Durante el año pasado, cientos de miles de personas en el sudeste de Turquía, han visto destruidas sus poblaciones y barrios de origen en una serie de ataques indiscriminados y violentos por parte de las fuerzas armadas turcas. Miles de personas inocentes han sido encarceladas y cientos de hombres, mujeres y niños asesinados en una sangrienta guerra civil librada por el régimen de Erdogan contra el pueblo kurdo en Turquía.
El pasado lunes, las fuerzas de seguridad del Estado impusieron un toque de queda en las ciudades de Cizre y Silopi. Los toques de queda siguen en grandes partes de Diyarbakir (Amed), que ha sufrido también fuertes ataques indiscriminados durante dos semanas. Los tanques han recorrido las calles y junto con miles de soldados se ha disparado indiscriminadamente a objetivos civiles en las zonas asediadas. Hasta ahora, por lo menos ocho personas han muerto en este período, pero se prevé que las cifras aumenten drásticamente ya que el Estado prepara un ataque masivo contra Silopi y Cizre.
En el período reciente, estas dos ciudades han estado en la vanguardia de los movimientos democráticos en las regiones kurdas, que se han opuesto a los gobiernos antidemocráticos de la región a través de la introducción de las llamadas regiones "autónomas" – estructuras altamente democráticas que involucran al pueblo en la toma de decisiones a nivel local.
En los últimos tiempos, la izquierda kurda y los movimientos democráticos se han convertido en el mayor obstáculo para Erdogan. La creación del Partido Democrático de los Pueblos (HDP, en sus siglas en inglés) consiguió, a través de su programa radical, conectar con el alza de la lucha de clases y la insatisfacción entre la juventud y la clase obrera turca y, por ende, descarrilar los planes de Erdogan para cambiar la constitución con el fin de concentrar el poder en sus propias manos. El fomento de los sentimientos anti-kurdos es un intento de dividir a los trabajadores turcos y kurdos con el fin de debilitar la creciente oposición contra su gobierno.
Erdogan tiene la firme intención de aplastar al movimiento kurdo, que está siendo también el más eficiente en la lucha contra sus aliados yihadistas en Siria. Ha cercado las ciudades de Cizre y Silopi porque están destacando en el proceso de radicalización en Turquía y debido a que están relativamente aisladas y no forman parte de una zona "autónoma". Ahogando la resistencia en sangre, pretende demoler el resto del movimiento antes de que éste acabe con él. En este sentido, el llamamiento del Partido de las Regiones Democráticas (DBP, en inglés) a una "resistencia ininterrumpida de masas" en todo el sudeste de la región es muy importante como medio para romper el aislamiento de dichas ciudades. Este llamamiento tiene que venir acompañado de una enérgica campaña de todas las fuerzas revolucionarias en Turquía, entre los trabajadores y la juventud, con el fin de unir a la clase obrera de todo el país contra el régimen reaccionario de Erdogan.
Cabe señalar también que este ataque tiene lugar justo cuando la Unión Europea ha reabierto las negociaciones de adhesión con Turquía. Es una prueba condenatoria de las credenciales "democráticas" de Angela Merkel y de otros responsables políticos de la UE, que están dispuestos a suscribir silenciosamente las atrocidades de Erdogan por el bien de sus propios intereses y los del capitalismo europeo.
Desde la Corriente Marxista Internacional (www.marxist.com) apoyamos de todo corazón la resistencia de masas del pueblo kurdo de Turquía contra la violenta guerra civil librada por el régimen de Erdogan. Hacemos un llamamiento a todos nuestros seguidores para que, desde sus organizaciones, sindicatos, escuelas y lugares de trabajo, aprueben resoluciones en apoyo a los kurdos, y se organicen protestas y manifestaciones.
¡Abajo la guerra de Erdogan contra los kurdos!
¡Abajo el gobierno de asesinos y ladrones!
¡Abajo el racismo y el nacionalismo!
¡Un ataque contra uno es un ataque contra todos – trabajadores del mundo, uníos!