Con la muerte de más de 800 inmigrantes, ahogados el pasado sábado a bordo de un viejo pesquero, a 60 millas al sur de la isla italiana de Lampedusa, la cifra de inmigrantes que han fallecido en 2015 intentando llegar a Europa por esta vía alcanza los 1600. Este tragedia revela la dramática situación que se vive en África y Oriente Medio después de años de intervención imperialista.
Este último “accidente” es un resultado directo de los recortes de la Unión Europea del pasado año en la financiación de las misiones de búsqueda y rescate. Como muestra de la naturaleza “democrática” de los a menudo celebrados “valores británicos”, el gobierno británico fue el primero en retirarse de la misión que acabó por ser abandonada totalmente.
La baronesa Anelay, ministra de Asuntos Exteriores del gobierno de Cameron, declaró abiertamente: "no apoyamos las operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo [y] creemos que crean un ‘efecto llamada involuntario’, que anima a más inmigrantes a intentar cruzar este peligroso mar y, por ende, provoca más muertes trágicas e innecesarias”. (Washington Post, 21 de abril de 2015)
Lo que la baronesa querría decir, de hecho, es que la UE no debería proporcionar un servicio de rescate y debería dejar morir a miles de personas que podrían ser fácilmente rescatadas, para disuadir a los inmigrantes de venir a Europa. El mensaje está claro: “Si tratas de cruzar el mar, morirás”.
La operación italiana Mare Nostrum [dedicada a patrullar el Mediterráneo para ayudar a los inmigrantes que intentar llegar a Italia, NdT] terminó en octubre del año pasado y fue sustituida por la operación Tritón, lanzada por la UE y dirigida por Frontex, la agencia fronteriza de la UE, con un presupuesto más limitado y más orientada a la protección de fronteras. La nueva operación sólo contó con una tercera parte de los recursos de los que disponía “Mare Nostrum”.
Como consecuencia del cierre de la operación Mare Nostrum, se produjeron aproximadamente 17 veces más muertes de inmigrantes en el Mar Mediterráneo, entre enero y abril de 2015, que en el mismo período del año pasado, según estimaciones iniciales de la Organización Internacional para las Migraciones.
Si las declaraciones de la baronesa Anelay fueron desafortunadas, las de la prensa sensacionalista, vocera de la clase dominante, fueron aún más directas en cuanto a lo que opinan. La periodista Katie Hopkins, declaró abiertamente lo que la clase dirigente trata de adornar con eufemismos, dijo que los barcos con inmigrantes deberían ser bombardeados en lugar de rescatados. Y a continuación añadió: “no nos engañemos, estos inmigrantes son como cucarachas. Podrían parecerse a los ‘hambrientos de Etiopía de Bob Geldof de 1984’, pero están hechos para sobrevivir una bomba atómica. Son sobrevivientes”.
Tras el accidente del sábado, reiteró sus declaraciones anteriores diciendo: “¿Por qué tenemos que hacernos cargo de los problemas de los demás? No podemos hacernos cargo de estos problemas. Tenemos que rechazar la llegada de estos barcos”.
Esta es la verdadera opinión de la clase dirigente. Detrás de los discursos sobre democracia y derechos humanos se esconde el cinismo calculador más despiadado. La clase que nos dirige se ve desacreditada ante los severos ataques contra los trabajadores y los escándalos recientes que han revelado su lujosísimo y repugnante estilo de vida –incluyendo el abuso infantil y el asesinato– y trata de estimular el racismo a fin de distraer la atención de los verdaderos problemas. No importa si varias miles de personas mueren entretanto.
¿A qué se debe este fenómeno migratorio actual?
El año pasado, alrededor de 170.000 inmigrantes trataron de cruzar el Mediterráneo para llegar a Italia, de los cuales fallecieron unos 3.500. La Organización internacional para la Migraciones en Italia estima que desde 2000 más de 22.000 inmigrantes han perdido la vida intentando llegar a Europa en busca de una vida mejor.
La pregunta es: ¿por qué querrían estos inmigrantes hacer un viaje tan peligroso para venir a Europa, poniendo en riesgo su vida, dejando atrás familia y amigos, su cultura? La verdadera fuente de inmigración es la pobreza, la miseria y la barbarie que está provocando el imperialismo y sus guerras en Oriente Medio y África, y la desesperación extrema que todo esto produce.
Según un nuevo informe del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación y el Huffington Post, los proyectos financiados por el Banco Mundial durante la década pasada “han desplazado física o económicamente a aproximadamente 3,4 millones de personas, provocando desalojos, toma de tierras y destrucción de sus medios de vida”.
El informe también afirma que “El Banco Mundial y su filial crediticia privada, la Corporación Financiera International (IFC, en sus siglas en inglés), han financiado a gobiernos y compañías acusadas de violaciones de los derechos humanos, como violación, asesinato y tortura. En algunos casos los prestamistas han seguido financiando a estos prestatarios después de tener pruebas de dichos abusos.
“Las autoridades etíopes desviaron millones de dólares de un proyecto financiado por el Banco Mundial para apoyar una campaña violenta de desahucios masivos, según ex-funcionarios que realizaron el programa de reubicación forzosa.
“Entre 2009 y 2013, los prestamistas del Banco Mundial destinaron 50 mil millones de dólares a proyectos clasificados de alto riesgo por su ‘’impacto ambiental o social irreversible o sin precedentes” —dos veces más que en los cinco años anteriores”.
Al mismo tiempo, millones de personas han fallecido o han sido desplazadas por las guerras en Irak, Siria, Libia, Afganistán y otros países. Un informe reciente de la asociación por la Responsabilidad Social Médica reveló que al menos 1,3 millones de personas han muerto en Irak, Afganistán y Paquistán a consecuencia de la llamada guerra contra el terrorismo. Así dice el informe:
“Esta investigación llega a la conclusión de que la guerra, directa o indirectamente, ha matado a aproximadamente 1 millón de personas en Irak, 220.000 en Afganistán y 80.000 en Paquistán, es decir, aproximadamente 1,3 millones de víctimas en total. Estas cifras no incluyen otras zonas en guerra como Yemen. La cifra es aproximadamente 10 veces mayor de la que imaginan los ciudadanos, los expertos, los responsables políticos, medios de comunicación y ONGs. Y esto es sólo una estimación a la baja. El número total de muertes en los tres países nombrados anteriormente podría ser superior a los 2 millones de personas, menos de 1 millón es muy improbable”.
Solamente en Irak, hay 3 millones de refugiados que viven en las condiciones más desesperadas. El informe dice que las muertes frecuentes en los campamentos de refugiados no se contabilizan y no aparecen en el estudio.
La situación no mejora, sino que nuevos frentes siguen apareciendo. El terrible bombardeo de Yemen ha provocado ya miles de muertos y más de 150.000 personas han tenido que huir de sus casas. En los países africanos, donde Occidente se ha implicado en guerras civiles innumerables, la situación no es diferente. Es una úlcera que permanecerá abierta durante años y dejará una huella permanente en las vidas de los trabajadores de estos países. Éstas son las condiciones que llevan a una capa de gente desesperada a huir a Europa con la esperanza de encontrar algo de estabilidad y un futuro para sus hijos.
Estas cifras desvelan claramente la hipocresía de la burguesía. Es un signo del completo callejón sin salida del capitalismo, que amenaza a la humanidad en Occidente, y en todo el mundo. Fomentando un clima de racismo y odio intentan dividir a los trabajadores y pobres, enfrentándolos unos contra otros, mientras eluden cómodamente su propio papel criminal.
No son los inmigrantes los culpables del desmantelamiento del estado de bienestar en Occidente, no son los inmigrantes los que despiden a los trabajadores, los que evaden impuestos o reciben miles de millones de dólares, libras o euros en subvenciones directas o indirectas y rescates urgentes. Ningún implicado en los innumerables escándalos de corrupción que aparecen cada día, y que implican miles de millones de libras, está en prisión. En cambio, al trabajador o desempleado que vulnera la ley para conseguir algo de dinero con el que sobrevivir y llegar a fin de mes, es tratado de escoria.
El enemigo de la clase obrera occidental no es la inmigración, sino su clase dominante. Su carrera a ultranza por la defensa de sus privilegios y el aumento de sus ganancias es lo que encadena a la humanidad. En una sociedad donde existe la capacidad productiva para erradicar la pobreza, la carestía, el hambre y el desempleo, es esta clase la responsable del empeoramiento de la situación y del retroceso de la sociedad - en muchos lugares la conduce a la barbarie. La única salida a esta situación cada vez más desesperada para todos los trabajadores, es terminar con la austeridad, las guerras y los desplazamientos masivos, terminando con el sistema capitalista que los engendra. Terminar con el gobierno de los ricos.