El próximo 23 de junio, se celebrará un referéndum en Gran Bretaña para decidir la continuación del país en la Unión Europea. Aunque el referéndum fue iniciativa del gobierno Conservador de Cameron, el partido está dividido entre los opuestos a la UE y quienes están a favor. La dirección del Partido Laborista respalda la permanencia en la UE. He aquí la posición al respecto de la tendencia marxista británica Socialist Appeal –integrante de la Corriente Marxista Internacional.
Dos caras de la misma moneda capitalista. Esa es la variada oferta para los trabajadores y jóvenes en esta farsa Conservadora del referéndum. Por un lado, David Cameron y George Osborne, respaldados por la mayoría de la clase dirigente, las grandes empresas y los banqueros. Su visión de Europa es la antítesis completa de la defendida por los líderes del movimiento laborista que se encuentran en el mismo campo que Cameron, haciendo campaña para permanecer en la Unión Europea.
Este sector de la clase dominante no está abogando por una "Europa social" con mayores derechos para los trabajadores, mayor libertad de circulación, y una mayor protección del medio ambiente, sino por el polo opuesto: ataques a la legislación sindical, criminalización de los migrantes, y la consagración de la privatización y la desregulación a través de acuerdos de libre comercio como el TTIP.
Uno sólo tiene que mirar lo que está ocurriendo en Grecia actualmente para ver lo que Cameron y otros conservadores similares tienen en mente: austeridad sin fin, venta masiva de activos públicos, y un asalto generalizado a las condiciones de los trabajadores – todo ello llevado a cabo por el gobierno de "izquierda" de Syriza bajo la coerción explícita de la Unión Europea y su burocracia no elegida. Al mismo tiempo, la UE ha negociado un acuerdo escandaloso para deportar a los refugiados de Grecia a Turquía.
Los acontecimientos en Grecia son un espejo de nuestro propio futuro; un recordatorio de que un gobierno laborista dirigido por Corbyn, comprometido con la oposición a la austeridad, la defensa del sistema público de salud NHS, y la re-nacionalización de los ferrocarriles, por ejemplo, rápidamente colisionaría contra el club capitalista que es la UE. Para llevar a cabo este programa, un gobierno Corbyn tendría que romper con la UE y hacer un llamamiento internacionalista a los trabajadores de Europa a que siguieran su ejemplo y lucharan por una alternativa socialista.
Por otro lado, sin embargo, están el exalcalde Conservador de Londres, Boris Johnson, el ministro de justicia Conservador Michael Gove, el dirigente de UKIP Nigel Farage, y otros personajes desagradables. Su programa es el mismo que el de Cameron y compañía. La única diferencia es que ellos desean abandonar la UE para llevar a cabo ese programa. Una salida británica de la UE –el llamado Brexit– dirigida por estos gángsteres no será un golpe contra los patrones de la UE, sino un impulso para la carrera de los elementos más reaccionarios del Partido Conservador.
Decimos: ¡No a la UE de los patrones!
¡No a la austeridad conservadora en Gran Bretaña!
¡Luchemos por los Estados Unidos Socialistas de Europa!
Todos los caminos conducen a la ruina
Sin importar el resultado del referéndum de la UE, bajo el capitalismo el futuro de los trabajadores en Gran Bretaña y en toda Europa seguirá siendo el mismo: austeridad y ataques. El proyecto europeo, sobre bases capitalistas, está condenado. El Acuerdo de Schengen y la "libre circulación de personas" se han desmoronado. No hay salida para la economía de Grecia; finalmente habrá una cesación de pagos y la moneda única será despedazada. Y con una nueva recesión mundial en el horizonte, no habrá diferencia entre estar dentro o fuera de la UE –los recortes y ataques contra la clase obrera sólo se profundizarán.
Al mismo tiempo, las ruedas de la crisis ya se han puesto en marcha dentro del partido Conservador. Al plegarse a la presión de UKIP [partido demagogo de derechas anti-UE y anti-inmigración] y de sus propios diputados para convocar un referéndum sobre la adhesión de Gran Bretaña a la UE, David Cameron ha abierto inadvertidamente una Caja de Pandora. Mientras las figuras Conservadoras más antiguas se lanzan insultos cada vez más violentos unos contra otros, la clase dominante y sus portavoces están cada vez más preocupados por la situación abierta. Como comentó el Financial Times (13 de mayo de 2016): "el partido del señor Cameron corre el riesgo de quedar tan consumido por las recriminaciones que ponerlos de nuevo juntos el 24 de junio podría resultar difícil, sea cual sea el resultado."
El problema a que se enfrentan los capitalistas, entonces, es que no tienen un partido fiable para llevar a cabo las políticas de austeridad que requiere el sistema de ganancias. Los conservadores están sumidos en divisiones y escándalos. Ya se han visto obligados a una serie de embarazosos cambios de sentido en los recortes sociales y en las escuelas debido a la ira que crecía desde abajo.
Pero la crisis del capitalismo está lejos de terminar, y traerá un aluvión de nuevos recortes y ataques contra los trabajadores, los jóvenes y los pobres en el próximo período con el fin de tratar de restaurar una apariencia de equilibrio en la economía. La muerte de la industria siderúrgica de Gran Bretaña y el cierre de las grandes cadenas de negocios minoristas como BHS son sólo un anticipo de lo que se avecina bajo el capitalismo.
¡Echemos a los conservadores! ¡Echemos al Capitalismo!
El Partido Laborista, por su parte, ya no está bajo el firme control de los capitalistas y sus agentes blairistas. Los Parlamentarios del Partido Laborista y la burocracia del partido están todavía en manos de la derecha, y éstos constantemente están siendo utilizados por los Blairistas como una base desde la cual lanzar ataques contra Jeremy Corbyn y sus seguidores. Varios activistas de Socialist Appeal, por ejemplo, se encuentran entre los que han sido blanco recientemente de expulsiones por parte de la Comisión de Conflictos del partido en un intento de purgar a la izquierda del partido laborista.
Los partidarios de Corbyn en su plataforma Momentum, y los sindicatos, deben montar una campaña seria contra estas expulsiones, y pasar a la ofensiva para poner fin a los chanchullos blairistas dentro del Partido Laborista, que están diseñados para debilitar y eventualmente derribar al mismo Corbyn.
El acuerdo alcanzado entre Jeremy Hunt, el ministro de Salud conservador, y los negociadores de la asociación de los médicos BMA, en el conflicto de los médicos en prácticas, también refleja la desesperación de la dirección Conservadora para enfocar todas sus fuerzas hacia el próximo referéndum. Pero incluso este acuerdo podría deshacerse rápidamente frente a la oposición de los jóvenes médicos, que sienten que están siendo vendidos por su dirección en un acuerdo burdo. Tal resultado daría lugar a una renovación de la lucha a un nivel superior, con la posibilidad de una huelga escalonada, incluyendo la acción conjunta entre el personal del NHS y de otros sectores del sector público que están luchando contra los recortes Conservadores, como son los funcionarios públicos, maestros y profesores.
Lo que se necesita claramente es una generalización de estas luchas –es decir, una acción colectiva en forma de una huelga general de un día, con el objetivo explícito de expulsar a todos los conservadores.
Junto a esto, Corbyn y los líderes del laborismo deberían estar argumentando fuertemente a favor de un verdadero referéndum para los trabajadores y los jóvenes británicos: un referéndum sobre los Conservadores y su austeridad; unas elecciones anticipadas que permitan a los votantes decidir a quiénes apoyan; a este gobierno conservador de ricos evasores de impuestos, o a los médicos en prácticas y al resto del movimiento obrero que está luchando para defender el empleo, los salarios, y los servicios públicos.
Unidos en torno a un programa socialista audaz, el Partido Laborista dirigido por Corbyn podría movilizar un movimiento de masas para deshacerse de Cameron y de Osborne –y de Boris, Gove, y también del euroescéptico ministro de trabajo Duncan Smith– y ofrecer a la clase obrera una verdadera alternativa a la austeridad. Esa sería una opción por la que merecería la pena votar.