A dos años del inicio de la crisis económica, los trabajadores hemos comprobado en nuestras carnes la gravedad de la que ya se denomina la “Gran Recesión”. Las preguntas que nos hacemos muchos es: ¿Cuánto va a durar esta situación? ¿Cuales son las perspectivas para la economía mundial y en concreto para el capitalismo español? ¿Vamos a volver a la situación anterior? ¿Qué podemos hacer los trabajadores para defender nuestros derechos y conquistas sociales?
Crisis de Sobreproducción
Aunque los bancos centrales han inyectado enormes cantidades de liquidez, supuestamente para financiar el mercado interbancario y que los bancos bombearan estos fondos en forma de créditos a las empresas y particulares, los bancos siguen siendo reticentes a prestar dinero (salvo en los casos con más que seguras garantías de pago).
La razón para ello es que hay una enorme incertidumbre: nadie sabe cuándo se acabará el ciclo recesivo en la economía mundial. El ciclo recesivo acabará cuando comience un nuevo auge de las inversiones productivas capitalistas. Pero a corto plazo no parece que esto vaya a ocurrir.
El problema de fondo que no puede tapar la actual crisis que los medios burgueses quieren hacernos aparecer como meramente financiera, es la sobreproducción existente, inherente al sistema.
Las estadísticas indican que la utilización de la capacidad productiva instalada en las fábricas y centros de trabajo de las principales economías del mundo llegó en el 2009, en lo más bajo de la recesión, a niveles parecidos a los de la postguerra mundial a fines de los años 40: poco más del 72-75%. Esto supone una sobrecapacidad global del 25% o más.
En sectores como el automóvil fue aún peor y se llegó al 30%. Es decir, con una capacidad de producción de 94 millones de vehículos se vendieron aproximadamente unos 60 millones. Por tanto hay un exceso de 34 millones, que es lo equivalente a la producción de 100 plantas automovilísticas.
La perspectiva más probable se puede resumir leyendo un artículo reciente de la revista económica Business Week, donde se hacían esta pregunta: ¿Cómo podría existir exceso de producción?:
“ Para los economistas, la sobrecapacidad es un concepto complejo. Las necesidades humanas son ilimitadas así que ¿Cómo podría el mundo producir demasiado de algo bueno? La clave es lo que la gente puede pagar. En muchos sectores de bienes, los precios aún no son lo suficientemente bajos para crear demanda. Tendrá que darse una combinación de la caída de los precios y la destrucción de la capacidad productiva antes de que la oferta y la demanda se equilibren. La cuestión es cómo se logrará ese equilibrio”.
El mercado Mundial y el aumento de las tendencias proteccionistas
El importante crecimiento del comercio Internacional después del final de la II Guerra Mundial, constituyó el factor principal que permitió al capitalismo evitar durante muchos años una depresión profunda similar a la de los años 30.
Los intercambios comerciales entre las naciones de todo el Mundo representaron el 52,80% de toda la producción planetaria en 2009. Esta “globalización“ de la economía capitalista (intensificada con la incorporación de China, India, la ex URSS y los países del Este a la órbita del mercado capitalista), supone la confirmación en la práctica de la perspectiva que Marx planteó en el Manifiesto Comunista, escrito en 1848, donde anticipó brillantemente que las fuerzas productivas sobrepasarían el corsé del mercado nacional y que esto conduciría inexorablemente al predominio aplastante del mercado mundial, y a la subordinación ante éste de cualquier economía nacional por importante que fuese.
Ahora este crecimiento ha llegado a sus límites. Por un lado, la fuerte contracción de la economía mundial está afectando de manera directa a los intercambios comerciales y esto se ha expresado ya en una importante caída del comercio mundial del -14,4% en 2009.
Al mismo tiempo crecen las contradicciones y enfrentamientos entre las distintas potencias, lo que está provocando tensiones y el inicio del surgimiento de tendencias proteccionistas. Lo que esto pone de manifiesto es que, como norma, en los periodos de crisis y vacas flacas, cada burguesía nacional barre para casa e intenta exportar los problemas a sus competidores.
Dada la importancia creciente que está adquiriendo la economía china, no es por casualidad que uno de los enfrentamientos más agudos se está desarrollando precisamente entre EE.UU y este país a cuenta del valor del Yuan (Renminbi).
En este sentido, 120 senadores republicanos y demócratas han elaborado una propuesta de Ley que propone la adopción de medidas contra aquellos países que no adecuen su política monetaria a la realidad de su economía. Lo que quieren decir es que se subordinen a las necesidades americanas.
Es probable que finalmente en este caso se llegue a algún tipo de acuerdo pero lo que indica este lenguaje de guerra comercial abierta es que hemos entrado en un nuevo período de agudización de las contradicciones entre las potencias imperialistas que en un momento dado conducirá a enfrentamientos
mucho más agudos. En cualquier caso, estas contradicciones comerciales no favorecen una rápida y sólida salida de la recesión. Antes al contrario.
La deuda, lastre insuperable a corto plazo
La sobrecapacidad existente, la falta a corto plazo de una oleada masiva de inversiones que relancen el comercio mundial por este sentido y el endeudamiento mayor de toda la historia del capitalismo en época de paz, muestran los límites de una rápida y sólida recuperación económica a corto plazo.
Aquí se muestra la relación, y la composición desglosada de su deuda, de los países más endeudados del planeta:
GOVENMMENT= DEUDA PÚBLICA. NONFINANCIAL BUSINESS = DEUDA DE LAS EMPRESAS.
HOUSEHOLDS= DEUDA HIPOTECARIA FAMILIAR. FINANCIAL INSTITUTIONS= DEUDA DE ENTIDADES FINANCIERAS
El auge de los créditos, la refinanciación de los mismos, facilitada con todo tipo de instrumentos financieros que acabaron atrapando a empresas y bancos, junto con el creciente endeudamiento de los diferentes estados capitalistas; engrasaron y dieron vitalidad durante un período de un par de décadas (junto a otros factores) al capitalismo. Permitieron que las dos últimas recesiones económicas fueran relativamente débiles. Pero actualmente lastran hacia abajo la recuperación económica.
Efectivamente, el contribuyente americano, y los de algunos países europeos, se encuentran endeudados por décadas, junto con sus bancos y empresas en países clave. Ahora los capitalistas no pueden repetir la experiencia que llevaron a cabo en 2002-3-4 cuando los principales bancos centrales bajaron los tipos de interés: los bancos, sobre cuya solvencia existen fundadas dudas, ya no pueden refinanciar un nuevo auge del consumo.
La crisis griega … Crisis de la Unión Europea
En 2000 se aprobó la creación del euro. Tras más de medio siglo, el difícil proceso de unificación de las principales economías del viejo continente, parecía avanzar de forma decisiva. A la unión aduanera se sumaba la unión monetaria, creándose el Banco Central Europeo.
En aquel entonces, los marxistas explicamos que bajo el capitalismo era imposible una unión real de economías con distinto grado de desarrollo y que evolucionaban en direcciones distintas, y anticipamos que todas las ventajas iniciales durante la fase de crecimiento, o boom económico, se convertirían en su contrario cuando cambiase el ciclo.
La crisis de las finanzas públicas de Grecia ha sido la primera prueba seria desde entonces. Desde sus inicios, ha puesto encima de la mesa las fuertes e insolubles contradicciones que atenazan a la Unión Europea.
Tras la elección del nuevo gobierno del PASOK, salieron a la luz los datos reales del enorme déficit público de la economía helena que se había falseado hasta entonces, admitiendo el gobierno que el déficit llegaba al 13% del PIB. En los últimos días se ha sabido que incluso este dato se falseó también en diciembre, y que el déficit todavía fue mayor.
La casualidad hace que esa situación sale a la luz pública cuando se ha dado otra situación en diciembre cercana a la insolvencia para Dubai, y cuando los principales estrategas burgueses tienen claro que la recuperación económica va a verse gravemente afectada por el endeudamiento mundial.
Con los datos expuestos en el anterior diagrama, en datos relativos, se observa que el endeudamiento griego no es tan alto como el de otros países europeos. Pero ese enorme déficit de 2009, sí es superior a cualquier otro miembro de la UE. El endeudamiento de un país muestra entre otras cosas la competitividad futura del mismo en la arena del mercado capitalista.
La cuestión es que AHORA nadie deja dinero, aunque se tenga pocas deudas, si no se muestra una gran competitividad y solvencia. Y el capitalismo griego no reúne estas características.
Como escribimos en febrero:
“ Un grupo de especuladores y bancos internacionales venden dinero a todos los Estados del mundo para financiar sus deudas. Si le prestaron 1.000 a un país y 100 a otros es indistinto, a condición de que paguen ¿Por qué va a reclamar más el que sólo recibió 100 si él no reúne garantías para pagar ni un euro más? Los especuladores buscan el máximo beneficio ... “
Una vez que en los últimos meses quedó claro que hay un PROBLEMA DE DEUDA INTERNACIONAL, a partir de ahora al capitalismo griego le va a costar cada vez más financiar su deuda.
Para financiar el déficit y hacer frente a los vencimientos de su abultada deuda pública, el nuevo gobierno intentó colocar entre los inversores nuevas emisiones de deuda. El problema es que los llamados inversores institucionales (bancos, aseguradoras y fondos de inversión) no estaban dispuestos a financiarles y, si lo hacían, era bajo condiciones leoninas (lo que amablemente llaman un diferencial). Así, mientras los Bonos alemanes (a 10 años) se colocan fácilmente al 3%, el estado griego se veía forzado a pagar un interés superior al 7%.
Se vislumbró el riesgo real de que Grecia no pudiera haber hecho frente a sus obligaciones, teniendo que recurrir a la suspensión del pago de la deuda, al igual que ocurrió en Islandia, situación que sigue estando implícita a día de hoy.
El problema se tenía que solucionar, entre otras razones, porque gran parte de la deuda pública griega de 300.000 millones de euros, está en manos de los bancos franceses, alemanes y suizos, siendo éstos en caso de impago los primeros afectados.
Rápidamente surgieron las contradicciones.
En estas condiciones los capitalistas alemanes se negaban a “pagar la cuenta”, y por tanto exigía el estricto cumplimiento de las draconianas condiciones del llamado Pacto de Estabilidad (pacto que, curiosamente, en 2003 se modificó para evitar las sanciones contra Francia y Alemania por haber tenido déficits excesivos durante 4 años). Ángela Merkel llegó a amenazar con la expulsión del euro a los países que reiteradamente incumplieran el pacto.
Por su parte, los capitalistas franceses criticaban abiertamente a Alemania y le recordaban que en los 10 años de vigencia del euro, el superávit comercial germano con el resto de Europa se había disparado hasta los 150.000 millones de euros, entre otras razones, porque los países de la eurozona con economías más débiles no podían devaluar sus monedas.
Tras fuertes tensiones, se llegó a un acuerdo inestable: Grecia tiene que reducir su déficit por debajo del 3% del PIB en 2013. Una vez “aceptadas las condiciones” por el gobierno heleno, se provisionaron 45.500 millones de euros para cubrir las necesidades de financiación de Grecia al 5% de interés.
Por primera vez en seis décadas (desde el fin de la II Guerra Mundial) se coordinaba el rescate financiero de un país europeo con el concurso, no solo de la UE, sino del FMI.
Aceleración de la crisis: posibilidad de bancarrota griega
Pero esto no es suficiente: estas decenas de miles de millones difícilmente dan para pagar las deudas que vencen a corto plazo y los intereses de la deuda a corto-medio y largo plazo que necesita este país capitalista poco competitivo (se ha superado la cifra del 10% de interés anual que piden los usureros bancos y especuladores para dejar dinero al estado griego).
Pero el anterior acuerdo seguía sin satisfacer las aspiraciones alemanas que, en los hechos, han favorecido el estallido de la actual crisis.
La burguesía alemana, principal financiadota de la UE, está llegando a la conclusión de que la UE se extendió más allá de las posibilidades reales. Durante décadas trataron de estabilizar al capitalismo griego, a través de las ayudas de la UE (los Fondos Estructurales y de Cohesión). Actualmente, con la ampliación de la UE hacia el este, encuentran en Polonia, Chequia o Hungría más posibilidades de mercado y mano de obra más barata para sus industrias.
A través de la “crisis griega” la burguesía alemana, seguida de otras dependientes a ella como la holandesa, quiere mostrar que no está dispuesta a financiar el crecimiento de otras que no “hagan los deberes”: recortes sociales, contrarreformas laborales, privatizaciones …
Los acontecimientos se aceleraron dramáticamente.
Según la versión en Internet del diario El País del 27 de abril:
“ La rentabilidad del bono a diez años de la República Helénica ha llegado a superar el 18%, (…), algo del todo desconocido hasta la fecha en la década de vida de la eurozona y muy difícil de encontrar fuera de ella, aunque luego ha vuelto a los niveles de las últimas jornadas sobre el 9,6%.”
“ (…) La tragedia griega ha pasado a una nueva fase después de que la agencia de calificación Standard & Poor's haya rebajado la calidad de su deuda hasta el nivel de bono basura, lo que le cierra todas las puertas para poder acudir a los mercados a financiarse y le deja al albur de que sus socios del euro activen los créditos de hasta 45.000 millones de euros previstos en el plan de rescate para evitar la bancarrota. La noticia, además de agravar la situación financiera de la República Helénica, ha llevado la alarma a los parqués y los mercados de deuda por una crisis que cada día que pasa alcanza cotas impensables hace unos meses y desconocidas en toda la historia de la eurozona”.
Evidentemente, como se está viendo, el problema no acaba en Grecia, sino en cualquier país poco competitivo que necesite financiarse: en ese grupo están Portugal, Irlanda y el estado español en primer lugar.
La crisis y los males de la economía española
En el caso particular del capitalismo hispano, todos los “éxitos” del Milagro Económico de 1997-2007 se han convertido en su contrario. Ahora, las limitaciones de un boom basado en el ladrillo, los servicios y en una explosión del consumo fomentado por la estabilización de los precios y por el fácil acceso al crédito, están pasando factura.
Igual que pasó en recesiones anteriores, y reflejando fielmente el carácter débil y atrasado del capitalismo español, el ciclo recesivo se profundizó y alargó más que en otros países de su entorno.
Esto ha provocado el crecimiento explosivo del paro, que en estos momentos afecta a 1 de cada 5 trabajadores (20'05% de la población activa, según la EPA), con 4.612.700 desempleados, y al 40% de los jóvenes menores de 30 años. En definitiva, en poco más de dos años, hay 2,6 millones de nuevos parados.
Las previsiones apuntan a que la economía española será una de las pocas en Europa que continúe en recesión en 2010. Los cálculos de crecimiento anual del PIB oscilan entre el -0,30% que vaticina el gobierno y el -0,80% de otros analistas. Respecto a las estimaciones para 2011, las más optimistas hablan de un crecimiento del 1,8% en tasa anualizada.
Entre 2000 y 2010, la deuda en el estado español se duplicó. En estos momentos su volumen oscila entre el 342% del PIB que estima el McKinsey Global Institute, y el 400% que calculan Analistas Financieros internacionales.
La distribución sería como sigue:
- Deudas de particulares, 89% del PIB.
- Deuda Empresarial, 143% del PIB.
- Deuda bancaria, 107% del PIB.
- Deuda Pública, 55% del PIB.
En cuanto a la parte de la misma que se ha colocado en el exterior, ésta asciende al 167,5% del PIB.
Comparativamente, a nivel mundial, sólo dos países tienen un mayor volumen de deuda en términos relativos ( en proporción a su respectivo PIB): Gran Bretaña y Japón.
En lo que respecta a la deuda pública, lo que llama la atención es la velocidad de su crecimiento: un 40% de incremento en 1 año. En 2010 se espera que seguirá creciendo hasta llegar al 66% del PIB.
La explicación para este crecimiento exponencial de la deuda pública es clara: por un lado se han reducido los ingresos fiscales en más de un 23% (por la caída de la actividad económica) y, a la par, se han incrementado los gastos (servicio de la deuda, desempleo ...). Todo lo cual ha provocado un agujero de 117.000 millones de euros en las cuentas del Estado, que pasan de tener un superávit del 2% en 2007 a un déficit del 11,4% del PIB a finales de 2009.
En el a corto-medio y largo plazo mejor de los casos, considerando que los inversores cubran las nuevas emisiones de deuda y no se repita el fenómeno griego, está claro que se tendrá que pagar un interés mayor (el diferencial con Alemania es ya un 1% superior). Este mayor coste lastraría aún más las finanzas públicas.
En este sentido, y para entender la posición real de la economía española en Europa, era esclarecedora el editorial titulada “El experimento Griego” que publicaba el 12 de abril El País :
“Se trata de una decisión necesaria, que refleja las pretensiones que enfrenta ese país. Pero esa disposición favorable de los gobiernos no elimina en modo alguno la exposición de Grecia a perturbaciones financieras adicionales y la capacidad de contagio a otros países. Elevado endeudamiento público y privado, capacidad competitiva insuficiente para aprovechar la reanimación de la demanda, y sistema bancario con salud precaria; son algunos de los síntomas de la enfermedad griega, comunes a otras economías que comparten moneda, la española incluida”.
El sector de la clase dominante cuya opinión se refleja en este diario es consciente de que Grecia es el espejo en el que tienen que mirarse, para comprender qué perspectivas afronta el capitalismo español.
Por último, aceptando la perspectiva económica más optimista que contempla el gobierno de que para el 2011 la economía crecerá a un ritmo cercano al 2%; suponiendo que esa situación de crecimiento se mantenga, e incluso mejore algo hasta el 2013; todos los analistas coinciden en que seguirá sin generarse empleo suficiente, y el paro se mantendrá estancado en torno al 18-20% de la población activa (es decir, en alrededor de 4.000.000 de desempleados).
Este es el mejor escenario que se presenta para el capitalismo español en los próximos años, crecimiento económico raquítico y paro masivo. Y todo esto antes de que se concreten los recortes masivos del gasto público, necesario para reducir el déficit de ayuntamientos, comunidades autónomas y de la administración central.
Recuperación en los Estados Unidos. La crisis de la deuda golpea al capitalismo español
Los últimos indicadores de EE.UU. reflejan la creación de 162.000 empleos netos en el mes de marzo. Parecen indicar que el crecimiento positivo de la economía americana en los dos últimos trimestres de 2009 se consolida y es posible que se haya acabado la recesión. No obstante, los propios portavoces del organismo gubernamental estadounidense se curan en salud e insisten en que sería prematuro enterrar el ciclo anterior y poner fecha a uno nuevo. En palabras del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke:
“La recuperación será débil y se verá lastrada por un paro que se mantendrá en cotas del 10%, al menos hasta finales del 2010”.
Como ya dijimos, los expertos de la mayor potencia del planeta no las tienen todas consigo y son conscientes de que el sistema ha entrado en una nueva etapa descendente, donde, probablemente, durante años tendremos un crecimiento débil junto a altas tasas de desempleo. Todo ello combinado con un plan de ajuste para recortar y hacer frente a las enormes deudas acumuladas.
La crisis de la deuda, que comienza a final de 2009 con Dubai World, pasando luego a suelo europeo con la crisis de deuda griega, trastoca aún más los planes del gobierno español.
Hasta diciembre de 2009 el gobierno tomó diferentes medidas para afrontar la crisis económica. Por un lado creó el FROB (Fondo para la reestructuración ordenada bancaria), dotado con un presupuesto de 9.000 millones de euros, ampliables hasta 90.000 millones, con el que se garantizó a la burguesía financiera los fondos públicos necesarios por si hiciese falta acudir al rescate de bancos y cajas con problemas.
Por otro lado, se produjo en un primer momento un aumento de la inversión en obras públicas, para intentar frenar la sangría de la pérdida de empleos en la construcción (Plan E de obras públicas, ayudas a la vivienda de diferente tipo …). También se creó la nueva prestación para los desempleados que hubieran agotado el paro (subsidio de 426 euros durante 6 meses).
Sin embargo, en el debate monográfico sobre la crisis celebrado en el Congreso de los Diputados en diciembre, se empieza a concretar la agenda de lo que van a ser las “iniciativas y reformas” que propone el Gobierno actualmente hasta el final de la legislatura. En ese primer debate de diciembre las medidas más importantes que el Gobierno puso encima de la mesa fueron: subir el IVA hasta el 18%; y un Plan de Austeridad y Ahorro a desarrollar con los ayuntamientos y las Comunidades autónomas.
Todo ello, tomando como eje central de sus propuestas, a partir de entonces, el reducir el déficit público en 2013 hasta el 3% exigido por las autoridades de la UE.
Tras el desplome de las cuentas públicas griegas, se publican varios artículos de opinión en la prensa económica mundial donde se equipara abiertamente la situación de la economía española con la griega.
Las alarmas desatadas son tan crudas que provocan el desplome de la bolsa española. Se disparan las tensiones sobre la deuda española. La situación llega a ser tan seria que el presidente socialista habla de una “conspiración contra España” declarando:
“Resulta paradójico y creo que merece una seria reflexión, que los mismos financieros que provocaron la crisis y son responsables por tanto de los abultados déficits a los que ahora tienen que hacer frente los diferentes gobiernos, exijan garantías de solvencia y bien hacer a los estados”.
Desafortunadamente, Zapatero no sacó las conclusiones prácticas que se desprendían de estas palabras. Por el contrario, primero él, y después la ministra de economía Cristina Salgado, se desplazaron a la City londinense para dar garantías a los ”inversores” sobre la solvencia de la economía española. Reiteraron ante “los mercados“ y sus socios europeos que se cumplirían estrictamente los compromisos del Plan de Estabilidad (recortando para ello el déficit en 50.000 millones de euros hasta 2013).
Poco después, alineándose con la postura de la patronal, Zapatero propone incluir en la agenda del “Diálogo Social” con sindicatos y empresarios la ampliación de la edad de jubilación hasta los 67 años; y que los años que se tienen en cuenta para el cálculo de la pensión pasaran de los 15 últimos que se computan ahora, a 20, e incluso 25 años. Los sindicatos, ante ésto, convocaron manifestaciones para fines de febrero.
El 18 de febrero el gobierno propone en el Parlamento un “Pacto contra la Crisis” a todos los partidos. El resultado, tras reunirse con cada grupo en la Ronda de Zurbano (sede del Ministerio de Economía, que dará nombre al pacto), es un acuerdo parcial que se limita a:
- Facilitar la financiación a las PYMES a través del ICO (Instituto de Crédito Oficial).
- Lanzamiento de un plan para la rehabilitación de viviendas, concediendo incentivos fiscales (10% de deducción por el coste de las obras en la vivienda), créditos blandos, algunas ayudas a fondo perdido, y una reducción hasta el 8% del IVA en las actividades ligadas a la construcción.
Los planes de la burguesía
Ángel Laborda expone el porqué estos planes, junto con el resto de objetivos del Gobierno, no bastan por sí solos ( El País 21-03-2010):
“Es harto difícil que una economía sometida a una cura fiscal como la propuesta, cuyo sector privado se encuentra en un largo proceso de desapalancamiento -es decir reducir su endeudamiento-, con pocas posibilidades por tanto de de acelerar su gasto en consumo e inversión, y cuyo sector financiero también tiene que desapalancarse, sanear las pérdidas provocadas por la burbuja inmobiliaria y reestructurarse, pueda crecer al 3% a partir de mediados del próximo año, cuando ahora aún se halla en recesión”
En una reciente entrevista (El País 12-04-2010) al presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, cuando le preguntan ¿Cuál era el mayor peligro que acecha hoy a Europa?, Van Rompuy afirmó:
“El mayor peligro es el populismo reinante y en consecuencia la falta de compromiso europeo, el populismo hace difícil tomar las medidas que habrá que adoptar para el futuro de Europa ... Cuando veo la agenda Económica, las “reformas” que hay que hacer, los desafíos presupuestarios ... Estamos obligados a tomar medidas impopulares, no se podrá escapar a “reformas impopulares” en los próximos años – pero hay que ser valientes—“.
¡¡Se podría decir más fuerte pero no más claro!! En las breves palabras de Mister Van Rompuy se sintetizan los planes de “ofensiva general contra los trabajadores" para los que la clase dominante se está preparando en todas partes. Donde más lejos han llegado es en los casos de Irlanda y Grecia. En ambos países, la receta ha sido idéntica: reducción salarial a los funcionarios, aumento de la edad de jubilación, congelación salarial … Y estas sólo son las primeras escaramuzas.
En el caso del estado español, las previsiones se pueden resumir en la conclusión de Angel Laborda sobre lo que supondrá reducir el déficit público hispano:
“Reducir el déficit al 3% del PIB en 2013 va a requerir sangre, sudor y lágrimas no sólo para los gobiernos”
La cruda realidad de los datos objetivos imponen a Zapatero y al gobierno socialista el tener que ELEGIR: O bien gobiernan a favor de quienes conforman su base de apoyo social: los trabajadores, parados, jóvenes y amas de casa …, y hacen honor a sus promesas electorales en 2004 cuando el presidente afirmó “gobernaré para los más débiles”; o ceden a las presiones de aquellos que en palabras de Zapatero han detonado la debacle actual, y llevan a cabo una política de contrarreformas en beneficio de la gran banca y la patronal.
La última iniciativa gubernamental indica que el Gobierno está cediendo a las presiones de la burguesía y que apuesta por una política abierta de Contrarreformas.
En concreto, los cinco puntos que proponen son:
Actuaciones contra la eventualidad mediante la reducción de los costes del despido
- Ampliar a cualquier colectivo de trabajadores la validez legal del “Contrato de Fomento de la contratación indefinida” donde la indemnización por despido se reduce de los actuales 45, a 33 días por año trabajado .
- Que el FOGASA (Fondo de garantía salarial, órgano del Estado) pueda llegar a subvencionar el coste del despido hasta en un 40% (de esta forma, el patrón tendría que pagar 20 días por año en vez de los 45 que ahora son la norma), en los casos de despidos colectivos por razones objetivas o de la producción y en los despidos individuales que se consideren procedentes.
- Que se cree un Fondo por despido para los trabajadores similar al que existe en Austria, donde las empresas aportan a dicho fondo un 1,5% de la retribución mensual del trabajador.
Permitir la intermediación de las agencias privadas de colocación en el mercado laboral.
Revisión y adecuación de las subvenciones que se destinan al fomento de la contratación.
Como instrumento de ajuste laboral en las empresas donde caiga la producción, utilizar el modelo alemán de reducción de la jornada: que sea el Estado quien haga frente al coste de las horas no trabajadas.
Plan de choque contra el paro juvenil.
- Fomentar el uso del “Contrato de Formación”, aumentando la edad límite de 21 a 24 años.
- Al utilizar esta modalidad de contratos, los empresarios quedan exentos del pago de las cotizaciones a la Seguridad Social.
- Los jóvenes que accedan a los mismos generarán derecho a cobrar el paro y, en el segundo año, su sueldo no podrá ser inferior al salario Mínimo.
En estos planes podemos vislumbrar ya una andanada contra el conjunto de los trabajadores. De aplicarse estas medidas, se precarizaría aún más el empleo de los trabajadores, se fomentaría un despido más barato, y se posibilitaría de diferentes maneras que los empresarios cotizaran menos al Estado.
¿Pacto Social o Lucha de Clases?
Los empresarios, naturalmente, exigen más. Por su parte, los compañeros Toxo y Méndez han declarado públicamente que consideran inaceptable que se quiera abaratar el coste del despido y que se plantee abrir las puertas de la intermediación laboral pública (que realiza el Estado a través del INEM) a las agencias privadas de colocación.
Nuestros dirigentes sindicales, Méndez y Toxo, tienen toda la razón cuando critican la “cerrazón de la Patronal”. La pregunta que nos debemos hacer es: ¿Por qué esa actitud ofensiva de la Patronal? Y, sobre todo ¿Cómo podemos responder los trabajadores?
Aunque el espectáculo del máximo dirigente de la CEOE, con sus empresas quebradas y la actitud hacia sus trabajadores, es una buena muestra del particularmente mezquino espíritu que caracteriza al capitalismo español, en nuestra opinión la actitud patronal en la "Mesa de Diálogo social" responde a las necesidades e intereses objetivos de la burguesía española. Saben de primera mano la profundidad de la crisis a la que se enfrenta el capitalismo español.
Los dirigentes de UGT y CC.OO, que dieron medio paso adelante con las movilizaciones de febrero contra el Pensionazo, tienen que sacar conclusiones y movilizar contundentemente a los trabajadores. Esa es la única forma efectiva para poder parar la ofensiva patronal y, a la vez, presionar al gobierno para que defienda una política en beneficio de la mayoría de la población.
No podemos retroceder en nuestros derechos sociales. Hay ya auténtica pobreza que afecta a cada vez más amplios sectores de nuestra clase. En las zonas más humildes del estado español, donde la necesidad a vuelto ha resurgir como no lo hacía en las dos últimas décadas, donde hasta las ayudas sociales y el paro se han agotado en algunos casos, podemos ver explosiones de desesperación, e incluso de racismo, si no hay una alternativa viable por parte de las organizaciones de izquierda.
Por eso, las huelgas generales que han convocado organizaciones como el SOC-SAT en la sierra de Cádiz en febrero, y luego el 14 de abril en la Sierra Sur sevillana (apoyada por el PCE y otras organizaciones de izquierda) son un paso adelante.
Ahora bien, para que estas movilizaciones tengan un efecto, es toda la clase obrera la que debe salir en el conjunto del Estado. Poner fecha a una HUELGA GENERAL, como primer paso para cambiar la política del gobierno, es ahora una necesidad. Son UGT y CC.OO. quienes tienen la suficiente capacidad para garantizar una campaña duradera en este sentido, que no acabe únicamente en la convocatoria de una Huelga General, sino que continúe hasta conseguir que el gobierno socialista practique una política en beneficio de la inmensa mayoría.
Ya escribimos, de cara a las manifestaciones de febrero, que no solo nos jugábamos los ataques en las pensiones. Explicamos entonces que el Gobierno iba a intentar atacar otras conquistas sociales, empezando por intentar otra reforma laboral para abaratar aún más el despido.
La sanidad pública, la educación, nuestras pensiones de jubilación, la negociación colectiva, vacaciones … todas y cada una de las conquistas que hemos arrancado los trabajadores y que hasta ahora pensábamos que eran intocables, van a estar amenazadas. Es necesario que nos organicemos y reforcemos la afiliación y la fuerza de los sindicatos y las organizaciones de clase.
Es urgente que los dirigentes de CC.OO. y UGT empiecen una campaña de asambleas. No solo con asambleas provinciales de delegados, sino yendo a las empresas y tajos para informar de todo lo que está en juego. Ahora mismo hay muchas presiones sobre el gobierno por parte de los capitalistas españoles y del capital internacional. Si las organizaciones de los trabajadores no realizan, cuando menos, una presión igual en sentido opuesto, parece que el Gobierno se verá tentado desgraciadamente de olvidarse de sus promesas electorales y de claudicar ante algunas de las peticiones empresariales.
Los partidos de los trabajadores y de izquierda, que tienen mayoría en el Congreso de los Diputados, deben ponerse de acuerdo para llevar a efecto una política socialista en beneficio de la inmensa mayoría de la sociedad que posibilite:
- Para combatir el paro: no a los expedientes, ni un solo cierre o despido. Reparto del trabajo existente entre todos los trabajadores: jornada de 35 horas sin reducción salarial.
- No a la congelación salarial, escala móvil de precios y salarios.
- Un puesto de trabajo digno o prestación indefinida de desempleo para cualquier trabajador mientras permanezca en paro.
- Que las pensiones mínimas sean iguales al SMI. Jubilación a los 60 años. Por un aumento del SMI hasta los 1100 euros.
- No más desahucios. En caso de desempleo, congelación del pago de hipotecas y alquileres.
- Que el dinero público no se use en beneficio de los bancos y capitalistas. Ninguna subvención de ningún tipo para los grandes propietarios.
- Elaborar un plan de obras públicas para generar empleo digno para los desempleados.
- Exigimos la apertura de los libros de cuentas de todas las empresas. Queremos saber, después de quince años de beneficios exorbitantes, adónde fue a parar toda la riqueza generada por nuestro trabajo.
- Nacionalización bajo control obrero y con indemnización en casos de necesidad comprobada, de la banca y cajas de ahorro, así como de las grandes empresas y latifundios que controlan los resortes fundamentales de la economía.
Con todos estos recursos sí será posible planificar un plan de inversión:
- Garantizando un empleo de calidad para todos.
- Manteniendo nuestro poder adquisitivo
- Invirtiendo en tecnología, infraestructuras y en gasto social para garantizar nuestro bienestar futuro.