Fogh, a menudo da la impresión de que él y George W. Bush son los mejores compañeros y aliados importantes, sería absurdo imaginar que a Bush le preocupa Dinamarca. La fuerza militar danesa en Afganistán y especialmente en Irak fue útil para tener algo de apoyo dentro de la UE, pero la “amistad” significa algo más.
El gobierno danés: ¿guardián de la libertad de expresión o hipócrita?
¿Cómo se ha llegado a una situación en la que de repente Dinamarca es presentado como un país que no respecta a una parte importante de la población mundial?
A los gobiernos daneses −tanto los anteriores como el actual− les gusta presentar una imagen de Dinamarca como defensor de la libertad y la democracia en el mundo. Siguiendo esta imagen, parece que estemos en primera línea cuando se trata de ayudar a los países pobres y la defensa de los derechos humanos. Es presentado como un país rico de cuento de hadas cuya mayor preocupación es cómo celebrar el año de H. C. Andersen.
Pero esta imagen está alejada de la realidad. La verdad es que el gobierno de derechas se basa en un partido de extrema derecha, el Dansk Folkeparti (Partido Popular Danés), un partido cuyos miembros tienen conexiones con elementos nazis. El gobierno danés ha puesto en práctica una política racista discriminatoria criticada en varias ocasiones por el Tribunal de Derechos Humanos. Pero esto no preocupa al actual gobierno danés.
El debate político ha alcanzado tal nivel que nos recuerda a la Alemania de los años treinta. Los musulmanes son presentados como el “enemigo interno”, la llamada “quinta columna” y la “mala hierba”, donde incluso políticos “respetables” del partido gobernante más grande, el Venstre, hacen campañas con consignas como: “El 82% de los inmigrantes comente crímenes” y exigen que tanto la segunda como la tercera generación de inmigrantes sean expulsados del país.
Cuando el gobierno se oculta tras la “libertad de expresión” y se presenta como el defensor de la democracia, es sólo pura hipocresía. Este es el mismo gobierno que incumple la Carta de Derechos Humanos discriminando a las personas debido al color de su piel, religión, etc. Anders Fogh durante mucho tiempo se negó a disculparse por los dibujos utilizando como excusa la libertad de expresión, pero aquí no está en juego la libertad de expresión.
Los medios de comunicación, con el Jyllandsposten a la cabeza, son totalmente hipócritas cuando hablan de libertad de expresión. ¿Dónde están las noticias de los 500 trabajadores iraníes en huelga arrestados, del millón de manifestantes en el FSM de Venezuela y cuando los trabajadores daneses fueron a la huelga por unas condiciones mejores? La verdad es que los medios de comunicación daneses son una parte integrada de la burguesía danesa. Su tarea principal es defender a las grandes empresas danesas y al gobierno danés.
El gobierno danés sólo empezó a preocuparse cuando sus embajadas comenzaron a arder, pero aún más importante, cuando las exportaciones danesas se vieron seriamente amenazadas. Cuando un país tras otro boicoteó los productos daneses y por lo tanto era una amenaza para los intereses de las empresas danesas, entonces la cosa ya era seria. La política exterior danesa está vinculada estrechamente a los intereses empresariales. Durante la guerra de Irak las empresas danesas consiguieron beneficios. Sólo cuando el escándalo actual de los dibujos comenzó a afectar a estos intereses, decidieron hacer algo. Esa es su manera de pensar.
Ausencia de la oposición
Sin embargo, el debate de la inmigración lo que revela no es que la población danesa de repente se haya vuelto de extrema derecha. La realidad es que la mayoría de los trabajadores daneses están sufriendo enormes presiones laborales, recortes del gasto social y ataques constantes. Cuando los socialdemócratas perdieron las elecciones en 2001 su consigna era: “nunca ha sido mejor”, una consigna que el trabajador danés sabía que no era cierta.
Para desviar la atención de los trabajadores de los problemas concretos y de este modo no tener que explicar las razones reales de estos problemas, los socialdemócratas giraron a la derecha con su retórica sobre la inmigración, un político incluso sugirió que todos los emigrantes implicados en un crimen fueran enviados a una isla desierta. Todo esto favoreció al Dansk Folkeparti. Con su propaganda antiinmigración, combinada con su autopromoción como el defensor del estado del bienestar, le convirtieron en el tercer partido en las últimas elecciones.
La realidad es que el gobierno de derechas puede seguir en el poder basándose en el Dansk Folkeparti es principalmente porque los socialdemócratas son incapaces de hacer ninguna oposición. Cuando el gobierno, utilizando a los inmigrantes como chivo expiatorio, llevó adelante un ataque tras otro contra la clase obrera, la respuesta de los socialdemócratas fue dar un paso más hacia la derecha.
La política del gobierno y la total ausencia de alternativa por parte de la oposición, están creando un vacío incluso mayor y empujando a muchos jóvenes inmigrantes a los brazos de las organizaciones religiosas fanáticas, como Hiz Buth Tahrir. En las elecciones de febrero de 2005, los socialdemócratas consiguieron su peor resultado desde 1920, si excluimos la victoria arrolladora de 1973. Su respuesta ha sido ir aún más a la derecha y seguir la estela del gobierno de derechas.
Esto se ha podido ver claramente en esta crisis de los dibujos de Mahoma. Según las recientes encuestas el Dansk Folkeparti ganaría otros ocho escaños más mientras que los socialdemócratas perderían nueve. El Dansk Folkeparti puede incluso superar a los socialdemócratas como segundo partido de Dinamarca, ahora tiene el 17,8% de los votos, mientras que los socialdemócratas sólo tienen un pobre 21,6 %. Esto significaría que los dos partidos más grandes serían el Venstre y el Danks Folkeparti, uno de derechas y otro de extrema derecha.
Los socialdemócratas han adoptado la misma política que durante la guerra, es decir, ahora “tenemos que apoyar los intereses nacionales comunes”. Esto ha ido acompañado de una débil crítica al primer ministro, limitándose a decir que no entabló un “diálogo” con los musulmanes.
En realidad, no tienen intereses nacionales comunes. Cuando las embajadas danesas ardían esto no afectaba a los trabajadores daneses, sino a las empresas cuyos intereses defendían estas embajadas. En lugar de desarrollar una perspectiva de clase, los socialdemócratas siguen los pasos del gobierno de derechas. La cuestión es la siguiente, que a pesar de la propaganda de los medios de comunicación, la clase obrera continúa existiendo como siempre lo ha hecho. Más que nunca, es necesaria una oposición que pueda defender firmemente una política favorable a la clase obrera.
Los inmigrantes utilizados como un ariete
Sin duda, en Dinamarca existen las mismas condiciones que crearon la explosión social en los suburbios franceses. Los que piden asilo denuncian las condiciones humillantes que les imponen, ni siquiera pueden decidir qué comer. Si te llamas Ahmed en lugar de Andersen, tu posibilidad de conseguir un lugar donde vivir, un empleo o un curso de aprendizaje se ve reducida. Si tienes menos de 24 años ya no puedes casarte con quien quieras, si quieres casarte con un extranjero tienes que tener 50.000 coronas danesas (unos 6.700 euros), un empleo real y un apartamento, si no tendrás que trasladarte a Suecia o a otro lugar para casarte. Si no lo haces en Dinamarca puedes cometer el pecado de enamorarte fuera de tu propia nacionalidad. Ahora, antes de conseguir un pasaporte, tienes que someterte a las pruebas de ser danés, pruebas que tampoco podrían pasar muchos daneses nativos. Esto significa que los refugiados que han sido torturados, a los que se les ha negado la oportunidad de aprender el idioma, son enviados a los países de procedencia.
Los inmigrantes tienen que vivir en guetos. Se ha impuesto un límite en el nivel de apoyo que puedes conseguir del estado y las condiciones de los desempleos empeoran cada día más. Son políticos que están llevando a los inmigrantes cada vez más a una situación desesperada y a unas condiciones de vida inhumanas.
Además, los inmigrantes no son tratados de la misma manera que el resto de la fuerza laboral, en los mismos términos que los trabajadores daneses. Reciben una “formación” especial, es decir, que por menos del salario mínimo aprenderán a “tener un empleo”, “levantarse pronto”, etc. Junto a esto, se ha aprobado un “salario mínimo introductorio” que es una forma de proporcionar a las empresas mano de obra barata. Con esta política los inmigrantes son utilizados para atacar a todos los trabajadores daneses y sus derechos, por ejemplo, los acuerdos de negociación colectiva, el salario mínimo, etc. Este nuevo nivel salarial introductorio se comenzó a aplicar con el argumento de que así más inmigrantes conseguirían un empleo. Sin embargo, ¡la mitad de estos empleos con el salario mínimo introcutorio han ido a parar a daneses nativos! Está claro que es una cortina de humo para atacar a todos los trabajadores.
Cuando la Comisión de Bienestar del gobierno (una comisión creada por el gobierno de derechas para presentar sus ideas de cómo reducir el gasto social), presentó sus recomendaciones en diciembre con una larga lista de propuestas sobre cómo atacar los derechos de los trabajadores daneses, el gobierno cogió dos de ellas, una era precisamente sobre la inmigración. Aquí vemos claramente la política de “divide y vencerás” del gobierno.
Por ahora, las llamadas “reformas” del bienestar han sido pospuestas debido a la “crisis de los dibujos de Mahoma”, el gobierno danés está ocupado protegiendo sus embajadas. Pero sin duda estos ataques seguirán. La división real no es entre inmigrantes y daneses, sino entre capitalistas y trabajadores. Si se quiere luchar eficazmente contra el racismo y si se quieren detener los ataques contra la clase obrera danesa, entonces los trabajadores deben unirse en una lucha común. Sólo a través de esta lucha se pueden eliminar y combatir todos los prejuicios que lanzan los medios de comunicación y los políticos daneses.
Las protestas que han tenido lugar tanto dentro como fuera del país no son sobre unos dibujos en un periódico, o sobre el derecho a representar una u otra figura religiosa. Los dibujos y las protestas contra ellos tienen que ser entendidos dentro del contexto de muchos años de dominación imperialista occidental y los constantes ataques a los musulmanes en el mundo occidental.
Lucha de clases en lugar de “choque de civilizaciones”
La idea que ha encontrado eco durante los últimos años y que actualmente es utilizada por los medios de comunicación es que nos enfrentamos a un “choque de civilizaciones”, pero esto no es otra cosa que una mentira reaccionaria. Los gobiernos de ambas partes del conflicto quieren explotar los dibujos para sus propios objetivos, que en el fondo son los mismos, permanecer en el poder. Los regímenes reaccionarios en Oriente Medio y Asia quieren que las masas “suelten vapor” de manera segura, mientras que el gobierno danés quiere utilizar la misma crisis para desviar la atención de la población danesa de la verdadera naturaleza de su política. Las dos partes quieren consolidar su propia posición.
Como dijo el ministro de exteriores, Per Stig Moller, cuando apeló a los regímenes de Oriente Medio: “la política no se puede decidir en las calles” Lo que realmente temen ambas partes es que las masas comiencen a participar en política y tomar el destino en sus manos, como vemos en América Latina.
Las divisiones no son entre diferentes religiones o nacionalidades, sino entre el trabajo y el capital, la única salida es que los trabajadores de todos los países tomen el poder en sus manos. ¡Por el internacionalismo obrero y la revolución mundial!