Después de la decepción habida con el gobierno de Zapatero, la abstención y desencanto de los votantes de la izquierda permitieron al PP acumular el mayor poder institucional de su historia en diferentes elecciones, poder del que puede salir desalojado ahora en la mayoría de los sitios.
Para la clase trabajadora y los sectores populares más conscientes, estas elecciones tienen un significado especial: se trata de “ajustar las cuentas” con el principal partido de los ricos, que lleva gobernando demasiados años en demasiados sitios.
Así, por ejemplo, las comunidades de Madrid y Valencia llevan en manos del PP desde 1995. Madrid ciudad está en manos de la derecha desde 1989, Valencia desde 1991, Málaga desde 1995, y así en diferentes lugares.
Por eso, el que haya el máximo de candidaturas unitarias a la izquierda del PSOE contra la política de ajustes, es una necesidad perentoria; candidaturas de “unidad popular” que aglutinen y unan en el ámbito electoral a los activistas de PODEMOS, IU, sindicatos y movimientos sociales. Pero también deben ser organismos que pongan las bases para mantener dicho vínculo en la lucha social que se dibuja en el horizonte tras este eslalon electoral del 2015, que terminará con las elecciones generales.
En este sentido, es de lamentar que diferentes sectores dirigentes de IU a nivel estatal, regional y local –contra el criterio de su principal referente, Alberto Garzón– estén impidiendo dicha confluencia por intereses egoístas de aparato, como en Madrid, Sevilla o Málaga.
La demagogia estéril del PP
La “vena social” del principal partido burgués se ha reactivado, justo cuando está en su ocaso. La reducción de peonadas necesarias para acceder al subsidio agrario no le salvó en las zonas rurales andaluzas. Posteriormente, aprobó mantener la atención sanitaria básica a los inmigrantes y, por último, ha anunciado bajadas de impuestos varias, en una actitud que deja patente el nerviosismo de la dirección nacional del PP, que se ve señalada como culpable por unos dirigentes regionales que ven peligrar sus poltronas.
Independientemente de estas rebajas de última hora, propias de un “mercado persa”, o de la tímida recuperación económica, que se asienta en unas condiciones de trabajo terribles –como las que propiciaron la huelga de los 40.000 instaladores de fibra de telefonía– la crisis y su agónica recuperación han puesto en marcha el movimiento político que propiciará la derrota del PP.
Qué alternativa al PP
En estas condiciones, en bastantes lugares, empezando por Valencia o Madrid, el PSOE va a perder una gran parte de votos, lo que revela la búsqueda de una solución nueva, radical, contra el orden vigente, que es la que se demanda a PODEMOS.
Por tanto, el sector más avanzado de la clase trabajadora centrará sus esfuerzos en las candidaturas capaces de aglutinar un mayor número de votos a la izquierda del PSOE. Barcelona, con Ada Colau al frente, es ejemplo de una de las ciudades donde una candidatura de unidad popular superará en votos al PSOE, y podría posibilitar la salida del gobierno municipal de CiU.
Qué programa
En 2014, los ayuntamientos gestionaron apenas el 12% del presupuesto público, y las comunidades el 34%, manteniendo éstas los gastos fundamentales de sanidad, educación y protección social. El gasto público ha caído 3 puntos del PIB desde 2009, mientras las instituciones municipales y regionales tienen la mayor deuda pública de su historia, fruto entre otras cosas, de las ingentes desgravaciones fiscales que tienen los capitalistas.
Justo cuando más necesidades sociales hay, más atadas están estas instituciones al compromiso de reducir el déficit, y aumentar su dependencia de las ayudas del gobierno central.
Desde luego, una cosa es pagar la deuda contraída con pequeñas empresas con dificultades, y otra muy diferente es saldar la deuda con los bancos a costa de desmantelar el ya raído gasto social. Una auditoria bajo control popular y una declaración de moratoria en el pago de la deuda a los bancos es la primera medida que debemos defender desde PODEMOS allí donde estemos.
Pero hay otras medidas de urgencia que deben conformar un programa de ruptura con la situación actual como, por ejemplo:
- Remunicipalización de los servicios públicos privatizados en los últimos años.
- Ningún ajuste más. Servicios públicos de calidad plenamente financiados.
- Dar el protagonismo a la participación popular. Asambleas de vecinos con plenas competencias en los asuntos que afecten al barrio (inversiones, infraestructura, limpieza, cultura y ocio, edificiaciones, etc.)
- Elevar los impuestos a las sucursales bancarias y grandes empresas.
- Municipalización del suelo urbano para evitar la especulación.
- Eliminación de los altos cargos. Todo cargo político debe cobrar, como máximo, el salario promedio de un trabajador cualificado, entorno a los 2.000 euros.
Sí aspiramos a conquistar la mayoría
El hecho más relevante de estas elecciones autonómicas y municipales va a ser la derrota del PP en la gran mayoría de los municipios y regiones. En muchos lugares, PODEMOS y las candidaturas de “unidad popular” pueden ser las fuerzas más votadas, ya sea a nivel general o dentro del amplio espectro político de la izquierda, incluyendo aquí al PSOE por su base de votantes, fundamentalmente de clase trabajadora.
En esa situación, debemos aspirar a gobernar, aun careciendo de mayoría absoluta. Si el PSOE vota contra nosotros, es él quien perderá toda la autoridad delante de su electorado al favorecer a la derecha. Siendo nosotros gobierno en estas condiciones, un programa de avances sociales a favor de la inmensa mayoría, chocará con las limitaciones del pobre presupuesto concedido por el gobierno central, que amenazará con intervenirnos si pretendemos desobedecer sus restricciones al gasto público municipal.
Ahí es donde una organización como PODEMOS puede y debe dirigir una lucha mancomunada de las poblaciones y autonomías con gobiernos de “unidad popular” por la defensa del sector público y contra los ajustes, para enfrentarse a la represión del PP contra las instituciones díscolas. Una lucha organizada en este sentido, con movilizaciones de solidaridad en todo el país, jugaría un papel enorme de avance en la conciencia política de millones de personas que aún no nos siguen, siendo la única contrapartida posible que haga ver a la gente que hay concejales y diputados que no agachan la cabeza ante los poderosos, preparando en el futuro una victoria en el conjunto del Estado.
La actitud de PODEMOS frente a los gobiernos de coalición
En aquellos lugares donde sea el PSOE el partido más votado, la obligación de nuestra organización debe ser cerrar el paso al poder a la derecha, y así evitar que la dirección del PSOE nos impute demagógicamente el tejer “la pinza” con el PP. Pero la condición debe ser no mancharnos las manos participando en gobiernos que apliquen políticas de ajuste “por imperativo legal”, de la mano del PSOE. En estos casos, solo facilitaríamos el acceso al gobierno del PSOE, cuyo electorado aspiramos a ganar en breve, para irnos inmediatamente a la oposición a luchar en la calle contra la política de recortes que la dirección del PSOE propugne. Desde la oposición, pondremos a votación en cada ayuntamiento o parlamento regional nuestras medidas contra los desahucios y recortes, “retratando” así a los dirigentes del PSOE y a partidos demagogos reaccionarios como Ciudadanos.
Queda mucho por avanzar
Los medios de comunicación de los poderosos están promocionando a Ciudadanos, como forma de cerrar el avance de PODEMOS, contra quien se está ejerciendo una campaña de desprestigio sin igual.
Si no somos aún la fuerza determinante de la política española es porque aún sectores amplios de trabajadores y jóvenes necesitan tener más experiencia, entender que en una época de crisis estructural del sistema capitalista, como la actual, no queda lugar para una política de reformas, como en el pasado, sin atacar los intereses fundamentales de los grandes empresarios y banqueros.
Los pactos postelectorales después de mayo en muchos lugares, y tras las próximas elecciones generales particularmente, evidenciarán la necesidad de colaboración PSOE-PP para asegurar el mantenimiento del régimen del 78. Eso quitará las telarañas de los ojos a millones de simpatizantes que aún se agarran a los faldones del PSOE buscando utópicamente un pasado “tranquilo y estable”que no volverá.
Necesitamos más tiempo para que nuestra organización se asiente y demuestre su quehacer, pero el éxito solo podrá asegurarlo la explicación paciente de un programa de ruptura con el desastre capitalista, y ensanchar nuestra base social participando en la lucha por la defensa del estado del bienestar y los derechos sociales y laborales, en las instituciones y en la calle.