El primer discurso de Jeremy Corbyn en la Conferencia del Partido Laborista ha provocado un genuino entusiasmo en las filas del Partido, con mucho interés por romper claramente con el lodo blairista de años pasados.
El discurso de Corbyn fue un "viejo" discurso Laborista, que atacó a los conservadores y a la injusticia. Fue visto por muchos como un grito de guerra por un cambio fundamental. "Los ricos siempre dicen que los pobres deben estar agradecido por lo que reciben. Y en estos días esto es justificado por la teoría económica ", dijo. "El Laborismo comienza a existir para desafiar esto. "El Laborismo dice que usted puede nacer pobre, pero usted no tiene que seguir siendo pobre. Usted no tiene que establecer límites para su talento. Usted no tiene que aceptar los prejuicios. Y usted tiene que despedir a los dirigentes políticos cuando fallan".
La prensa conservadora y el ala derecha del Partido Laborista, por supuesto, han sido mordaces. El discurso no tenía ninguna retórica pulida y refinada como la de Tony Blair y el Nuevo Laborismo. Era lo contrario de eso.
Por encima de todo, era un llamado a los miles de nuevos miembros para mantenerse activos y tomar el control del Partido. Todos deben participar en el debate y la reforma del Partido en una dirección socialista. Corbyn dejó en claro que la política no será decidida por él o por un gabinete en la sombra, sino por sus miembros.
Justo antes de que Jeremy Corbyn llegara a la Conferencia Laborista, se produjo un fuerte recordatorio de la crisis capitalista, cuando las bolsas mundiales cayeron por temores intensificados que China se acercara cada vez más a una depresión. Serán este tipo de eventos los que sacudirán al Partido Laborista y lo empujarán más a la izquierda.
Esta conferencia del Partido Laborista fue completamente diferente a la de años anteriores ¡Ahora tenemos a Jeremy Corbyn y a John McDonnell hablando desde la tribuna! Muchos delegados sienten que hemos "recuperado a nuestro partido" después de 30 años de políticas conservadoras. Hay un aire de gran expectativa. Pero también hay preocupación por la creciente brecha entre el número de miembros del movimiento en la izquierda y el ala derecha del Partido Laborista en el Parlamento.
Después de la victoria histórica de Jeremy Corbyn, el Partido Laborista ha sido completamente revolucionado, con 62.000 nuevos miembros en el espacio de sólo unas pocas semanas. Un reflejo de este nuevo estado de ánimo es la asistencia a la conferencia de unos 3.000 que estaban allí por primera vez.
Blairistas conspirando desde el margen
El ala derecha, que todavía está lamiéndose sus heridas, no acepta su derrota. Desde la elección de Jeremy Corbyn, ha habido una lucha feroz por parte de la mayoría del Partido Parlamentario, el bastión del ala derecha, para aislarlo y minarlo. Se hacían oír en la conferencia; pero esta vez, en vez de desde la tribuna, se limitan en gran medida a las reuniones marginales y a los bares. Parece que nada será lo mismo nunca más. Pero no se darán por vencidos sin luchar.
Jeremy Corbyn ha estado tratando de manejar la oposición del ala derecha al hacer repliegues tácticos sobre Europa, el programa nuclear Trident, la OTAN y otros temas. En un gesto de reconciliación, decidió en su discurso no pedir disculpas por la guerra de Irak. Pero nada de esto va a pacificar a los Blairistas, en la medida que continúan su campaña para derribarlo. Tom Harris, por ejemplo, que perdió su escaño de Glasgow Sur en las elecciones de mayo, espera que Corbyn sea depuesto en meses. Dice que hay que encontrar un "asesino" para librar al partido del nuevo líder izquierdista. Por eso Corbyn no tiene otra alternativa que basarse en el apoyo de las bases.
El documento filtrado de Lord Mandelson, el arquitecto clave del Nuevo Laborismo, reveló una estrategia similar pero con más precauciones. En su artículo, Lord Mandelson, escribe: "el público general siente ahora que sólo le hemos dado un corte de mangas, intercambiando un perdedor por otro aún peor. No podemos ser elegidos con Corbyn como líder.
"Nadie lo reemplazará, pienso, hasta que demuestre al Partido que es inelegible en las urnas. En este sentido, el público decidirá el futuro del Laborismo y sería un error tratar de obligar y forzar este tema desde dentro, antes que el público dé un veredicto claro".
"Estamos ante un largo recorrido durante el cual el ambiente en el partido estará cada vez más enconado a nivel de sección y de distrito electoral."
Afirma "volveremos cuando el partido actúe unido y sea tomado en serio de nuevo".
Debemos tomar este complot del ala derecha en serio. Están planeando clavarle un cuchillo por la espalda a Jeremy Corbyn y vaciar el Partido de sus nuevos miembros radicales. Los Blairistas quieren que el partido vuelva a "manos seguras" para el capitalismo ... y sus carreras.
Esto va a significar una gran batalla, no hay que equivocarse al respecto. El ala derecha está muy decidida y tiene el pleno respaldo de las grandes empresas, que tienen miedo del movimiento de Corbyn.
Como recordatorio de la verdadera crisis, en el segundo día de la Conferencia del partido, tuvimos el anuncio sorpresa de miles de despidos en la planta de acero de Redcar. Toda lo que había era un ofrecimiento de cese de actividad de la planta con la vana esperanza que un comprador podría venir. Una vez más, esto ha traído a casa los caprichos de la llamada economía de libre mercado y es una seria advertencia para aquellos que deseen operar sobre bases capitalistas.
Conferencia a la zaga el estado de ánimo en general
A pesar de la reorganización de los últimos meses, la conferencia del Partido sigue a la zaga del verdadero estado de ánimo entre los trabajadores y la juventud. La mayoría de los delegados fueron elegidos por el "viejo" Partido Laborista, antes de la victoria de Corbyn y de la gran afluencia reciente de los miembros que apoyan a Corbyn. Es por ello que no se discutió la cuestión de las armas nucleares Trident que quedó fuera de la agenda, a pesar que se votará en el Parlamento antes de la próxima conferencia.
Por cierto, la mayoría de los grandes sindicatos estaban detrás de la medida no discutir el plan Trident, incluyendo el GMB y UNITE. "Estamos muy contentos que no haya peligro para las decenas de miles de trabajadores en el sector de la defensa", explicó el GMB. Len McCluskey dijo que apoyaba Trident, porque quería defender los puestos de trabajo y las comunidades. Pero no habría pérdida de empleos. Corbyn ha dicho correctamente que si Trident se desecha, ni un solo puesto de trabajo se perdería, porque diversificaríamos estas industrias para producir cosas socialmente útiles. También es una falacia que las bombas nucleares proporcionarán seguridad a las comunidades, ya que, si se usan, destruirían todo el planeta.
Jeremy Corbyn defendió el desguace de Trident en su discurso ante la Conferencia. Pero este problema ahora se elevará al Parlamento el próximo año cuando se trate su renovación. El problema para las bases del partido es que la decisión estará ahora en manos del ala derecha del Partido Parlamentario, donde Corbyn se encuentra en una pequeña minoría.
Por otra parte, la Conferencia Laborista votó por renacionalizar los ferrocarriles, que fue extremadamente simbólico. Manuel Cortes, el secretario general de la Asociación del Personal Asalariado del Transporte (TSSA), dio la bienvenida al paso adelante. Cortés, cuyo sindicato fue sede de la campaña de Corbyn, vio al movimiento de la renacionalización de los ferrocarriles como parte de un desarrollo político más amplio.
El líder de TSSA dijo en la conferencia Laborista: "Ayer tuvimos un magnífico nuevo portavoz de la oposición en asuntos de Economía y Hacienda que nos dice que somos el partido anti-austeridad. Pues bien, hoy, cuando votais por esta declaración, también somos el partido anti-neoliberal - debido a que la privatización, la desregulación, todo viene de la misma caja de herramientas neoliberal que nos dio la desregulación financiera y llevó a nuestra economía al borde del abismo. No tengo nada más que decir".
Sin alternativa bajo el capitalismo
/span>Lo más destacado del segundo día de la Conferencia fue el discurso de John McDonnell, el portavoz de la oposición en asuntos de Economía y Hacienda. ¡Qué refrescante diferencia en comparación con los discursos de Ed Balls y Alastair Darling! En su primer discurso, McDonnell ganó una cálida recepción cuando dijo que el Laborismo era ahora un partido anti-austeridad. Insistió en que el plan de trabajo para "equilibrar las cuentas será agresivo", y parecía indicar que el grueso de los fondos provendrían de un mayor crecimiento, poniendo fin a la evasión de impuestos de las corporaciones y a la reducción de los beneficios para las grandes empresas. En el transcurso del discurso, dijo que la austeridad era una opción política y no una necesidad.
"El dinero que se necesite tendrá que sacarse de una manera más justa, con impuestos progresivos. Vamos a levantar la carga a los asalariados de medios y bajos ingresos que pagan una crisis que no han causado", dijo.
Los patrones de Gran Bretaña, sin embargo, no estaban muy contentos con ninguna interferencia en su ánimo de lucro. John Cridland, el director general de la patronal británica CBI, dijo: "La impresión general de este discurso es de una mayor intervención en el mundo de los negocios y la economía."
Mientras que la visión de John McDonnell es sin duda radical, especialmente en comparación con sus predecesores, no obstante, intenta resolver la crisis sobre la base del capitalismo. Aunque querríamos ser "agresivos", especialmente contra los evasores de impuestos, y defendamos el derecho a viviendas asequibles, salario digno, mayor inversión en salud y educación, etc., también reconocemos que el capitalismo no puede permitirse estas reformas.
Estamos en desacuerdo con que la austeridad – a la que todos nos oponemos - sea simplemente una opción política. Todos los gobiernos del mundo - conservadores, liberales o socialistas - se están embarcando actualmente en la austeridad. Es el sistema capitalista el que se impone a los gobiernos y no al revés. El gobierno de Hollande en Francia llegó al poder prometiendo medidas radicales para gravar a los ricos, pero terminó adoptando la austeridad. Lo mismo puede decirse de Tsipras en Grecia. No son los individuos los que deciden, sino las leyes del capitalismo. Esa también ha sido la experiencia de los gobiernos laboristas en Gran Bretaña, que prometieron reformas, pero terminaron llevando adelante contrarreformas.
"Tenemos que demostrar al pueblo británico que podemos dirigir la economía mejor que la élite rica que la administra ahora", dijo McDonnell. Sin embargo, la tarea del Laborismo no es gestionar el capitalismo mejor que los conservadores. Políticas keynesianas no son suficientes. Tenemos que aprender de las lecciones del pasado.
¡Defender a Corbyn! ¡Luchar por el Socialismo!
Sólo un programa socialista audaz puede aprovechar los recursos de la economía, controlando los 150 principales monopolios y bancos, y planificarlos en interés de la mayoría y no de las ganancias de unos pocos.
Esta conferencia es un hito. Marca el final de Blairismo y del Nuevo Laborismo. Los herederos de Blair fueron por lo general confinados a la periferia. El partido ahora puede volver a participar con la clase obrera, que había perdido la confianza en él. La tarea por delante es defender a Corbyn contra la derecha y luchar para asegurar que la toma de decisiones esté en manos de sus miembros.
Por encima de todo, el debate ahora se abrirá en cuanto a qué camino seguirá el Laborismo. La nueva caída y la profundización de la crisis del capitalismo traerá el socialismo de nuevo en el orden del día. Esta Conferencia marca un punto de inflexión en el proceso de transformación del Partido Laborista en un verdadero partido socialista. La tendencia marxista en torno a Socialist Appeal jugará plenamente su papel en estos acontecimientos trascendentales.