Analisis

Al igual que con todas las elecciones en el período pasado en Turquía, las elecciones locales que se llevaron a cabo el domingo 31 de marzo fueron en realidad un referéndum sobre el presidente Recep Tayyip Erdogan. Pero mientras Erdogan solía obtener victoria tras victoria con facilidad, esta vez su imagen de invencibilidad obtuvo importantes abolladuras.

Después de casi tres décadas en el poder, Omar al-Bashir fue destituido como presidente de Sudán por las protestas populares. Las masas han salido a las calles en lo que solo se puede describir como un movimiento revolucionario, aunque sin una dirección ni demandas claras. El propio Bashir ha sido arrestado y el ejército lo "mantiene en un lugar seguro".

Julian Assange ha sido arrestado hoy en Londres en la Embajada de Ecuador tras aceptar el gobierno de este país una orden de extradición de los Estados Unidos, como ha reconocido la primera ministra británica en su discurso en la Cámara de los Comunes. Consideramos este hecho un ataque fundamental al derecho de asilo y a la libertad de información. Rechazamos la extradición de Assange a los EEUU y exigimos su puesta en libertad sin cargos.

En la última semana de marzo, la crisis capitalista mundial se expresó en la caída, en dos jornadas consecutivas, de las bolsas más importantes del mundo; en el derrumbe diario de las monedas de los países llamados emergentes, en el agudizamiento de la guerra comercial entre China y EEUU que, aunque se encuentra en sus primeros temblores anticipa un verdadero terremoto de la economía mundial; en síntesis, nos encontramos ante una recesión de la que aún no hemos visto su verdadera magnitud.

El nuevo escándalo de las llamadas “cloacas" del Estado es un apunte más para el conocimiento público de cómo funciona realmente este organismo y la llamada “prensa libre”. La persecución desvelada contra Podemos basada en pruebas fabricadas y acusaciones falsas –con la implicación de importantes medios de comunicación burgueses– no es un hecho accidental debido a unas cuantas “manzanas podridas”, a un mal gobierno o a unos periodistas canallas, sino que es parte esencial y estructural del funcionamiento de este aparato de represión que, como en todos los países capitalistas “democráticos”, tiene como objetivos perseguir a quienes son considerados una amenaza para el sistema y preservar

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Los argelinos salieron a celebrar en las calles anoche [2 de abril], después de que el presidente Abdelaziz Buteflika anunciara su renuncia. Esto viene después de un mes y medio de protestas masivas contra su gobierno. Pero su sola salida no resolverá nada, las masas ahora están pidiendo la caída de todo el régimen.

El golpe en Venezuela parece estancado, la oposición pierde su empuje y las divisiones internas resurgen. El imperialismo no ha logrado por ahora su objetivo de colocar a Guaidó en el poder, pero eso no impide que multiplique las sanciones y siga promoviendo más bloqueos. Mientras todo esto pasa, el gobierno venezolano comienza una tímida ofensiva, como tanteando cada paso, esperando la reacción del imperialismo. Y en medio de todo este caos, un pueblo que, sin servicio eléctrico, sin agua y en medio de una feroz crisis económica, se niega a rendirse.

La delegación de Homicidios de Río de Janeiro y el Grupo de Acción Especial de Combate al Crimen Organizado arrestaron al sargento retirado de la Policía Militar (PM), Ronnie Lessa, y el ex PM, Elcio Vieira de Queiroz (expulsado de la fuerza) por la implicación en el asesinato de Marielle y del chofer Anderson.

El show de la “ayuda humanitaria” en Venezuela impulsado el mes pasado desde Washington fue un fracaso y no logró el objetivo principal de hacer caer el gobierno de Nicolás Maduro, dividir a un sector de las fuerzas armadas y con esto asestar un golpe decisivo a la revolución bolivariana que sirviera además de lección para todos los pueblos latinoamericanos.

El pasado viernes 15 de marzo, millones de argelinos salieron a las calles por cuarto viernes consecutivo para protestar contra el régimen de Abdelaziz Buteflika. Según las primeras valoraciones, las protestas fueron incluso más grandes que las masivas protestas que sacudieron al régimen el viernes pasado (8 de marzo). Acostumbrados a haber cometido sus crímenes con total impunidad, el régimen se ha dado cuenta de que las masas revolucionarias no se rendirán fácilmente.

El fracaso de la provocación de “ayuda humanitaria” del 23 de febrero en la frontera con Venezuela fue un duro golpe para el intento de golpe de estado de Trump. Provocó recriminaciones mutuas entre el autoproclamado Guaidó, el presidente colombiano Duque y el vicepresidente de Estados Unidos Pence. Estados Unidos no pudo obtener un consenso de sus propios aliados del Cártel de Lima a favor de una intervención militar.

El ataque bárbaro a dos mezquitas en Christchurch, Nueva Zelanda, por parte de un terrorista fascista de extrema derecha –que disparó indiscriminadamente a hombres, mujeres y niños, mató a 50 personas e hirió a muchos más, y que transmitió en vivo sus acciones sangrientas mientras las llevaba a cabo– llega en un momento de profundización de la crisis económica y de aumento de las tensiones sociales y políticas en todo el mundo. Todos los seres humanos decentes están condenando correctamente el ataque, pero debemos preguntarnos: ¿por qué se producen tales actos de terrorismo y qué se puede hacer para poner fin a esta barbarie?

El movimiento de los chalecos amarillos infunde miedo a sus oponentes, lo que provoca la agresión en su contra. Además de la represión violenta (2.000 personas han sido heridas, 18 cegadas y cinco han sufrido desgarros en sus manos), el gobierno ha respondido con una intensidad sin precedentes en forma de represión judicial.